El emblemático "nunca más" del Ejército que hizo Cheyre en 2004
“¿Excusa el escenario de conflicto global ya descrito las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile? Mi respuesta es una e inequívoca: no. Las violaciones a los derechos humanos nunca y para nadie pueden tener justificación ética”. La frase forma parte de la columna "Ejército de Chile: el fin de una visión", escrita por el entonces comandante en jefe del Ejército y publicada en el diario La Tercera el 5 de noviembre de 2004.
El texto -en que el entonces jefe militar realiza un explícito “nunca más”- reflejó buena parte del rol que Cheyre buscó asumir por esos años, con miras a tomar distancia del legado de Augusto Pinochet y profesionalizar la labor de la institución.
En esa línea, en esa columna de noviembre de 2004, el Ejército -en voz de su comandante en jefe- asumió por primera vez la responsabilidad institucional en las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el régimen militar.
“El Ejército de Chile tomó la dura, pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado. Además, ha reconocido en reiteradas oportunidades las faltas y delitos cometidos por personal de su directa dependencia; las ha censurado, criticado públicamente y ha cooperado permanentemente con los tribunales de justicia para, en la medida de lo posible, contribuir a la verdad y a la reconciliación. Asimismo, se ha condolido por los sufrimientos de las víctimas de estas violaciones, reconociendo que recibieron un tratamiento que no se condice con la doctrina permanente e histórica de la institución. Unas violaciones que no justifica y respecto de las cuales ha hecho y seguirá haciendo esfuerzos concretos para que nunca más vuelvan a repetirse”, escribió en esa oportunidad.
“Yo no pedí perdón”
En febrero de 2006, poco antes de dejar su cargo en la institución castrense, Cheyre dio una entrevista a revista Caras. Ahí, abordó su columna de dos años atrás.
“-Usted pidió perdón por la actuación del Ejército…
(Interrumpe y corrige) No, yo no pedí perdón. Eso es un acto vacío en comparación con lo que hicimos: reconocer que se trataba de una responsbilidad institucional.
-Su paso al frente permitió que otros tuvieran el mismo gesto, ¿hubo civiles que faltaron?
No soy quien para decirlo. Pero para que este clima de violencia no se repita, nunca más tiene que volver a darse el origen y las causas de violencia; el quiebre de la sociedad democrática, ni las instigadores. Nunca más debe haber gente que, en el cumplimiento de lo que cree es un llamado ante una crisis, transgreda un compromiso con derechos que son vitales, como lo hizo personal del Ejército. Aquí se generó un clima que no se controló, se sobrepasaron las instituciones y la legalidad. Respondo del círculo que yo puedo cerrar, pero que para que el todo funcione, no puede haber caso, odio, transgresión a la ley, llamados de actores pasivos a intervenir y que después se olvidan o toman palco. ¡Ellos también tiene nombre!”.
En dicha entrevista planteó su petición de “aplicación objetiva de la ley”.
“No me siento un traidor. Siempre tiene un precio tomar una posición. Nunca se sabrá cuánto ha costado esta procesión dentro del Ejército… Las heridas se curan, pero las cicatrices quedan. En gran parte de la sociedad están sanadas, salvo para dos sectores: quienes sufrieron la violación de sus derechos y perdieron a sus seres queridos. Y quienes están siendo procesados después de 30 años”.
-¿Son comparables ambos dolores?
No es igual quien asesina que quien es objeto de los atropellos, independiente de las razones que haya tenido para estar ahí. Pero esa herida en el sector militar es muy fuerte. Hay personas cuyo nombre se ha basureado para después concluir que no eran culpables… Sé de gente que a los 18 años tuvo que hacer cosas que nunca imaginó; oficiales a quienes les he tenido que negar el ascenso a general por estar indirectamente vinculados a algún caso. Y por eso aspiramos a la aplicación objetiva de a ley”.
Su relación con Pinochet
“Pinochet dejó de ser historia. Y a todos nos hace mal que siga estando en el centro. No ayuda a Chile, ni a hacer justicia objetivamente. El está en el ocaso de su vida y ya no tiene gravitancia alguna en el quehacer político. Que se le dé tanta importancia sólo produce ruidos e interpretaciones que no le hacen bien ni a él, ni al país ni a su familia. Adicionalmente, se produce un tratamiento diferente a cualquier ciudadano”, decía en 2006 el aún comandante en jefe del Ejército.
En ese momento, Cheyre definía su relación con Pinochet como el “contacto de un comandante en jefe con un ex presidente de la República”. Era una relación, según señalaba “excelente dentro de lo que corresponde, nunca ha interferido con mi tarea. Reconoce lo que he hecho y eso lo valoro. Jamás me ha cobrado abandono o traición, al contrario”.
En otra entrevista en el semanario Siete+7, en enero de 2004, indicaba que "en el Ejército hay 236 generales en retiro, los invité a una reunión, 18 me mandaron excusas y fueron 200, y les hice presente que mi lealtad no es con el general Pinochet. Mi primera lealtad es con el Ejército y dentro de la institución que vivió la excepcionalidad mi lealtad tiene que ir desde su comandante en jefe hasta el cabo menos antiguo. También les expliqué qué se entiende por lealtad, y lo entendieron".