Un intercambio de saludos protocolares por escrito fue el inicio de la relación entre el canciller Heraldo Muñoz y su nuevo homólogo boliviano, Fernando Huanacuni, que asumió el cargo el 23 de enero pasado.
Huanacuni reemplazó en el Ministerio de Relaciones Exteriores a David Choquehuanca, quien fue canciller de Evo Morales durante 11 años. En ese tiempo, las autoridades chilenas aprendieron a conocer los códigos del diplomático, una las figuras del Gobierno paceño que mantiene fuertes vínculos con las comunidades indígenas.
Hombre reservado, pero duro, Choquehuanca tuvo al frente a varios cancilleres chilenos, como Alejandro Foxley, Mariano Fernández, Alfredo Moreno y al final al propio Muñoz.
Ahora, en cambio, en la diplomacia chilena desconocen cuál será la estrategia de Huanacuni con Chile. Con habilidades distintas a las de Choquehuanca, el nuevo canciller boliviano es visto como un hombre más extrovertido que su antecesor y de buen trato.
Su arribo a la Cancillería paceña trajo de la mano otro cambio clave en la estructura del ministerio. Uno de los primeros movimientos que realizó Huanacuni fue –a 10 días de jurar- remover al vicecanciller Juan Carlos Alurralde, mano derecha de Choquehuanca y pieza esencial en el entramado de la estrategia por el Silala. En su lugar nombró a Guadalupe Palomeque, diplomática de carrera que conoce de cerca a Chile.
En la Cancillería estuvo encargada de la relación bilateral con Santiago y lideró algunas direcciones relacionadas con la región.
Como sea, en Santiago creen que el enfoque político de La Paz no debiera tener mayores modificaciones. “Yo esperaría un mejor clima, pero no me hago ninguna esperanza”, dijo hace dos semanas el canciller Muñoz sobre su expectativa de la relación con las nuevas autoridades bolivianas.
Como sea, hasta ahora tanto Huanacuni como Palomeque no han realizado declaraciones respecto de Chile, lo que alimenta el hermetismo sobre cómo será la relación.
Alegatos orales podrían coincidir con presidenciales
Este lunes Morales partirá rumbo a La Haya junto a su canciller y una delegación que se reunirá en Holanda para terminar la réplica de la demanda en que solicitan a la Corte establecer la obligación de negociar una salida soberana al mar.
El Mandatario paceño estará tres días en esa ciudad para terminar el documento que Bolivia debe presentar ante el tribunal internacional el 21 de marzo próximo.
Seis meses después Chile tendrá que presentar su dúplica (el 21 de septiembre), lo que pondrá fin a la etapa escrita del juicio.
Luego, la Corte debe convocar a ambos países a la fase oral del litigio. Según los cálculos de la diplomacia chilena los alegatos orales podrían coincidir con las elecciones presidenciales de noviembre, o postergarse hasta marzo del 2018, época en que debe asumir en La Moneda el sucesor de Michelle Bachelet. Así, se espera que el fallo se conozca a mediados del próximo año.