-¿Usted cree que fue imprudente el Presidente Boric al premiar a Baltasar Garzón?
-Voy a ser bien franco, sin restarle importancia a la insignia conmemorativa de los 50 años, eso no es una condecoración. Le doy un ejemplo: nosotros tuvimos el 90º aniversario del Partido Socialista hace algunos meses, y hay una cantidad de viejos militantes como yo, a quienes nos dieron una insignia por la efeméride.
De la misma manera, Boric al encontrarse con Garzón, le dio una medalla conmemorativa por los 50 años del Golpe. No veo cuál es la imprudencia, francamente, ni entiendo por qué se ha armado tanto escándalo con esto.
-Cuando se estaba yendo de Bruselas, al Presidente le preguntaron quién había sido el que tomó la decisión. Y la verdad es que quedan dudas. ¿Fue una idea de él o de un grupo de personas?
-Cuando uno se encuentra con alguien, a mí me ha pasado muchas veces, es habitual que uno tiene algo para regalar y lo entrega como recuerdo. Eso fue. Me parece absurda esta demonización de Garzón.
-¿Fue improvisado el encuentro?
-Garzón tenía una audiencia con él. No sé con cuánta anticipación, necesaria para este tipo de reuniones, se hizo.
-Usted vivió todo el proceso con Garzón, cuando Pinochet fue arrestado en Londres, el 16 de octubre de 1998, y todos en el país vivimos ese tiempo muy intensamente. La Concertación tuvo que defender al ex dictador y traerlo a Chile.
-Nosotros no defendimos al dictador. Lo que defendimos y seguiremos defendiendo siempre es la prerrogativa de un país soberano de manejar sus principales instituciones; en este caso los tribunales de justicia. Un país que no es capaz de hacer justicia en el país mismo, quiere decir simplemente que no es un país independiente. Es otra cosa, una colonia. Nosotros no somos colonia de nadie.
Esa fue la política que seguimos. Me parece que es importante decir que a la altura de la detención de Pinochet había en Chile un solo juicio de DDHH abierto por Gladys Marín por el asesinato de su marido. No había ninguno más que estuviera activo en ese momento.
-¿El Poder Judicial no avanzaba en casos de DDHH?
-Después del regreso de Pinochet la actividad fue enorme, como ha sido hasta ahora. Yo lamenté mucho que el juez Guzmán no hubiera podido interrogar a Pinochet como lo esperaba en su momento. Eso no quita que el desafuero de Pinochet por la Corte Suprema es un momento histórico muy fundamental.
Es la condena del dictador, cosa que no había ocurrido en otra parte, y que lamentablemente fue menos noticiosa que su arresto en Londres. Desde el punto de vista de la justicia, la detención de Pinochet desató una cantidad enorme de juicios que realmente fueron muy importantes. Ahora, ¿quien los motivó: Garzón o el Gobierno de Chile? No lo sé. Lo importante es que se hicieron.
-¿A usted le costó hacer ese ese trabajo? A veces uno tiene que hacer algo, aunque no sea grato.
-Cuando uno tiene obligaciones tiene que cumplirlas. Es bien simple, como lo dijo alguien en el pleno del Comité Central del PS en que se discutió el tema: “Si no nos gusta, entonces salgámonos del gobierno”.
-¿Usted carga con esta mochila de haber traído a Pinochet de vuelta a Chile?
-No cargo con ninguna mochila por Pinochet. Yo no lo traje, fue una política de Estado. Es completamente falso que me haya perjudicado. Por el contrario, mi aprobación en las encuestas ascendió sustantivamente después del episodio Pinochet.
-¿Usted cree que el canciller Alberto Van Klaveren se sentía cómodo con la idea de honrar a Garzón?
-Fue el regalo de una insignia. Eso no es ninguna honra. No creo que la foto de Garzón recibiendo la medalla significa que está siendo honrado por el gobierno de Chile.
-¿Usted lo reconocería personalmente a Garzón?
-Si tuviera la medalla a mano, por cierto, se la daría si me encontrara con él.
-¿Por qué?
-Porque lo conozco. Trabajó con la OEA cuando yo estaba ahí. Lo contratamos para algunos trabajos en Colombia y en Venezuela. Te digo una cosa: si cuando el señor Garzón estaba dando clases en la Universidad de Nueva York, en la Cátedra Rey Juan Carlos probablemente le habría regalado la medalla. ¿Cuál es el problema?
-¿No hay cierta contradicción entre haberse opuesto a la idea de Garzón de juzgar a Pinochet en España y ahora dice que le daría una medalla ?
-Yo no tengo ningún problema que le hayan dado la medalla y el hecho de haber discrepado con él, a mi juicio, no tiene ninguna importancia. Estamos hablando de un gesto de buenas maneras y de acercamiento con una persona que no nos ha hecho ningún agravio. Él hizo lo que pensaba. Nosotros pensábamos distinto. Tuvimos una diferencia. Pero esas cosas han quedado en un pasado bastante más vasto.
-El estuvo a favor del mar para Bolivia, ha intentado arbitrar en el conflicto mapuche…
-En lo de Bolivia, no estuvo. Él no aparece en ningún juicio respecto de Bolivia. No figura.
-Pero él ha expresado su opinión favorable a la postura boliviana…
-El puede tener su opinión. Muchos chilenos también la tienen en ese sentido.
-El año pasado apareció apoyando a la primera línea del estallido social.
-Como muchos chilenos lo hicieron. ¿Vamos a vivir denostándonos unos a otros por eso?
-En general, ¿qué le ha parecido la gira del presidente Boric en Europa?
-Excelente, y muy importante.
-¿En qué sentido?
-Porque tenemos pendiente un acuerdo con la Unión Europea que estamos por hacer. Por lo demás, todos los presidentes de Chile han ido a Europa porque es clave para nuestro futuro.
-¿Qué es lo más importante que usted destacaría de esta gira?
-Fundamentalmente la participación en la reunión de la CELAC, el discurso del presidente Boric.
-¿Cómo evalúa su postura sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela? ¿Pudo ser más firme?
-Bien. Todos conocemos la opinión del Presidente, y ha sido muy coherente al respecto.
-Pero rechazó las sanciones a esos países…
-Yo tampoco soy partidario de las sanciones. Creo que las sanciones no sirven para nada. Más aún, las rupturas de relaciones no sirven para nada tampoco. Lo único que hacen es afirmar los regímenes que existen. Si Estados Unidos hubiera terminado el bloqueo hace 20 años atrás, seguramente la situación en Cuba sería muy distinta.