La repentina escasez de madera, licores y otros bienes por la pandemia
“No hay”. Por estos días la frase se repite en distintos rubros que han evidenciado cómo ciertos bienes escasean. Se esgrime que la falta de stock se debe a que tras el estallido social parte del comercio no renovó inventarios, o que la pandemia después frenó las importaciones y el consumo. Pero también que el retiro de los fondos de pensiones generó una liquidez y demanda que nadie -o muy pocos- contemplaron, como lo demostró la reapertura del comercio y la cercanía de Navidad.
A eso se suman los cambios de hábitos provocados por el mismo coronavius.
Bicicleta “hot”
Tras el desconfinamiento, el aumento de ciclistas en las calles es evidente. Debido al Covid-19 y la llegada del buen tiempo hay muchas personas que han encontrado en la bicicleta un excelente medio de transporte para evitar la micro o el metro.
Tomás Baeza, dueño de la tienda The Good que representa marcas como Santa Cruz, BMC y Mondraker cuenta que ellos han experimentado la falta de stock en un 100%. “Estuvimos al menos 6 meses sin reposición de bicicletas de enduro que rondan los $4 millones y así con otros modelos”, sostuvo.
Para Baeza el “boom” no se acabará con el fin de la pandemia, por lo que han tenido que optar por un sistema de reservas anticipadas ya que hay demoras de 3 meses de entrega. “Si antes vendíamos 70 bicicletas al año, hoy más que duplicamos ese número”, resalta. Pero no todo se debe a la pandemia. El sector ya había entrado en el 2020 a buen ritmo, tras cerrar el 2019 con un auge del 9,3% en el volumen de negocio y del 20,4% en la venta de unidades.
La tradicional marca de bicicletas Oxford ha podido sortear la alta demanda. El principal proveedor de bicicletas del país se anticipó a fines del año pasado, tras el estallido social. “Vimos un alza en las ventas de noviembre y diciembre del año pasado, y los dos primeros meses de 2020 se mantuvo, por lo que compramos apostando a un crecimiento importante este año. Lo que no significa que la pandemia no nos haya sorprendido”, señala Rodrigo Contardo gerente de marketing de la firma.
Semanas sin madera
El Banco Central señaló el mes pasado que “se reporta un quiebre de stock de materiales como la madera, tanto por un aumento de demanda como por una oferta que se vio limitada dado el cierre de aserraderos durante las respectivas cuarentenas, entre otros factores”.
José Miguel Gomila, socio de Ferretería Gomila de Illapel (región de Coquimbo) es testigo de ello. “Lo más llamativo ha sido el caso de la madera, que por distintas razones que afectaron la oferta, como las cuarentenas o incluso los incendios forestales de años anteriores, han generado un quiebre importante para nosotros los distribuidores y el público en general”.
Una de las razones por las que hubo más demanda según el ingeniero es que en los meses de mayor encierro creció el interés por productos de mejoramiento del hogar. La gente en sus casas comenzó a preocuparse de mejorarlas y durante estos dos últimos meses al menos, las redes sociales han dado cuenta de problemas de falta de pintura, clavos y varios insumos.
Gomilla en todo caso, asegura que le tiene más fe al 2021 ya que los stocks de a poco se han ido regularizando, y confía que ya en enero podrá tener los inventarios necesarios para cumplir con las solicitudes de sus clientes.
La gerenta de negocios comerciales de MASISA, Claudia Barros explicó a DF MAS que la reactivación del rubro de la construcción, tanto en empresas grandes y medianas, así como en remodelaciones de hogar, ha generado una sobredemanda, “por cual aquello que se producía para abastecer ocho meses, hoy se está consumiendo en sólo dos. Lo anterior, ha generado una sensación de desabastecimiento, sin embargo, no hay que descartar que las capacidades productivas en todas las empresas son limitadas, sobre todo hoy donde los protocolos de seguridad Covid han ralentizado éstas, en favor de la seguridad de los colaboradores”.
Dado lo anterior, más que escasez de stock, la compañía indica que la industria está replanificando las entregas en tiempos más extensos de lo habitual. Con ella coinciden en gran parte del comercio: hay de todo, pero hay que esperar.
¿Y los autos?
