Por AFP
Brasil salió de la peor recesión de su historia con un segundo crecimiento trimestral consecutivo en abril-junio (+0,2%), gracias al impulso del sector servicios y al consumo de las familias, datos que fortalecen el programa de reformas del presidente conservador Michel Temer.
En comparación con el mismo periodo de 2016, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño fue de 0,3%, en su primer resultado positivo después de doce ejercicios negativos, precisó el instituto de estadísticas IBGE el viernes.
En el periodo enero-marzo, la mayor economía latinoamericana había sorprendido con un crecimiento trimestral de 1%, rompiendo una racha de ocho trimestres negativos, que habían provocado un hundimiento acumulado de 7,2% de su PIB entre 2015 y 2016.
Pero ese primer crecimiento se sustentaba casi exclusivamente en una impresionante expansión (de más de 13%) del sector agropecuario y en las exportaciones, alentadas por el aumento del precio de las commodities.
El fin de la supercosecha, así como la crisis política que estalló en mayo de este año con denuncias de corrupción contra Temer y las dificultades del país para reducir sus déficits sembraron dudas sobre la posibilidad de una segunda expansión trimestral, definición técnica del fin de la recesión.
La estimación promedio de 18 analistas consultados por el diario económico Valor era de un crecimiento trimestral nulo (0%).
Los operadores de mercado consultados semanalmente por la encuesta Focus del Banco Central prevén un crecimiento de 0,39% en 2017 y de 2% en 2018.
"No vamos a tener un resultado brillante este año", pero aún así la economía brasileña está demostrando su "resiliencia", en "un ambiente político agitado y aún lleno de incertidumbres", dijo a la AFP Carlos Langoni, expresidente del Banco Central y director del Centro de Economía Mundial de la Fundación Getúlio Vargas.
Mercado interno repunta
En abril-junio, el principal motor de la economía fue el sector de los servicios que representa más de dos tercios en la composición del PIB, con un aumento trimestral de 0,6% (frente a un crecimiento nulo en el primer trimestre).
La industria se contrajo 0,5% (+0,9% en el primer trimestre) y el sector agropecuario, que aseguró sus resultados a inicios de año, se estancó (0%).
Desde el punto de vista de la demanda, destaca el crecimiento del consumo de las familias (+1,4%), en contraposición a los gastos del gobierno (-0,9%) y a las inversiones (-0,7%).
El consumo de las familias también registró un alza en la comparación interanual, de 0,7%, por primera vez después de nueve ejercicios negativos.
Esos repuntes se deben a "la evolución de algunos resultados macroeconómicos positivos a lo largo del trimestre, como la desaceleración de la inflación, la reducción de la tasa básica de interés y el crecimiento, en términos reales, de la masa salarial", indicó el IBGE en una nota de prensa.
Ese análisis va de par con la publicación el jueves de estadísticas que mostraron una sorpresiva caída del desempleo por cuarto mes consecutivo, aunque la mejora se deba ante todo al sector informal. En el trimestre cerrado en julio, había en Brasil 13,3 millones de personas en busca de trabajo, después de haber superado la barrera de los 14 millones en marzo.
"Empezamos ver un PIB que no dependa de un solo sector. La recuperación es tímida, pero un poco más diseminada, con alguna reacción de otros sectores", dijo a la AFP el analista Ignacio Crespo, de Guide Investimentos.
Las inversiones se hacen esperar
Las inversiones, en cambio, parecen ser el principal punto débil de la reactivación, con un retroceso de 0,7% trimestral y de 6,5% interanual.
Temer, que en 2016 reemplazó a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, destituida por el Congreso, aplica un programa de severos ajustes para enderezar las cuentas y recuperar la confianza de los inversores, recelosos de los avatares de la crisis política y de las denuncias generalizadas de corrupción, en vísperas de un año electoral.
Actualmente, el mandatario se halla en China, precisamente en busca de capitales interesados en alguno de los casi 60 proyectos de privatizaciones y concesiones anunciadas este mes en las áreas de la energía, las infraestructuras o los transportes.