La rápida expansión de la enfermedad respiratoria conocida como coronavirus en China, que ya ha llegado a más de una decena de otros países, tiene a los inversionistas en vilo. Luego de provocar pérdidas en los mercados de riesgo la semana pasada, los temores de que pueda convertirse en una pandemia que impacte la economía global están repercutiendo a las principales bolsas del mundo a esta hora.
En Europa, el grueso de los principales índices bursátiles arrojan caídas relevantes. El FTSE 100 arroja a esta hora la mayor baja, de 2,37%, con la presión adicional de que las preocupaciones con la economía china está impactando los precios de los commodities, causando estragos en la cotización de las principales acciones mineras.
Los otros parqués siguen de cerca a Londres. El EuroStoxx 50, de la Zona Euro, cede 2,12% en este momento, mientras que el DAX alemán se contra 2,20% y el CAC francés se contrae 2,27%. El Ibex español tiene una mejor dinámica, pero de todos modos pierde un 1,66% de su valor.
En Asia, las pérdidas fueron incluso más cuantiosas, con las acciones chinas -agrupadas en el CSI 300, que mide las 300 mayores compañías que cotizan en China continental- retrocediendo un 3,10%.
Japón lo acompañó con una baja de 2,03% en el Nikkei, mientras que Hong Kong se salvó de los temores globales y logró avanzar un tímido 0,15%.
Wall Street no está operando a esta hora, pero los futuros apuntan a una apertura en rojo.
Estos resultados se dan en medio de una tendencia generalizada a la aversión al riesgo, dado el avance del coronavirus en China, donde ya ha cobrado más de 80 vidas. Además, se ha expandido a más de diez países, con casos registrados en Estados Unidos, Francia y Japón, entre otros.
Pese a las señales de calma y los planes de contingencia del gobierno chino, la celebración del Año Nuevo Lunar -que se expandirá por toda esta semana- complica el panorama, ya que abre la posibilidad de aumentar los viajes en China.
Además, los inversionistas dudan de que el país asiático logre contener la enfermedad y recuerdan con preocupación los efectos económicos que tuvo un brote de SARS en el gigante asiático en 2003.