Carlos Peña: "En educación, al gobierno habría que ponerle menos que un 4,0, sin ninguna duda"
Reprobado "totalmente" estaría el gobierno de Michelle Bachelet en materia de educación, si del profesor Carlos Peña dependiera.
En entrevista con T13.cl - realizada por el director general de prensa de Canal 13, Cristián Bofill,- el rector de la Universidad Diego Portales dice que el mayor problema de la actual administración fue un error de diagnóstico inicial, en el sentido de que el malestar ciudadano apuntaba a un cambio radical del modelo.
Además, dice que ve rasgos "populistas" en la candidatura presidencial de Alejandro Guillier y que Ricardo Lagos ha lanzado su repostulación a La Moneda "renunciando a ser quién es".
En cuanto a Sebastián Piñera, Peña destaca su "resiliencia", aunque agrega que su problema es el "incomprensible conservadurismo que de cuando en vez asalta" a su sector.
Revisa a continuación la entrevista:
-¿Tú crees que quien tiene sus recursos debe pagar por la educación?
Yo creo que la educación, particularmente la educación universitaria, es un bien que los economistas denominan mixto. Es decir, un bien que tiene una dimensión pública y una dimensión privada. Aparte del beneficio que provee el certificado universitario, se lo apropia el sujeto que obtiene el certificado y otra parte se difumina y externaliza en el conjunto de la sociedad. En consecuencia, y a mí me parece que todos los economistas debieran estar de acuerdo con esto, la manera correcta de financiar ese bien es financiarlo de manera también mixta. Parte con rentas generales, parte con renta actual o futura del propio estudiante que obtiene el certificado.
Guillier sin ser populista del todo, está tentado de serlo. Yo creo que tiene rasgos populistas.
-Tú eres profesor, una persona acostumbrada a poner notas. ¿Qué nota le pondrías a este gobierno en educación?
No, en educación habría que ponerle menos que un 4,0, sin ninguna duda.
-¿Reprobaría completamente?
Totalmente. Pensémoslo: estamos hablando de un gobierno que enarboló la reforma educacional como su gran proyecto transformador y que al cabo de prácticamente tres años de gobierno aún no ha logrado elaborar un proyecto que le parezca sensato a todos los sectores políticos. Esto es increíble. Esto se ha subrayado poco. O sea, un gobierno que accede al poder enarbolando la reforma educacional como su gran apuesta transformadora, y que al cabo de tres años no es capaz siquiera de demostrar un proyecto razonablemente pensado.
-¿A qué atribuyes tú esa falencia?
Este es un gobierno que por muchos motivos se esmeró en estimular las expectativas, en marcar el horizonte al que se quería llegar, pero que ha demostrado total incapacidad técnica de moverse en esa dirección.
Errores de diagnóstico
-Tú has estado haciendo un diagnóstico respecto de la crisis que está atravesando Chile, que parte el 2011 con las protestas estudiantiles. Es un diagnóstico bastante diferente del de muchos sectores, que interpretan lo que está pasando como una crítica al sistema económico que tiene Chile desde hace 30 o 40 años, pero tú lo vez al revés. ¿Por qué?
Yo no tengo la impresión, a pesar de que sé que esta es una impresión generalizada, que las protestas que principiaron el 2008, se intensificaron el 2011 y continuaron durante parte del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, sean el síntoma de una ruptura subterránea del modelo económico y social que Chile ha emprendido en las tres últimas décadas. No creo en consecuencia que lo que esté en cuestión en Chile sea el proceso de modernización capitalista, que ha sido tan exitoso en las tres últimas décadas, sino que más bien pienso que el conjunto de protestas, malestares, quejas, pesadumbre, que la gente con tanta frecuencia ha manifestado, son frutos justamente del mismo proceso modernizador.
Lagos comenzó esta incursión presidencial pidiendo disculpas, derramando lágrimas. A mí me parece un error gigantesco.
-Este gobierno ha tenido muchos problemas, y -según algunos- uno de los problemas que ha tenido es que tiene un diagnóstico opuesto, cree que las protestas del 2008, del 2011, son una crítica fuerte al sistema y que hay que cambiarlo.
Yo no soy capaz de entender eso, porque alguien debiera explicar cómo o por qué, hace cosa de cinco o seis años atrás, la mayor parte de las personas votó por un gobierno de derecha, que lo que hizo fue impulsar, apoyar y subrayar el proceso de modernización capitalista. Y al cabo de estos cuatro años del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, lo que tenemos es un acontecimiento del todo inédito en la historia política de Chile. Este hecho me parece a mí suficientemente macizo para desmentir estos diagnósticos apocalípticos, según los cuales el proceso de modernización capitalista en Chile padecería una fractura profunda.
