“Vamos a cerrar con llave”, advirtió molesto, un guardia de seguridad del tercer piso del Salón de Honor, en una sede del ex Congreso atestada de gente. Todos estaban ansiosos por encontrar la mejor ubicación para presenciar el nombramiento del nuevo gabinete del Presidente electo, Sebastián Piñera.
En el equipo del próximo Mandatario reconocen que hubo un error de coordinación importante: esperaban que a la jornada llegaran no más 250 personas, pero asistieron cerca de 600. “Nos faltaron las confirmaciones, mucha gente llegó sin avisar”, aseguró un miembro del equipo.
El resultado del mal cálculo fueron tribunas peligrosamente repletas de gente, codazos y guardias nerviosos de que se cayeran invitados al salón principal o lanzaran sus celulares sin querer.
En el salón la cosa no era muy distinta: muchos invitados – algunos de ellos parlamentarios, alcaldes o ex ministros- se quedaron fuera en medio de reclamos, debido a que los encargados de seguridad tuvieron que frenar el excesivo ingreso de personas.
De pie y apretados entre periodistas y camarógrafos, quedaron instalados el ex ministro secretario general de la presidencia, Cristian Larroulet, el diputado Ernesto Silva o el alcalde Rodolfo Carter, entre otros.
Quien sí tuvo la suerte de ubicarse en un asiento y en una muy buena ubicación, fue el senador Patricio Walker (DC), quien lucía feliz entre otros familiares de los futuros ministros piñeristas. El legislador explicó que fue a ver a su hermano Antonio Walker, próximo jefe de la cartera de Agricultura. “No todo es política”, dijo el senador, consultado por su presencia en la ceremonia.
Los presidentes y secretarios generales de Chile Vamos también tuvieron un lugar privilegiado en la primera línea de asientos, junto a la familia del propio Presidente. En el equipo de Piñera esperaban no repetir los reclamos de las tiendas tras el triunfo de Piñera en primera vuelta de noviembre pasado, cuando se quejaron de haber quedado completamente relegados de la primera línea.
Instrucciones de Piñera a sus ministros
El gabinete recién formado llegó al ex Congreso en grupo, a las 9.45 de la mañana. Se juntaron en una casa en Vitacura, y se trasladaron juntos en van, directo a la sede legislativa en Santiago. Todos en silencio ingresaron por la entrada de calle Morandé.
Minutos antes de la ceremonia, los próximos secretarios de Estado ya habían recibido las primeras instrucciones del Mandatario electo.
Según varios de las autoridades, Piñera les pidió centrar la gestión de sus carteras en los progresos sociales y hacer mucho trabajo en terreno. Les solicitó salir a las calles y estar con la gente, mostrar los avances del gobierno.
La ceremonia comenzó minutos antes de las 11 de la mañana, con media hora de retraso. Mientras Piñera decía las primeras palabras de su discurso, algunos de los invitados presentes lucían más entretenidos en sus celulares, tal vez frustrados por no poder ver con tanta nitidez la ceremonia, debido a la cantidad de invitados mal ubicados.
Los diputados electos, Felipe Kast, Mario Desbordes, el parlamentario saliente Rojo Edwards y el ex subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, usaban WhatsApp o twitteaban en sus asientos.
Uno a uno, los ministros fueron presentados. Quien concitó los mayores aplausos de los presentes, fue el futuro ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel (Evópoli).
Blumel es un rostro desconocido para la opinión pública y una figura nueva en los partidos, pero brazo derecho de Piñera durante toda la campaña presidencial 2017 y una de las piezas renovadoras del flamante gabinete.