AFP
El ex director gerente del FMI Rodrigo Rato se sentó este lunes en el banquillo de los acusados en España por dirigir en su breve etapa como banquero un "sistema corrupto" de desvío de fondos.
A su llegada al tribunal en San Fernando de Henares, al este de Madrid, Ratofue recibido a gritos de "ladrón" y "estafador" por varios manifestantes que perdieron sus ahorros en productos tóxicos recomendados por la entidad que dirigió, Bankia.
Rato, ex ministro de Economía de 67 años de edad, entró con una cartera en la mano y sin decir nada en el anexo de la Audiencia Nacional, la máxima instancia penal española, donde se desarrollará el macrojuicio contra él y otros 64 acusados hasta diciembre.
En un caso conocido en España como el de las "tarjetas black", Rato está imputado junto con otros 64 ex directivos del banco Caja Madrid y de su entidad sucesora Bankia, surgida en 2011 de la fusión de siete cajas de ahorros.
Se les acusa de la "apropiación indebida" de más de 12 millones de euros entre 2003 y 2012, mediante el uso de tarjetas bancarias opacas con las que sufragaron sin límite ni control fiscal cuantiosos gastos personales.
La publicación del detalle de esos gastos -joyas, bolsos Louis Vuitton, fiestas en discotecas, viajes- causó sonrojo en una España sometida a una política de austeridad tras el inicio de la crisis económica en 2008.
Rato, antaño una estrella del conservador Partido Popular (PP), actualmente en el poder, fue el ministro de Economía del conservador José María Aznar de 1996 a 2004, y dirigió el Fondo Monetario Internacional desde ese año hasta 2007.
Su carrera como banquero apenas duró dos años, de 2010 a 2012, pero desembocó en el peor escándalo bancario de la historia del país. La entrada en bolsa de Bankia fue un auténtico desastre, y en 2011 tuvo que ser nacionalizada y precipitó un rescate europeo del sector bancario español, por más de 41.000 millones de euros.
Indignación popular
Según la fiscalía Rato mantuvo en 2010 "el sistema corrupto" establecido por su predecesor al frente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y luego lo reprodujo en Bankia.
Con su tarjeta, Rato está acusado de haber gastado en dos años 99.000 euros, que reembolsó antes del juicio. La fiscalía pide contra él cuatro años y medio de cárcel y el reembolso de 2,6 millones de euros, monto total de los gastos de las "tarjetas black" por el y los demás acusados.
También en el banquillo figuran numerosos miembros del Partido Popular, del que fue expulsado Rato, y personalidades de sindicatos y de partidos de izquierda. Un representante del partido Izquierda Unida, por ejemplo, está acusado de haber gastado 456.500 euros con su "tarjeta black".
La fiscalía pide por otro lado seis años de cárcel contra Blesa, ex compañero de estudios de Aznar, que lo hizo nombrar al frente de Caja Madrid.
Blesa, ex inspector de Hacienda, no declaró a la administración fiscal ni un solo euro de los 436.000 que gastó con su tarjeta opaca en siete años.
"Blesa ganaba unos 3,5 millones de euros al año y además tenía una tarjetita para robar todo lo que quería!", dijo un taxista jubilado, Antonio Hernández, protestando como muchos otros ahorristas y accionistas ante la puerta del tribunal.
"¡Y a nosotros nos han robado la salud y el alma!", añade este pensionista, que como miles de personas perdió la mayor parte de sus 36.000 euros ahorrados en un producto bancario tóxico recomendado por Caja Madrid a sus clientes.
Rato está procesado en dos casos más: uno por presunto fraude en la salida a bolsa de Bankia, que no habría informado debidamente de sus condiciones financieras, y otro por presunto blanqueo de dinero a través de la compra de un hotel en Berlín.
Al igual que el ex ministro español, sus dos sucesores al frente del FMI han tenido problemas con la justicia.
La actual directora, Christine Lagarde, será juzgada en diciembre en Francia por su papel como ministra de Economía en un polémico arbitraje judicial que resultó en un desvío de fondos públicos.
Previamente, su compatriota Dominique Strauss-Khann tuvo que dimitir en 2011 tras ser detenido en Nueva York por una presunta agresión sexual, una acusación de la que luego fue inocentado.