La queja UDI tiene recompensa, se neutraliza división en RN y Evópoli pierde poder
En los tres últimos cambios de gabinete (junio 2019, octubre 2019 y junio 2020), el reclamo de la UDI se evidenció de distintas formas pero con un mensaje unívoco: el partido no tenía la representación que se merecía en la conformación del equipo de ministros. Una molestia que en las últimas semanas, en medio de la peor crisis que ha atravesado el actual gobierno y Chile Vamos, graficó la propia Jacqueline Van Rysselberghe concentrando sus dardos en el ministro del Interior, Gonzalo Blumel. En medio de sus críticas a la falta de conducción política, la senadora afirmó en entrevista con T13.CL que los equilibrios en el gabinete no existían, apuntando a la sobrerepresentación de Evópoli. Un dardo que luego se generalizaría al interior de la UDI -y en otros sectores de la centroderecha- en medio del naufragio del Ejecutivo en la discusión del retiro del 10% de las pensiones en tiempos de pandemia.
En ese contexto, el cambio de gabinete parece atender el constante reclamo gremialista. La llegada de Víctor Pérez a Interior supone la presencia de un hombre de confianza de Van Rysselberghe y representante del tronco histórico de la UDI. Así, el gremialismo retoma su protagonismo en la cartera que condujo Andrés Chadwick hasta el estallido de octubre pasado. Además, en el cálculo general de los cupos partidistas suma un nuevo ministro, con la llegada Jaime Bellolio a otra cartera de alta visibilidad: la vocería de gobierno. Aunque el hasta hoy diputado se ha posicionado internamente como permanente opositor a la gestión de la actual directiva, en las últimas semanas dio una señal clave al alinearse con la posición mayoritaria de su partido, confesando que había cambiado su postura respecto al proceso constituyente pasando del Apruebo al Rechazo.
En el mapa general, RN mantiene su protagonismo en el gabinete, pues las salidas de Alberto Espina y Teodoro Ribera son compensadas por el arribo de Mario Desbordes y Andrés Allamand. Sin embargo, resta por saber el impacto que tendrá en el partido la salida de su timonel y de su principal oponente con miras a los comicios internos de noviembre. Desde La Moneda reconocen que la movida buscaba justamente atenuar el conflicto interno, pero tambien silenciar a dos voces permanentemente incómodas para el Ejecutivo. Un modelo similar al que el propio Piñera implementó en 2011, en su primer gobierno, cuando incorporó a figuras del tonejale del propio Allamand, Pablo Longueira y Evelyn Matthei al gabinete.
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Con todo, el gran perdedor de la jornada es Evópoli. Hace diez días, Hernán Larraín Matte anunció su dimisión a la presidencia de la colectividad, buscando presionar una salida conjunta de los timoneles de Chile Vamos. Su decisión, sin embargo, no tuvo ningún impacto y, por el contrario, puso en el foco la gestión de los ministros Blumel y Briones, tal como mencionó el propio Desbordes este fin de semana. Si el estallido de octubre había llevado al partido a tener un protagonismo en el gabinete que iba más allá de su peso electoral -con sus militantes Blumel, Briones, Gloria Hutt más los cercanos Juan Carlos Jobet y Antonio Walker- el ajuste de este martes lo hace retroceder, asumiendo además como propio el fracaso de la apuesta que Piñera hizo por el hasta hoy ministro del Interior.
El Rechazo gana terreno en La Moneda
Cuando aún no existe claro un horizonte de salida para la pandemia del coronavirus en Chile, los últimos debates legislativos han colocado nuevamente en el foco del debate el proceso constituyente. Con la fecha ya fijada del plebiscito de entrada para el 25 de octubre todas las señales cuentan. Y las que dio Sebastián Piñera este martes reflejan que, al menos, la opción del Rechazo gana terreno al interior de La Moneda.
En el nuevo esquema diseñado por el Mandatario, dos de los tres ministros del área política -Pérez y Bellolio- han expresado su postura en esos términos. Además, uno de los rostros emblemáticos del Rechazo, el senador RN Andrés Allamand, llega a la Cancillería. Por contrapartida, la postura del Apruebo queda representada en Palacio en el nuevo ministro de la Segpres, Cristián Monckeberg.
La llegada de Mario Desbordes a Defensa, en tanto, tiene una doble lectura: si bien se incorpora su manifiesta inclinación por el Apruebo en el complejo puzzle ministerial, también es cierto que dicha visión tendrá una visibilidad menor en un ministerio que por su naturaleza está ajena a los debates de política contingente. Por eso, no son pocos los que leen el arribo de Desbordes al gabinete como una señal más a favor del Rechazo que del Apruebo.
Piñera acaba con el equipo de Apoquindo 3000 y cede espacio a los partidos
En Palacio aseguran que la salida de Gonzalo Blumel era un secreto a voces desde la semana pasada, luego del reiterativo fracaso del comité político en alinear a sus parlamentarios en la votación del retiro del 10%. Todos coinciden eso si que la decisión para Piñera no era fácil: Blumel lo acompañó desde su primer gobierno en distintas posiciones y fue clave en la preparación programática de la última campaña presidencial desde la Fundación Avanza Chile, el espacio donde se cobijó el Mandatario cuando dejó La Moneda por primera vez.
Así, la salida de Blumel representa el fin del equipo de Apoquindo 3000, que además integraban Cecilia Pérez -hoy en el ministerio del Deporte- y Andrés Chadwick, quien dejó La Moneda después del estallido y luego fue acusado constitucionalmente por la oposición. Un símbolo que, según las lecturas que ya se hacen en Chile Vamos, representa también una concesión de poder del Mandatario, quien en el nuevo esquema ministerial abandona su histórico diseño "piñerista" -personas que le respondan a su confianza personal más que a los designios de los partidos- y cede protagonismo a la UDI y RN, convocando a figuras de alto perfil público de ambas tiendas.
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Un nuevo mapa que, advierten en el oficialismo, tiene como principal objetivo mantener un mínimo de disciplina en el bloque con miras a los 18 meses que aún restán de gobierno, periodo que estará marcado por el devenir de la pandemia, la crisis económica subyacente y un carrusel de elecciones. el objetivo principal, aseguran, es no repetir el desbande de las últimas semanas en el Congreso. La duda, que se mantiene, y es si en pos de ese objetivo, el propio Mandatario también hará modificaciones a su estilo y estrategia y dejará mayor espacio a sus ministros y a los mismos partidos a los que hoy recurre, delegando responsabilidades y espacios en un contexto en que, de acuerdo a distintas encuestas de opinión pública, se ha consolidado nuevamente el rechazo que genera su figura.