En el gobierno no saben cuánto realmente va a costar el nuevo plan para ayudar a la clase media anunciado repentinamente por Hacienda en la tarde de este miércoles. El costo, dicen desde Palacio, no era una variable que importara en momentos en que la oposición y una buena parte de parlamentarios del oficialismo insistía, a comienzos de esta semana, en la idea de aprobar el proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de pensiones en periodos de excepción, algo totalmente en contra de los principios de la derecha y de economistas de distintas sensibilidades, que apuestan que no hay otro sistema en el mundo para asegurar mejores pensiones.
Con ese riesgo en mente, la única salida para impedir que ese escenario se acelerara era abultar el plan para ayudar a la clase media en serios apremios económicos por la pandemia, aun cuando tres días antes el propio presidente Piñera había salido con bombos y platillos a celebrar los créditos blandos y postergación de créditos hipotecarios. Anuncios que el mismo día domingo generaron críticas no sólo desde la oposición, porque la iniciativa empeoraba todavía más el nivel de endeudamiento de los chilenos, sino que desde sus propias filas, que alegaban falta de contundencia en la propuesta.
Con ese panorama, era urgente cuadrar a RN, y especialmente a la UDI, que en los últimos días había puesto toda su artillería sobre la mesa para cuestionar la conducción política del gobierno, apuntando los dardos al ministro del Interior Gonzalo Blumel. Varios diputados, de hecho, aseguran que se enteraron del primer anuncio para la clase media, en el momento que se hacía público, y que desde el inicio consideraron que era débil. Además, subrayan que ya habían asumido demasiados costos políticos en varias proyectos previos y ahora no estaban disponibles para volver a cuadrarse con el Ejecutivo y que éste finalmente se terminara sacando la foto con la oposición, dejando de lado al partido que más leal le ha sido durante su administración.
“Nos enteramos del anuncio cuando estaba sucediendo, en la misma lógica de lo que ha sido siempre. Aquí es evidente que ha habido un diseño permanente del gobierno que hay que corregir”, dice el diputado UDI Jaime Bellolio, lo que evidencia un importante déficit comunicacional y de coordinación entre el Ejecutivo y el mundo parlamentario.
Las tratativas
“Si se aprueba el retiro de fondos se inicia la caída del sistema y podríamos convertirnos en Argentina donde se estatizó todo, o en Perú en donde quebró el modelo”. La reflexión es de un economista, pero revela hasta qué punto era importante para el gobierno frenar un debate que genera señales muy complejas para el mercado, sobre todo si se considera que no hay atisbos de que la crisis pase en el corto plazo, y que recursos se van a necesitar con urgencia en los próximos meses.
En Palacio había desesperación total, y las tratativas se dieron a todo nivel para impedir que la propia derecha votara el retiro. Convencidos de que si abrían la billetera para respaldar con más fuerza a la clase media, alineaban a los suyos ofrecieron ampliar el Ingreso Familiar de Emergencia, eliminando requisitos para ampliar la cobertura; aumentaron el subsidio al arriendo, de $150 mil a $250 mil para viviendas con precios de arriendos de hasta $600 mil; se aumentó el plazo de mora de 29 días a 89 días para acceder a la postergación de cuotas de créditos hipotecarios; y se estableció un subsidio directo para préstamos de $650 mil pesos por cuatro meses, o sea $2.600.000, en donde las personas sólo tendrán que devolver $1.950.000, lo que planteaba un avance importantísimo respecto al plan original. Solo esta última parte del plan tendría un costo de US$ 400 millones para un universo que en La Moneda estiman seria para 600 mil posibles beneficiarios.
Pero el anuncio en nada descomprimió las cosas. Y no fue posible convencer a los parlamentarios, lo que dejó en evidencia el desorden y la desafección oficialista, propiciando un golpe durísimo al Ejecutivo y al corazón del comité político, desde donde recalcan que el acuerdo para la clase media se negoció con presidentes de partido y jefes de bancada, lo que indicaría otra debilidad: la incapacidad de la dirigencia para alinear a sus huestes: 4 diputados UDI y 9 RN terminaron adhiriéndose a la iniciativa que permite el retiro de fondos.
¿Se acaba el fair play?
Ya al mediodía en La Moneda sabían que la situación se había puesto cuesta arriba, a pesar del generoso plan para respaldar a la clase media, que por si fuera poco, es mirado con recelo por varios economistas que argumentan que como el crédito está atado a la generación de ingresos de las personas, se genera un incentivo para que éstas trabajen en el mercado informal; y porque establecer un nuevo Ingreso de Emergencia conlleva el riesgo de que, por variadas razones, éste termine siendo permanente. “Era incluso mejor establecer bonos. El plan del gobierno va a generar costos impensados en el futuro”, afirma un economista de la plaza.
Pese a todo, las negociaciones ayer fueron a todo nivel. Hubo onversaciones a puertas cerradas entre ministros y parlamentarios oficialistas a quienes se les explicó en detalle los riesgos de aparecer aprobando un proyecto que a la larga iba a afectar a los cotizantes, quienes verían un impacto en sus pensiones al momento de jubilarse. Quienes participaron en las tratativas reconocen que varios diputados de la UDI que un día antes estuvieron tentados en aprobar el proyecto terminaron por alinearse con el gobierno. Sin embargo, una de las conclusiones de Palacio -donde hasta altas horas de la noche estuvo reunido el Presidente Sebastián Piñera, el ministro del Interior Gonzalo Blumel y el jefe del segundo piso, Cristián Larroulet (ver foto principal)- es que hubo déficit para lograr cuadrar a los descolgados de RN.
En Valparaíso, en tanto, La molestia de los ministros Briones, Alvarado y Monckeberg era total. Así lo reflejaban sus caras al dejar la sesión. “Pudimos haber cometido muchos errores, pero no hay excusas (…) la irresponsabilidad de nuestros diputados es total", subraya una alta fuente de gobierno. "Desde mañana se acabó el fair play, es mejor saber que contamos con menos votos, que creer que parlamentarios son nuestros cuando votan siempre en contra del gobierno”, comentó la misma autoridad minutos después de la votación.
Con todo, en la noche del miércoles un comentario que se instaló con fuerza en círculos oficialistas y de gobierno fue la alta posibilidad de un ajuste ministerial, porque un gobierno no resiste un comité político debilitado, al cual le ganaron el gallito desde su propio sector.