-En tu última proyección, le das al Rechazo siete puntos de ventaja. ¿Es una carrera ganada o pueden pasar imprevistos?
-Las elecciones son caprichosas, hay miles de razones para que la gente vote de una u otra manera. Particularmente en esta elección, porque no hay un foso que separe “aprobar para corregir” de ”rechazar para ir a una nueva constitución”, sino que hay más bien un puente que puede ser recorrido en uno u otro sentido en el mismo día. A mi juicio la suerte está bastante echada.
-¿Estás seguro que va a ganar el Rechazo?
-Por eso me atrevo a hacer un pronóstico público. En junio hice un ejercicio y ahora hice otro, y dio básicamente el mismo resultado.
-¿Cuáles son las razones por las cuales le das al Rechazo el favoritismo?
-Lo que hice fue contrastar el posicionamiento del Apruebo y del Rechazo con el resultado de la presidencial. La disyuntiva de la presidencial fue bastante parecida, en el sentido de que Kast representaba el orden y Boric el cambio.
Boric obtuvo un resultado bien escuálido en primera vuelta, 25,8%. Tuvo que hacer un cambio de orientación para conquistar el voto de centro. Y lo consiguió, porque enfatizó gradualidad, entroncó con la Concertación, se hizo cargo de la demanda de orden. Kast no se movió un milímetro.
Si miras ahora, la propuesta de la Convención está muy a la izquierda del Boric de segunda vuelta. Y la propuesta del Rechazo está más orientada hacia el centro que Kast.
-¿El Rechazo es más transversal?
-Claro. El Rechazo, como lo terminó confirmando Boric, es una segunda oportunidad para una nueva Constitución, e incorpora no solo a la derecha, sino a parte importante de los liderazgos de centro y de centro izquierda. El Rechazo está corrido hacia el centro y el Apruebo, hacia la izquierda.
-¿Por qué no ha logrado remontar el Apruebo?
-Por la propuesta. Porque no era lo que propio presidente Boric esperaba. En la práctica, no sólo Chile perdió una oportunidad preciosa, sino también el Gobierno. Boric tenía la posibilidad de consolidar ese apoyo provisorio y frágil, que le dieron 2.8 millones de personas que se sumaron a él contra Kast en segunda vuelta.
A seis meses de iniciado su mandato se abría la puerta a una constitución que lograra un 65% o 70%, si es que la Convención hubiera incorporado al centro y a lo menos a parte de la derecha. Pero la Convención no lo hizo. La Convención le jugó en contra al Presidente.
Ahora, probablemente el Presidente tenga una segunda oportunidad de hacerlo. Si gana el Rechazo, él va a conducir el proceso constituyente de punta a cabo y si lo conduce bien, podría llegar a esa elección donde los chilenos y chilenas voten en un 65% o más por una constitución que represente a la amplísima mayoría. Y con eso ya su Gobierno está inscrito en la historia como exitoso.
-¿El acuerdo del oficialismo no cambió el panorama?
-Parece que no, porque fue muy tardío, insuficiente y sobre todo fue muy disputado. Con Teillier al minuto siguiente negándolo. Cuando uno mira la franja del Apruebo, el mensaje es muy contradictorio.
Si hubiera un solo mensaje, si hubiera habido un cambio de gabinete severo, junto con el compromiso de reformas un poco más profundas, podría haber movido la aguja. Mi impresión es que no le agregaron mucho al Apruebo. Tuvieron que salir a relativizar el compromiso, y eso anula los compromisos.
El problema es que en el Apruebo tienes un 15% que está contento con la propuesta, y quiere aplicarla integralmente y el 30% quiere aprobarla, pero quiere corregir inmediatamente el texto.
-¿Vas a votar Rechazo?
-No. No sé lo que voy a votar todavía, pero no tengo inclinación al Rechazo. Ya no soy un actor político, soy un analista. Además, yo no tengo ninguna intención de ponerme en una campaña o en otra. No me interesa.
-¿Al Apruebo ya no le conviene asociarse a Boric?
-El involucramiento del Presidente y del Gobierno le sirvió al Apruebo para evitar el descalabro. Ayudó a galvanizar las tropas, le devolvió el alma al cuerpo, a generar una cierta unidad detrás de una estrategia. Pero el Apruebo supera por 4 o 5 puntos la aprobación a Boric. Y lo que es más importante: el Rechazo está por debajo significativamente de la desaprobación al Presidente. Por lo tanto seguir acentuando el carácter de plebiscito al Gobierno en la elección del 4 de septiembre, a estas alturas es un error.
-¿El voto obligatorio le agrega a la elección un factor impredecible?
-Para mi, no hay dos lecturas. Hoy día la elección sería bastante más estrecha con voto voluntario, claramente. Y habría mucho mayor incertidumbre respecto del resultado, porque el voto obligado, que se reincorpora al cuerpo electoral es más de adultos mayores que de jóvenes.
Al Rechazo le va mucho mejor en lo mayores que en los jóvenes. El fenómeno de esta elección va a ser el regreso de los mayores, sin duda. Por el declive de la pandemia, por la obligatoriedad y porque esta elección ya está mucho más alejada del estallido, que entusiasmó mucho más a los jóvenes que a los adultos mayores.
-¿Dices que el voto obligatorio favorece al Rechazo?
-Categóricamente. Tanto es así que no he visto ningún énfasis por parte del Gobierno en caracterizar esta elección como obligatoria. No hay que mirar debajo del agua para darse cuenta.
-¿Así como los jóvenes se inclinan por el Apruebo, la Región Metropolitana también?
-Boric ganó la elección por 20 puntos en la RM y Valparaíso, que representan el 53% de los electores. Ahí sacó 10 puntos de los 12 que tuvo de ventaja en el total. Para eso, consiguió resultados en promedio en el cinturón popular de la RM de 65%.
Y si en el plebiscito en esa zona baja de 55% significa que pierde el Apruebo. En Maipú, por ejemplo, sacó 66%. Si saca 56%, significa que está perdiendo. Las encuestas dicen que podría ganar el Apruebo en la RM, pero estrechamente. Y así pierde en el país. En el sur todo el tema mapuche ha generado un movimiento hacia el Rechazo que es muy difícil de remontar.
-¿Que tendría que pasar para que ganara el Apruebo?
-Tendría que pasar un evento telúrico. Un Atocha, como en Madrid. Pero mira, elementos que podrían influir sería un alza significativa de la pandemia que ahuyentara a los adultos mayores de volver a votar. O que el Gobierno hiciera un cambio radical hacia el centro en su gabinete. Pero ya es tarde. Los actores están relativamente resignados a lo que viene.