El Reino Ermitaño, como algunos llaman a Corea del Norte por su extremo aislacionismo, tiene más conexiones comerciales con América Latina de lo que uno podría suponer.
En 2015 la nación comunista vendió señales de tráfico a Paraguay, cuchillas de afeitar a Colombia, pescado a Ecuador y neumáticos a Bolivia, al tiempo que compraba vino chileno y pieles brasileñas, por mencionar apenas algunos renglones inusuales en el comercio que existe entre Corea del Norte y América Latina.
Y aunque a los latinoamericanos nos llegan las imágenes de Corea del Norte como una nación extrañamente desconectada de la modernidad, aislada en una cápsula de tiempo, en realidad su intercambio económico con América Latina revela ventajas en su proceso de industrialización.
Por lo general importa de América Latina materias primas y vende en la región productos manufacturados.
Cerrado al mundo
Corea del Norte es, en todo caso, una de las naciones más herméticas del mundo.
Sus exportaciones llegan apenas a US$2.800 millones, lo que la convierten apenas en el país 119 en cuanto a la venta de bienes al exterior.
Su principal exportación mundial es el carbón y su principal cliente, China.
Sus compras al mundo son igualmente limitadas. En 2015 alcanzaron US$3.400 millones y su principal bien de importación es el petróleo.
Extrañamente, otra de sus grandes compras extranjeras es la de equipos de radiodifusión.
Petróleo y vino
¿Cómo entra América Latina en ese cuadro? El comercio global con Corea del Norte está limitado por las sanciones económicas impuestas a esa nación por la comunidad internacional. Pero de un modo u otro, según las estadísticas oficiales, hay un flujo comercial con América Latina.
Por cuenta del petróleo, México aparece como el socio comercial más importante de Corea del Norte en la región, según las estadísticas de 2015, el último año disponible para una comparación regional.
México es la fuente de más de 1% de las importaciones totales de Corea del Norte. Pyongyang compró en 2015 cerca de US$45 millones en petróleo mexicano.
A su vez, los mexicanos compraron US$13,8 millones en productos norcoreanos, incluyendo piezas de computadoras, según indica el Observatorio de Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés) de la universidad estadounidense MIT, que se nutre de datos oficiales.
Otros vendedores a Corea del Norte incluyen a Perú, que les proporciona cerca de US$22 millones anuales en cobre, y en menor proporción, Brasil y Chile.
Esta última nación le vendió en 2015 unos US$2 millones a Corea del Norte, principalmente en cobre. Pero también le vendió frutas, y, sorprendentemente, poco más de US$65.000 en vinos, señala OEC.
No parece probable que los reconocidos vinos chilenos se consigan en cualquier restaurante de Pyongyang, pero parecen haber encontrado algún nicho de mercado en el enigmático país asiático.
De cuchillas a remolcadores
La oferta de productos norcoreanos exportados a América Latina es sorprendentemente amplia para quien se ha hecho la imagen del país asiático en base a sus desfiles militares, y las noticias de dificultades económicas extremas, incluso con hambrunas como las ocurridas en los últimos años.
Corea del Norte, pese a todos sus problemas, es una nación con una base industrial que ha sido capaz de producir bombas atómicas, misiles balísticos y otras armas sofisticadas.
Por ello no es de extrañar que su oferta de bienes manufacturados no sea insignificante y que, de un modo u otro, encuentre compradores en América Latina.
El principal comprador de bienes norcoreanos en la región es Chile, que importó US$22 millones de productos de esa nación en 2015, en especial productos de hierro y autos.
Audífonos
El segundo lugar, inesperadamente, es para una economía pequeña como la paraguaya, que le compró US$16 millones a Corea del Norte, incluyendo US$6 millones en remolcadores, y US$1 millón en un rubro que aparece como "audífonos y micrófonos", según el OEC.
Paraguay también le compra a Corea del Norte casi US$200.000 en señales de tráfico.
Las importaciones norcoreanas de otros países son igualmente inesperadas.
Colombia compra US$3 millones en productos de ese país, incluyendo tuberías. También dedicó US$30.000 a importar cuchillas de afeitar norcoreanas.
Ecuador, pese a ser un país con tradición pesquera importante, aparece en los registros como importador de casi US$2 millones en pescado congelado norcoreano, señala el OEC de la Universidad MIT.
Y Bolivia, cuyas compras norcoreanas alcanzaron los US$757.000 en 2015, dedicó casi US$200.000 a equipos respiratorios y US$22.000 a neumáticos.
En cuanto a Brasil, el relativamente escaso comercio de la economía más grande de América Latina con Corea del Norte parece estar decayendo.
Mientras que en 2015 datos del Observatorio de Complejidad Económica de la Universidad MIT aseguraban que Brasil había comprado US$15 millones en mercancías norcoreanas, en 2016 ese monto había caído a US$8,7 millones, según dijo al periodista de BBC Brasil, Luis Barrucho, el Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios de la nación sudamericana.
El misterio
Por supuesto, para una nación tan reacia al escrutinio mundial como es Corea del Norte, hay quienes se preguntan si no habrá otras transacciones comerciales clandestinas.
En julio de 2013 Corea del Norte se vio envuelta en una controversia cuando un navío con su bandera, el Chong Chon Gang, fue detenido en Panamá con un cargamento de armas provenientes de Cuba.
Se especuló en ese momento si el cargamento constituía una prueba de contrabando de armas en violación a los embargos que pesan sobre la venta de equipo militar a Corea del Norte.
El gobierno cubano negó todas esas versiones, asegurando en cambio que se trataba de armamento viejo, de la era soviética, que estaba siendo enviado a Corea del Norte para hacerle mantenimiento.
El misterio en torno a este cargamento sirvió para mostrar, una vez más, que los lazos entre multitud de naciones de América Latina y la distante Corea del Norte, pueden ser escasos, pero no inexistentes.