Este lunes la agente chilena ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, Ximena Fuentes, llegó hasta la secretaría del tribunal para entregar la memoria de Chile en el caso de la demanda presentada el 6 de junio de 2016 por el río Silala.
En el documento, que consta de seis tomos, se entregan los argumentos jurídicos y técnicos que buscan convencer a los jueces de que el Silala es un curso de agua internacional compartido por Bolivia y Chile.
Según los informes técnicos que se incluyeron en la memoria, el Silala, que tiene un metro de ancho y que pertenece a la hoya hidrográfica del Loa, es un río de 8.400 años de antigüedad que nace a 4.400 metros de altura en territorio boliviano.
Con 10 kilómetros de extensión, de los cuales 4 están en Bolivia y el resto en Chile, el Silala cruza la frontera a través de una quebrada que tiene una pendiente entre un 4 y 5%, a 4.277 metros de altura. Según se indica en la memoria, por efecto de la fuerza de gravedad, el agua sólo puede escurrir hacia Chile, caudal que cruza la frontera con un promedio de 170 litros por segundo.
El giro de Bolivia
En el documento además se da cuenta del "cambio de opinión" de Bolivia en torno al Silala. Según señala Chile, el país altiplánico reconoció el carácter de internacional del río por 100 años, lo que se ejemplifica con el mapa del Tratado de Paz y Amistad de 1904, el que fue aprobado por ambos países, y donde aparece cruzando ambos países, entre el cerro Silala, y el cerro Inacaliri.
En el documento presentado ante la CIJ además se adjunta un mapa de 1884 donde también aparece el río, dando cuenta así de su antigüedad.
Otro ejemplo de esto, son las concesiones que entregó Chile, en 1906, y Bolivia en 1908, al Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, donde el país vecino no desconoció la naturaleza internacional del río y la existencia de sus aguas en territorio chileno.
Sin embargo, en 1999 Bolivia cambió su postura asegurando que el Silala es un manantial cuyas aguas están exclusivamente en su territorio y son desviadas artificialmente hacia Chile, todo esto en respuesta a las notas diplomáticas enviadas por Chile donde se planteaba la preocupación por las declaraciones sobre el Silala.
Tras diversas negociaciones, el tema del Silala fue incluido en una agenda bilateral y se llegó a un principio de acuerdo, el que pese a todo fracasó en 2010 luego que Bolivia pidiera una compensación por el uso pasado del agua, asegurando ser dueña del 100% del río.
Según explicó la agente chilena, lo que se busca es que la Corte Internacional reconozca el uso "equitativo y razonable" de las aguas, es decir, que las aguas del río deben ser compartidas por ambos países en partes iguales, lo que incluye compartir información sobre los usos que se le da.
La demanda
Debido a dichos antecedentes, Chile optó en 2016 por adelantarse a Bolivia y presentar una demanda ante la CIJ, luego de que el propio presidente altiplánico, Evo Morales, amenazara con acudir a dicho tribunal por el tema, asegurando que Chile "roba" las aguas del río y que hace un "uso ilegal" de las mismas.
En la demanda, se solicita que la corte falle que el Silala es un río internacional; que ambos países tienen derecho al uso de sus aguas según indica el derecho internacional; que Bolivia debe prevenir y controlar la contaminación del cauce; y que debe informar de las medidas que puedan tener un efecto negativo sobre el caudal, así como intercambiar información al respecto.
Según los plazos del proceso establecidos por la CIJ, Bolivia ahora tendrá un año de plazo, hasta el 3 de julio de 2018 para presentar su contramemoria, momento en el que también podría contrademandar a Chile en este caso.