Enrique Correa: “El Gobierno tiene que negociar, ceder y hacerle rápido ofertas atractivas a Chile Vamos, sino no habrá reformas”
-¿Cómo ves el escenario tras la derrota del oficialismo en las elecciones del 7 de mayo?
-El hecho más trascendental es el triunfo del Partido Republicano, por tres razones importantes. Primero, porque es prácticamente dueño del Consejo Constituyente. Puede vetar, aprobar y, junto con la derecha, imponer. Segundo, los republicanos se convierten en candidatos a liderar la derecha. Por lo tanto, Kast puede convertirse en líder de la derecha en su conjunto. Y tercero Kast queda posicionado, y muy bien posicionado, como candidato presidencial. No tengo recuerdos que a estas alturas un candidato haya quedado tan bien posicionado como él.
-¿Cómo piensas que Kast va a administrar ese capital político?
-Eso está por verse, Kast está donde está porque ha mostrado competencia. Pero no todo es coser y cantar para él. En primer lugar porque construyó un programa que no le sirve para gobernar. Es un programa de extrema derecha parecido al que puede tener la extrema derecha en Europa o en otras partes. Los presidentes no se hacen con programas que están en los extremos. Tiene que hacer un largo recorrido desde su programa extremista hasta uno que le permita gobernar. No es una tarea sencilla.
-¿Por qué?
-El Partido Republicano está montado en medio de una gran marea, pero todavía no se sabe si va a poder estructurarla, organizarla. Republicanos no es la UDI o el PS, que tienen muchos problemas, pero son partidos estructurados. Todavía no es un partido, es un movimiento, donde lo fundamental es la relación del líder con los seguidores, donde hay de todo. Entre sus seguidores hay fanáticos, no digo que todos, pero los hay. En el programa de Kast hay cosas absurdas como salirse de la ONU. Entonces republicanos tiene que ser depurado, ese el primer recorrido que tiene que hacer. Desde un programa a gusto de ellos a un programa con el que puedan gobernar el país. Hay que ver cuánto es capaz Kast de disciplinar los instintos más básicos de sus seguidores.
-¿Hasta qué punto su destino depende de lo que pase en el proceso constituyente?
-Depende mucho. Si los republicanos no logran construir una constitución que interprete a todos, corren el grave riesgo de tener un rechazo a esa constitución y sería un tropiezo, por más que también sea un tropiezo para el gobierno. Y otro punto que tienen que resolver es su relación con la centroderecha.
-¿Cómo ves esa relación?
-La centroderecha tiene un rasgo que la caracteriza, y que le da razón de ser incluso, que es su apertura al diálogo, a la búsqueda de acuerdos. La centroderecha ha sido parte de la política de acuerdos, como el PS, la DC, el PPD. Y Kast surgió como líder político oponiéndose a eso. Va a tener entonces que retornar a un cierto entendimiento con esta derecha cuya vocación es el acuerdo.
-¿Qué desafíos le plantea al gobierno eso?
-Un primer tema es que el gobierno debe reconocer que fue derrotado, no una sino dos veces. Primero en el plebiscito de septiembre, cuando fueron derrotadas las ideas refundacionales. Y otra vez ahora. Yo creo que la razón del triunfo de Kast es el explosivo crecimiento de la demanda por seguridad, que es transversal. En todos los lugares donde la demanda de seguridad sube en forma explosiva, tiende a subordinar las demandas más sociales. Incluso tiende a que mucha gente estime que se pueden sacrificar muchas libertades por seguridad. El gobierno no puede perder de vista que está derrotado. Tiene un poco más de un tercio. Y no alcanza a ser un tercio en el proceso constituyente. Por el momento es un gobierno de un tercio contra dos tercios.
-¿En ese escenario, qué debería hacer?
-Este no es el país que el gobierno quisiera dirigir, pero es el que tiene que dirigir. Este es un gobierno que quiere reformas y este un país que lo primero que quiere es seguridad. Si no tiene conciencia de eso, puede negar la realidad y actuar de acuerdo a sus deseos, cosa que es contradictoria con gobernar. Hay cuatro temas que tiene que tomar en cuenta. El primero es que no puede perder de vista que la prioridad es la seguridad.
-¿Cuál sería el segundo?
-El país necesita reformas y, para tenerlas, el gobierno tiene que acordarlas. No hay una mayoría que clama por reformas, ni están los votos para cualquier reforma. Por lo tanto, hay que negociarlas y, como decía la ministra del Trabajo, negociar es también ceder. Se trata de negociar, ceder y acordar. La discusión de cuánta fidelidad hay al programa no es conducente. Lo que sí es conducente es que si quieres reformas tienes que ceder.
–¿Cuál sería el tercer tema?
-La disciplina fiscal, tener claro por qué el gobierno no está en un desastre. No lo está porque tiene una muy buena conducción económica, ha sabido manejar la recesión, tiene una política fiscal ejemplar, harmónica con la política monetaria del BC, como no la habíamos tenido desde hace muchos años. He escuchado voces que dicen por qué tanta política fiscal, gastemos en esto en lo otro. En la medida que el gobierno se salga de su política fiscal habrá roto su viga maestra. Y, cuarto, el gobierno tiene que hacer gestión.
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-¿A que atribuyes que haya sido negligente con la gestión?
