¿Quiere usted una nueva Constitución?
Esta es la pregunta que estará impresa en la primera papeleta que recibirán los 14,8 millones de personas habilitadas para participar del Plebiscito de este domingo 25 de octubre. Esta cédula, de color blanco, será acompañada de otra de color beige, y donde se consultará qué organismo debiera redactar una nueva carta fundamental en caso de que triunfe la opción del Apruebo.
Pero, ¿qué es una Constitución, para qué sirve y cómo nos afecta en lo cotidiano? Esto es parte de lo que revisaremos en esta nota.
Si nos vamos a un diccionario, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define a la Constitución como la ley fundamental de un Estado, que regula su organización, funcionamiento y los derechos o libertades que se le reconocen a sus ciudadanos.
Tal como explica la cientista política Claudia Heiss, es la ley fundamental, que organiza la vida de una sociedad, establece el ordenamiento de las relaciones de poder y permite dar legitimidad al sistema político.
"Una Constitución cumple varias funciones. En primer lugar es el pacto fundante de una comunidad política, es lo que nos define como comunidad política, por ejemplo, a los chilenos. Es donde se establece qué tipo de régimen político tenemos, si somos una república, ese tipo de cosas básicas que definen a esta comunidad y también cuáles son los derechos fundamentales y cómo se organiza el poder", explica a T13.cl
En tanto, el académico de la Universidad de Chile Francisco Soto junto a Sofía Brito, Maximiliano Klenner, José Ledesma y Alexander Núñez explican en el libro "La Constitución en Debate": "Toda sociedad moderna precisa de reglas de convivencia. Estas normas básicas permiten a las personas contar con mínimas certezas de su posición con respecto a los demás".
En este sentido, la Constitución es un texto al cual se deben subordinar las leyes, los reglamentos y los contratos. Y es por este motivo que muchas veces cuando se tramita un proyecto en el Congreso, existen parlamentarios o actores del gobierno que señalan que dicho aspecto de una norma es inconstitucional.
Generalmente las constituciones cuentan con dos partes:
- La parte dogmática: que establece los derechos de una comunidad.
- La parte orgánica: cómo se distribuye el poder y las instituciones que regulan la vida en comunidad.
¿Para qué sirve la Constitución?
El académico de la UC Sebastián Soto explica que la carta fundamental sirve para establecer derechos fundamentales, para fijar ciertos principios y también para repartir el poder.
"La Constitución sirve para establecer derechos fundamentales, para fijar ciertos principios y también para repartir el poder. Sirve establecer poder, para dar poder y repartirlo entre distintas institución, fijando límites al poder y fijando también los derechos fundamentales básicos", detalla.
¿Por qué es necesaria una Constitución?
"Toda sociedad tiene normas fundamentales", explica Sebastián Soto.
En este sentido, detalla que "las sociedades tienen constituciones porque de esa forma administran el poder, limitan el poder, reconocen derechos fundamentales y permiten establecer procesos para zanjar nuestros desacuerdos", detalla.
¿Qué aspectos abarca o regula una Constitución?
La Constitución es un texto al cual el resto de las normas e instituciones deben adecuarse. Y en su interior incluye:
- Derechos, deberes
- La organización del poder: la distribución de los poderes del Estado
- Los grados de consenso que se requieren para modificar algún aspecto de nuestra sociedad (quórums)
¿En qué me afecta la constitución?
"La Constitución afecta directa e indirectamente nuestras vidas", señalan Claudio Fuentes y Domingo Lovera en su libro "Manual para la ciudadanía constituyente".
En este texto, los autores explican que la Constitución regula aspectos como el derecho a la educación, a la salud, la libertad de reunión, e incluso quiénes se consideran como parte de nuestra República y quiénes pueden ejercer el derecho a sufragio.
Pero también, explican, hay aspectos que no forman parte del actual texto, como el derecho a una vivienda digna, normas específicas sobre derechos a la participación efectiva de las mujeres, o derechos de los pueblos indígenas.
Asimismo, nuestra actual carta fundamental no contempla procesos como plebiscitos o consultas ciudadanas para temas como alzas de impuestos o beneficios sociales (por nombrar algunos ejemplos), salvo casos muy específicos como el del 25 de octubre, donde se necesitó de un acuerdo transversal para poder realizarlo.