Por Felipe Hurtado y María Paz Núñez
El Tercer Juzgado de Garantía de Santiago decidió la prisión preventiva de Rafael Garay, investigado por 36 querellas por presunta estafa, cuyos montos ascienden a 1.735 millones de pesos.
La jueza Paola Rabinovich fundamentó la determinación en que se trata de un “peligro para la sociedad” y que existe riesgo de fuga, tal como lo había solicitado la Fiscalía.
Garay, que había instruido a su defensa de no oponer oposición a la decisión, arriesga una pena de cumplimiento efectivo de hasta 10 años y un mínimo de cinco años.
El autodenominado economista quedará recluido en el anexo penitenciario Capitán Yáber, recinto para implicados en delitos financieros. En tanto, se fijó un plazo de investigación de 120 días.
Durante la audiencia, la Fiscalía detalló los casos de las 36 víctimas. Describió cómo se contactaron con el ingeniero comercial, la forma en que desarrollaron sus inversiones y los montos de los perjuicios económicos.
El más reconocido de estos clientes, el periodista Iván Núñez perdió $ 38 millones, mientras que su esposa Marlene de la Fuente, $ 91 millones.
A la mayoría de estos le ofrecía ganancias de 18 por ciento de rentabilidad anual y cobraba una comisión del 7% de las ganancias. El trato incluía una penalidad del 5% por retiros adelantados.
También se informó que les manifestaba tener oficinas en Hong Kong. A algunos, además, les revelaba datos sobre su cartera de clientes, entre los que les dijo tener a Jorge Sampaoli, ex seleccionador nacional.
La Fiscalía manifestó que la condición de figura pública de Garay, con apariciones en distintos medios de comunicación en las que era retratado como un exitoso especialista, les brindaba la sensación de seguridad para invertir en sus empresas.
Durante la audiencia, el fiscal aseguró que Garay “realizaba una falsa asesoría financiera a través de la sociedad Think & Co.", porque esta sociedad no tenía el giro que aparentaba de los negocios, ni administrativos ni empleados ni informaciones de sus clientes o de sus inversiones.
"Dicha sociedad, de año 2011 a la fecha no ha realizado acción alguna para sí o para sus clientes, solo sirvió para aparentar invertir con los dineros entregados", añadió.
"Lo único que hacía era gastarse la plata de sus clientes", subrayó.
El fiscal señaló que varias víctimas se contactaron con el imputado cuando apareció en la prensa que sufría un supuesto cáncer terminal, a lo que les respondió que iba a tratarse a Francia, pese a lo cual continuaría con el negocio.
Al poco tiempo, les informó que su abogado Ángel Valencia sería el encargado de pagar los dineros a sus clientes. A este le dejó una chequera firmada, pese a no existían fondos en esas cuentas corrientes.
Durante la sesión, Garay estuvo esposado y con el chaleco amarillo que identifica a los imputados.
Antes de que comenzara el proceso, la jueza le consultó sobre su estado de salud. "He recibido un trato respetuoso. Estoy bajo tratamiento médico, me siento bien para enfrentar la audiencia", le contestó el ingeniero comercial.