Las bolsas chinas de Shanghái y Shenzhen cerraron este jueves (07.01.2016) al poco de su apertura al alcanzar un 7 por ciento de pérdidas en apenas media hora. Es la segunda vez en su historia que cierran prematuramente. Al igual que ocurrió el pasado lunes, primer día de aplicación de los nuevos mecanismos de freno establecidos tras los desplomes en cadena producidos el verano pasado, las bolsas empezaron con caídas. Fueron paralizadas 15 minutos al bajar el CSI 300 más de un 5 por ciento y, al reabrirse, se hundieron rápidamente hasta provocar el cierre.
Así, el índice general de Shanghái, el principal indicador de los mercados chinos, cerró con un desplome de un 7,32 por ciento (245,95 enteros) hasta los 3.115,89 puntos, y el de Shenzhen se hundió otro 8,35 por ciento para quedar en 10.745,47 puntos.
Nuevas medidas contra el desplome
Las medidas establecidas tras las fuertes caídas del verano incluían un bloqueo a los grandes accionistas (con más del 5 por ciento de una empresa) a no vender títulos durante seis meses. El plazo vence el día 11, cuando quedarán desbloqueados cerca de un billón de acciones. La volatilidad actual se explica por la anticipación de los pequeños inversores del desplome de los precios cuando esos grandes inversores puedan de nuevo vender.
Ahora las autoridades han anunciado una nueva medida que entrará en vigor el 9 de enero: los accionistas no podrán vender más de un 1 por ciento de la cotización total de una empresa en el plazo de tres meses.
Además, tres cuartas partes de las acciones chinas están en manos de inversores individuales con escasos conocimientos financieros, que han volcado sus ahorros en la renta variable. La depreciación del yuan, en valores mínimos desde febrero de 2011, no ayuda a dar estabilidad al mercado.