Un repaso de la agenda de probidad realizó la Presidenta Michelle Bachelet en el marco de su discurso en el seminario internacional “Combatiendo la corrupción: Chile y el mundo”, organizado por Espacio Público.
En la oportunidad, la jefa de Estado destacó que "hemos concretado todas las medidas administrativas de la agenda, todas las que nos comprometimos están ya funcionando y en cuanto a los proyectos de ley, de 19 proyectos de ley hemos enviado 16, 7 ya han sido aprobados y otros están siendo discutidos".
Bachelet reconoció que aún hay dos proyectos que queda por ingresar: protección de datos personales y el del defensor Ciudadano. Según afirmó, se enviarán al Congreso "prontamente".
La Mandataria destacó la aprobación de la ley de probidad para la función pública, que extiende la aplicación de la declaración de patrimonio y crea la figura de fideicomiso ciego; el fin de los aportes a las empresas a la política, con sanciones como pérdida del escaño; la autonomía del Servel; la modificación de las normas sobre partidos políticos.
"La lucha contra la corrupción tiene una dimensión ética y legal, pero al mismo tiempo sociopolítica. De la primera nos hacemos cargo introduciendo las regulaciones, creando instituciones, junto con el esfuerzo que nunca será suficiente de acompañar restricciones e incentivos con el desarrollo de una cultura de probidad en la función pública. Pero si querremos comprender y abordar el problema en un contexto mayor y las implicancias sociopolíticas que tiene, es imprescindible ampliar la mirada", comentó.
La desconfianza en el sistema político sumada a estas nuevas formas de activismo ciudadano tienen dos implicancias eventuales que deterioran la convivencia democrática: el abstencionismo y el populismo: por eso debemos crear los instrumentos para reconocer y conducir esta nueva oleada democrática, instrumentos creativos y valientes
Bachelet remarcó que "crisis de probidad ha habido muchas en la historia, con las consecuencias conocidas sobre la legitimidad de las instituciones de los partidos políticos, pero es claro que las complejidades que hoy atraviesan muchos países tienen una naturaleza específica, asociada a una nueva ciudadanía que ha emergido, hija del propio progreso social, más educada y más consciente de sus derechos, y que exige ser parte activa en las decisiones públicas".
"Debemos asumir que lo que está cuestionado es el carácter eminentemente delegatorio de los regímenes políticos y es precisamente esta demanda ciudadana, por ejercer plenamente su soberanía, lo que ha elevado las exigencias de transparencia y reducido la tolerancia a la corrupción", remarcó.
La Presidenta comentó que esta mayor exigencia "aunque genere evidentes tensiones en el corto plazo, yo creo que tenemos que celebrar esta tendencia, pues asegura una democracia más sólida en el largo plazo"
Con todo, Bachelet advirtió que "la desconfianza en el sistema político sumada a estas nuevas formas de activismo ciudadano tienen dos implicancias eventuales que deterioran la convivencia democrática: el abstencionismo y el populismo: por eso debemos crear los intrumentos para reconocer y conducir esta nueva oleada democrática, instrumentos creativos y valientes".