-Es probable que obedezca a una cierta cultura política que valora mucho el discurso, que considera que el discurso político, la prédica política es una función muy esencial del gobierno. Y es una función del gobierno, pero no tan esencial. Eso ocurre probablemente porque el discurso, la elucubración intelectual, la discusión intelectual, la cultura es un atributo de la clase media chilena. Y este es un gobierno de la clase media porque Kast le ganó a los pobres. Por primera vez la izquierda no tiene a los pobres. El Partido Republicano es el señor de los pobres. Y eso en un gobierno que se ha propuesto la igualdad. Algo ocurre, entonces entre la gestión y el discurso.
–¿Las señales que ha dado después de la derrota van en esa dirección?
-Yo creo que todavía la discusión sobre los resultados electorales no va al fondo. Lo que he visto por lo menos es que cada partido cuenta como le fue. Cada dirigente de partido dice nos fue bien, nos fue más o menos. Pero es diferente que a ti te vaya bien cuando tienes un 50% que cuando tienes poco más de un tercio. Es básico entender que se tiene menos fuerza que la que se tenía al comienzo. Si no lo percibes, vas a seguir soñando que puedes hacer más de lo que puedes.
-¿No existe conciencia de eso en el gobierno?
-Probablemente las voces más expertas, los ministros más profesionales, que son Carolina Tohá, Mario Marcel, Jeannette Jara y Álvaro Elizalde, tienen muy claro que tienen que actuar con un universo de fuerzas más reducidas. Sin que eso sea asumido -y sea sincerado a nivel de discurso- no creo que se pueda avanzar mucho en esa dirección. Lo primero es reconocer que yo tengo poco más de un tercio y la oposición tiene dos tercios. Y lo que yo tengo que hacer es concretar acuerdos con los que he concretado acuerdos siempre, que es la centroderecha. Y para eso tengo que hacer ofertas atractivas, que le representen a la centroderecha una ganancia.
-¿Cuáles son las cosas principales en esa línea?
-Un pacto tributario estable. El gobierno lo necesita. El ministro Marcel ha estado conversando con grupos importantes, empresarios, grandes empresarios, grupos gremiales, ha estado conversando con Chile Vamos. Si hay condiciones, tendrá que hacer un acuerdo para que haya dos tercios en el Senado e insistir en la reforma tributaria. El otro camino es esperar un año. Y si se espera un año habrá que legislar una reforma tributaria en año electoral, lo que nunca es fácil. También está la reforma de pensiones. Pero lo importante es negociar y llegar a acuerdos luego.
-¿Por qué?
-Porque esta centroderecha distinta de Kast va a seguir siendo distinta de Kast en la medida que le resulte atractivo llegar a acuerdos con el gobierno. Si no, va a estar más cerca de Kast. Nadie va a negociar contigo porque le dices, mire que buenas son mis ideas, reflexione y va a cambiar de opinión.
-Se trata de dame aquí y toma allá.
-Hay que negociar, ceder para obtener y acordar. El gobierno necesita reformas rápido y tiene que ceder y hacerle ofertas atractivas a Chile Vamos. Y hay un punto que tiene a su favor el gobierno: el país tiene que avanzar hacia un estado de bienestar si quiere ser estable. Porque la economía y la pandemia dejaron claro tres cosas: 1) tenemos una economía muy fuerte, que era capaz de resistir. 2) que teníamos una sociedad muy frágil que siempre estaba al borde de volver a la pobreza. 3) Un sistema político multifacético, capaz de grandes acuerdos y capaz de sentirse terrible y fatalmente atraído por el populismo. Por eso el corazón de la constitución que viene es el estado social. Si estamos de acuerdo con el estado social, todo lo demás viene por añadidura.
–¿Hasta qué punto las dificultades que ha enfrentado el gobierno tienen que ver con las dos almas?
-El presidente respalda a sus ministros, ha respaldado al ministro de Hacienda y su política de responsabilidad fiscal. Respalda a su ministra del Interior y sus acuerdos de seguridad. También el presidente tiene que seguir contando con las simpatías de su ala mas izquierda. En este equilibrio cuanto respalda a esos ministros y, por otro lado, hace gestos para no perder sus apoyos de izquierda, está la clave en su éxito o no como presidente.
-No parece una tarea fácil.
-Hay un punto clave: este es un gobierno debilitado pero no inerte. Porque los gobiernos tienen muchas facultades. Ha tenido dos derrotas, pero tiene muchas atribuciones, tiene parlamentarios, gobernadores, alcaldes, tiene fuerza institucional, fuerza burocrática. Puede recuperar un poco de terreno. La pregunta que hay que hacerse es si puedo proyectar lo que ahora pasó de aquí a un año. El problema es si sales del tercio o no puedes salir. Si no sales, y viene la elección municipal la situación puede ser muy delicada.
–¿El tiempo juega a favor de Kast?
-Por eso que el acuerdo sobre las reformas tiene que ser luego. Porque si seguimos en un tironeo y demoran y demoran, eso favorece el mayor dominio de Kast. Las municipales nos van a demostrar si el gobierno recuperó terreno o quedó encerrado en su tercio. O el presidente hace una oferta atractiva a Chile Vamos o no hay reformas. Si tu no estás dispuesto a ceder, pasan de ser decisiones políticas a ser sueños. Y de los sueños no se vive ni se gobierna. No solo se trata de ceder, sino de ceder a tiempo. Tiene que ser rápido.
–¿De cuánto tiempo estamos hablando?
-El presidente tiene su mensaje el 1 de junio y creo que a fines de junio o julio tendría que estar listo. Este es un momento decisivo para el Presidente Boric. Aquí el punto clave es el entendimiento entre el PS y la UDI. Ellos fueron los que permitieron el nuevo acuerdo constitucional. Si ese vínculo se deteriora, es muy mala noticia para el gobierno y probablemente para la gobernabilidad.