-Tú dices que la derecha está a punto de ganar por segunda vez en ocho años. ¿Tú consideras que Sebastián Piñera es un candidato favorito?
La elección presidencial con toda certeza va a ser prácticamente un empate, va a ser muy reñida, como lo ha sido por lo demás desde la recuperación de la democracia en adelante. Pero a mí me parece, y las encuestas lo avalan, que Piñera está muy cerca efectivamente de obtener por segunda vez la Presidencia.
Guillier, Bachelet y el populismo
-¿Cuál es tu opinión del fenómeno Guillier? En tu última columna lo asocias al populismo. Dices que el germen del populismo lo planteó en Chile Joaquín Lavín en la campaña del 99' y lo está haciendo fructificar ahora Guillier.
Me parece bastante evidente que Guillier, sin ser populista del todo, está tentado de serlo. Su permanente apelación al hecho de que él es un tipo de liderazgo que escucha y oye a la ciudadanía, que en consecuencia tiene más legitimidad que los liderazgos alternativos para hacerse del poder. La mudez extrema, el silencio sorprendente que guarda a la hora de expresar ideas, y en cambio la tendencia que él tiene de mostrarse como una especia de pantalla silenciosa donde el pueblo, la ciudadanía, en abstracto, puede proyectar las expectativas que lo aguijonean y que siente. Todo esto configura un peligro -me parece a mí- de un liderazgo populista. Y digo un peligro porque los liderazgos populistas -lo sabemos en América Latina- acaban desmedrando al sistema de partidos, la racionalidad, la política y sustituyendo la racionalidad por las emociones.
-Guillier es una persona a la que conoces. ¿Estás convencido de que es un liderazgo populista o crees que tiene rasgos populistas?
Yo creo que tiene rasgos populistas y está tentado de colmar o llenar el vacío de ideas -que yo sospecho él tiene-, con este estilo de hacer política que es muy funcional a esta especie de estado silencioso que hasta ahora ha guardado.
El gran obstáculo que tiene la derecha y el propio Piñera es el raro e incomprensible conservadurismo que los asalta.
-¿Por qué sospechas que él tiene un vacío de ideas?
Bueno, porque él no lo ha desmentido hasta ahora en ninguna parte. Lleva suficiente tiempo en campaña y de idea no ha expresado desgraciadamente ninguna. Yo no tengo ninguna duda que las tiene, pero él debiera explicar por qué es tan pudoroso a la hora de explicarlas. O sea, no es razonable que quien pretenda hacerse del poder del Estado, conduciendo al Estado de Chile durante un lapso de cuatro años, que tiene grandes expectativas de ser Presidente, no exprese ninguna idea, salvo generalidades, apelaciones a la ciudadanía, salvo una cierta voluntad de escuchar. Nada de esto le hace bien a la política. Este no es un problema con Guillier, es un problema con la salud de la democracia en Chile. Este el punto que yo querría hacer.
No tengo ninguna objeción a Alejandro Guillier como persona, a quien lo encuentro un sujeto estimable, por lo demás. Estamos hablando de un estilo de hacer política y estamos obligados todos los que nos preocupamos de los asuntos públicos a preguntarnos si acaso este estilo de hacer política le hará bien o le hará mal a la democracia. Mi opinión es que persistir en ese estilo de hacer política, un estilo que sembró Lavín, que cultivó Bachelet -particularmente en este periodo presidencial- y del cual ahora se está sirviendo Alejandro Guillier, termina dañando a los partidos políticos y a las libertades individuales.
-¿Tu ves rasgos populistas en este gobierno de Bachelet?
Bueno, sí, en el inicio del gobierno de Bachelet hubo también un gesto muy similar al que hoy día está cultivando Alejandro Guillier. Esta permanente apelación a un vínculo invisible, pero sólido, entre un cierto liderazgo presidencial -en este caso de la Presidenta Bachelet- y la ciudadanía o el pueblo, sin mediación ninguna de los partidos. Recordemos este momento cúlmine de este fenómeno que estoy ahora subrayando.
-Su regreso de EE.UU.
Exactamente. Donde los partidos fueron puestos en paréntesis, invisibilizados, como si fueran una cuestión avergonzante. Detengámonos en ese hecho: una candidatura presidencial como la que fue la de la Presidenta Bachelet en su segundo periodo, que esconde a los partidos como si fueran una mancha avergonzante.
