El 5 de agosto el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG) informó la salida de Isabel Amor Alfaro como directora regional del organismo en la región de Los Ríos, pese a que había sido nombrada sólo dos días antes.
La razón que explicó en aquella ocasión el organismo, mediante un comunicado de prensa, fue “pérdida de confianza” con la socióloga que se destacó hace algunos años al asumir como directora ejecutiva de la Fundación Iguales.
Duró dos días como directora del SernamEG en Los Ríos: Quién es Isabel Amor, removida por “pérdida de confianza”
“Respecto a los motivos en que se funda la revocación de este nombramiento, este se encuentra estipulado en la normativa de ADP, que faculta la remoción por distintas causas, entre ellas, la pérdida de confianza”, dice el comunicado.
Este martes, el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género emitió otro comunicado en el que descartan que la salida de Isabel Amor de su cargo tenga relación con la condena contra su parte, sino que dicen que responde a “sucesivas omisiones de información relevante y acciones por parte de esta profesional".
"Entre ellas, destacan no informar de las dificultades de su relación con agrupaciones de Derechos Humanos; la resistencia a asumir el diálogo con las asociaciones de funcionarios de SernamEG a nivel regional como parte natural del ejercicio del cargo; comentarios desafortunados relativos a la condena de su padre, expresados al conocer al equipo del Servicio que trabaja en la región de Los Ríos", dice el comunicado.
“Omisiones de información relevante”: SernamEG explica salida de Isabel Amor tras dos días como directora en Los Ríos
Sin embargo, la propia Isabel Amor se manifestó disconforme con la explicación dada y adelantó que ejercerá acciones judiciales por el caso.
“Me ofrecieron un trabajo sabiendo todo de mí. Dejé mi empleo anterior. Me trasladé de región. Me piden hoy la renuncia, a dos días de asumir”, escribió en su cuenta de Instagram.
Quién es el padre de Isabel Amor
Manuel Antonio Amor Lillo, padre de Isabel Amor, fue condenado en abril de 2024 a tres años y un día de presidio como cómplice del secuestro calificado de Luis Corvalán Castillo, ingeniero agrónomo e hijo de quien fuera secretario general del Partido Comunista (PC) Luis Corvalán Lepe.
El hecho, que fue reconocido por Amor Lillo según su propia hija, ocurrió en septiembre de 1973, los primeros días de la dictadura cívico-militar.
Amor Lillo, junto a otros tres militares, fueron condenados a tres años y un día de presidio, mientras que otros cinco exmilitares fueron condenados a cinco años por delitos de lesa humanidad.
Isabel Amor ya había sido cuestionada por grupos de familiares de detenidos desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet, cuando asumió el cargo de jefa regional del Ñuble del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
En entrevista con la revista Sábado, Isabel Amor se refirió a la condena de su padre y contó cómo fue el diálogo que tuvieron ambos sobre el tema.
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“También le pregunté si sabía más cosas o si había participado en otras y me respondió que no. Me dijo que le había dicho todo lo que sabía del caso a la policía, a nuestra familia y a mis hermanos. Me explicó que lo mandaron a cargo de un hospital de campaña donde cumplía funciones de médico y administrativas”, aseguró.
Según el expediente del caso, se comprobó que Manuel Amor estuvo “a cargo del Hospital de Campaña en el Estadio Nacional en la época de sesiones de tortura que fue sometida tanto la víctima como muchas otras personas que se encontraban en el recinto privadas de libertad”.
“Me respondió que no, que él no había torturado a nadie, que eso lo hacía gente más especializada, personas que traían del extranjero y que venían de otras dictaduras. Me dijo que esto lo supo años más tarde”, respondió Amor.
En aquella entrevista también contó del distanciamiento que tuvo hace algunos años con su padre por “motivos políticos”.
“Nos distanciamos por motivos políticos, después por mi lesbianismo. Le costó muchísimo entenderlo, pero logró aceptarlo cuando se dio cuenta que María y yo somos una familia como cualquier otra”, relató.