En el primer piso del hotel San Francisco, cientos de periodistas se iban congregando la tarde del 15 de diciembre de 2013. La expectativa era evidente: todos estaban convencidos de que Michelle Bachelet lograría derrotar con creces a su contendora de oposición, Evelyn Matthei (UDI), para la elección de segunda vuelta electoral.
Esto, luego de encuestas arrasadoras y una primaria en la que había triunfado con el 73% de los votos, dejando atrás a Andrés Velasco (13%), Claudio Orrego (9%) y José Antonio Gómez (5%).
En el segundo piso del hotel se congregaba el equipo más íntimo de la actual Presidenta: Rodrigo Peñaillo (ex ministro del Interior), Álvaro Elizalde (ex vocero), Alberto Arenas (ex ministro de Hacienda), Javiera Blanco (ex ministra del Trabajo), María Angélica “Jupi” Álvarez (agregada cultural en la embajada de Chile en Italia), Paula Walker (ex directora de la Secretaría de Comunicaciones, Secom), Robinson Pérez (asesor de Peñailillo) y Carlos Correa (ex subdirector de la Secom).
Al día de hoy, ninguno de esos colaboradores permanecen con Bachelet en Palacio, a excepción de Walker, quien -sin embargo- fue reubicada de su cargo original y se convirtió en asesora del Segundo Piso.
Ninguno de los mencionados quiso relatar esa jornada, pero sí describieron en reserva una noche en la que, a juicio de ellos, la entonces candidata advirtió que venía un desafío histórico: un gobierno reformista que, sin duda, transitaría por un camino difícil.
Ese domingo, el encargado de comunicar cómputos a la Mandataria era Peñailillo. En medio del tumulto, daba vueltas por el hotel con total tranquilidad el hijo de Bachelet, Sebastián Dávalos, junto a su esposa Natalia Compagnon. Aún faltaba un año para que explotara la peor crisis personal y política para la Mandataria: el caso Caval.
Quienes estuvieron con Bachelet ese día, relatan que tras hacer un discurso en plena Alameda, Bachelet recibió el saludo de Evelyn Matthei y posteriormente encabezó un brindis en el hotel, junto a su grupo de asesores. En la conversación agradeció el trabajo realizado, pero les advirtió algo que venía siendo tema de conversación durante la campaña.
Según sus colaboradores, recordó que venían tiempos difíciles con promesas de reformas a la Constitución, a la educación, en materia laboral y tributaria.
“Es un gobierno transformador que estará lleno de tropiezos”, advirtió a sus cercanos, mientras que el equipo siempre tuvo presente que la evidencia internacional testificaba que los gobiernos con cambios estructurales, inevitablemente “navegaron en la oscuridad”.