-Hay dos críticas que le has hecho constantemente a este gobierno. Una son estos rasgos populistas que has mencionado, y lo otro, un diagnóstico equivocado de la situación actual de Chile. ¿Cuál de esos dos diagnósticos, a tu modo de ver, ha pesado más en lo que son los resultados de este gobierno?
Bueno, a mí me parece en general que, como suele ocurrir en la política, los peores de todos son los errores intelectuales y el diagnóstico -a mi opinión errado- que ha inspirado al segundo gobierno de la Presidenta Bachelet ha sido el error fundamental que explica su pobre desempeño. La idea de que ella asuma el poder con un mandato ciudadano para corregir el proceso de modernización capitalista radicalmente, despreciando a las clases medias que son fruto de ese mismo proceso de modernización, devaluando la experiencia vital de millones y millones de personas que cambiaron su vida como consecuencia de la modernización, todo eso configura el gran error error intelectual del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet. E insisto, los errores intelectuales en política se pagan caro.
El error intelectual de Lagos
-¿Por qué Lagos, que tiene una de las características más intelectuales que Guillier, no ha sido capaz de hacerle frente?
Mi opinión es que el Presidente Lagos, por motivos que habría que dilucidar, pero por sobre todo preguntarle a él o a quienes lo asesoran, emprendió esta segunda incursión presidencial, me parece a mí renunciando a ser quién es. El Presidente Lagos es creo uno de quienes logró configurar no sólo en Chile, en América Latina, una tipo de izquierda moderna, socialdemócrata, amistosa con la modernización capitalista, que no reniegua a ella en principio, un tipo de izquierda muy distinto a la izquierda más populista o radicalizada que hemos visto en los últimos años en América Latina. Y creo que eso, que es lo mejor que tiene Ricardo Lagos, donde él mejor se desenvuelve y cuya defensa es lo único que podría justificar esta competencia presidencial en la que está hoy día entreverado, él desgraciadamente lo ha abandonado. Él no ha sido suficientemente claro, más bien ha hecho esfuerzos por morigerar, atenuar, disimular eso que él es.
-¿Cuál es la explicación para eso a tu modo de ver?
De nuevo un error intelectual
-¿Cuál sería en este caso?
No darse cuenta de que el fenómeno más importante que ha vivido la historia de Chile durante el siglo XXI es el proceso de modernización capitalista que yo describía. Ricardo Lagos comenzó esta incursión presidencial como pidiendo disculpas, derramando lágrimas en programas de televisión, subrayando una y otra vez los errores que él habría cometido. Todo eso a mí me parece un error gigantesco.
Piñera y los "carcamales" de derecha
-En la derecha, al revés de lo que está ocurriendo en la centro izquierda o en la izquierda, hay un líder que no tiene contrapeso, que está bastante claro. ¿Cómo ves la candidatura de Sebastián Piñera y qué crees que está pasando en la derecha?
La derecha tiene un candidato que es Sebastián Piñera, me parece a mí que el resto de los candidatos van a intentar desde luego competir con el fin más bien de pensar en el futuro, en los próximos 10 años supongo, para perfilar liderazgos en el sector de la derecha. Pero me parece que Piñera es un líder totalmente indiscutido en la derecha en Chile, me parece además que es uno de los líderes políticos más resilientes de la historia política de Chile, un sujeto que ha sido capaz de levantarse una y otra vez de situaciones que cualquier a otra persona lo habrían desmoronado definitivamente.
Yo creo que el problema que tiene Piñera -si es que tiene alguno- es el conservadurismo. Me parece que la derecha, pero particularmente Piñera por el tipo de sujeto que es, por el tipo de experiencia vital que posee, es quien mejor podría, en lo inmediato, conectar con esos nuevos grupos medios que configuran el nuevo Chile. Que fueron por lo demás quienes apoyaron a la derecha en la última elección municipal. El gran obstáculo que tiene la derecha, y el propio Sebastián Piñera en consecuencia, es el raro e incomprensible conservadurismo que de cuando en vez los asalta.
La derecha en Chile tiene la capacidad de entender la modernización, estimular el consumo, que es un fenómeno cuya expansión es uno de los fenómenos sociológicos más importantes del Chile contemporáneo, pero tiene una cierta incapacidad para comprender la autonomía moral de esos nuevos grupos. Esa todavía es una tarea pendiente, aún hay gente, todavía hay carcamales en la derecha que creen que permitir el aborto o el matrimonio homosexual o tener una cierta actitud tolerante en materia sexual o de moralidad es el principio del apocalipsis.