La reapertura de la economía tras el confinamiento, sumada a los mayores recursos debido al retiro del 10% de los fondos de pensiones y algunas transferencias realizadas por el gobierno también han generado algunos quiebres de stock de autos.
En la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), que representa a las marcas automotrices e importadores, su secretario general Diego Mendoza dice que la pandemia generó una caída del 80% en las ventas del primer semestre. En total 8.600 autos se dejaron de vender, por lo cual el sector se blindó reduciendo sus importaciones.
Según la ANAC las razones de que durante algunas semanas algunas marcas y modelos no estuvieran disponibles se debieron a múltiples factores como que varios de los 29 países de origen de las importaciones -Europa, Estados Unidos y China- se encontraban paralizados y por los mismos confinamientos. Asegura que el stock de autos “estuvo siempre garantizado porque los puertos chilenos siguieron funcionando y tuvimos un abastecimiento continuo”, señala.
Donde sí se ha visto escasez de unidades es en los autos usados: las camionetas y autos chicos para reparto en buen estado están casi agotados.
En un estudio de Automóvil Club de Chile un 20% de los encuestados dijo haber utilizado parte o el total de su retiro del 10% de los fondos de pensiones para comprar un vehículo. Y solo un 10% de la muestra debió vender su auto por la crisis.
De acuerdo con ese estudio, el orden de preferencia de compra es automóvil, bicicleta, motocicleta y scooter.
La pandemia y la crisis social junto con la inestabilidad económica gatillaron la necesidad de comprar más vehículos, tanto para protegerse del contagio al evitar el transporte público, como por el aumento de trabajos de reparto de mercaderías o de traslado de personas a través de Apps. Ello llevó a los concesionarios de autos nuevos a activar campañas de “pre-venta” con entrega entre 60 y 70 días.
Actores del mundo del remate de vehículos han sido testigos de la alta demanda y falta de stock., que se ha traducido en un alza de un 20% en promedio en los últimos 3 meses para los modelos Suv y Hatchbacks.
Este aumento en el valor de los autos usados se ha convertido en una gran oportunidad para quienes buscan vender el suyo ahora: más de 60.000 personas llegan cada mes a tasar sus autos.
En una casa de remate de Quilicura añaden que se ha notado un cambio en el comportamiento del consumidor: ahora se inclina por el uso de canales más seguros para no exponerse al salir de sus casas haciendo todo el proceso, tanto de compra como venta, a través de Internet donde entre otras cosas se le ofrece al cliente ir a dejarle el auto directamente a la casa.
Licores dulces.... agotados
“Producto de la pandemia, en marzo y abril tuvimos que acotar nuestras órdenes de compra casi a cero por temor al mal pronóstico que había para la industria de bebidas alcohólicas y licores”, comenta Andrés Oyanedel, subgerente de zona de Distribuidora Errázuriz (DESA). El retraso en los pedidos, que pasaron de junio en períodos normales a fines de agosto y septiembre, generó problemas de stock en la distribuidora.
Sin embargo, la reactivación económica de esos dos meses superó en números incluso a años anteriores-producto del retiro del 10% y el desconfinamiento- aumentando en un 35% el consumo de bebidas alcohólicas, principalmente las dulces como el Drambuie, Frangélico y el Jack Daniel´s Apple y Honey, considerados los superventas de la cuarentena.
De todas formas, Oyanedel enfatiza: “Es un mito que la gente está consumiendo más alcohol, de hecho, las ventas han bajado entre un 10% y un 20% ya que las personas dentro de sus casas toman menos que en un bar o restaurante. Lo que sí, es que, en el hogar, se tiende a tomar bebidas más dulces”.
“El problema de los quiebres de stock o problemas con la comercialización de productos a restaurantes y bares comenzó mucho antes de la pandemia. El 18-O fue fatal”, añade Erwin Rahmer, gerente general de Aquavitae Chile, importadora y distribuidora de agua tónicas y licores.
Producto del estallido social, los polos gastronómicos de Lastarria y Bellavista en el centro de Santiago se vieron paralizados, por lo que tuvieron que reducir su inventario a más de la mitad, porque sus clientes tenían los locales cerrados.
A eso se sumó el cierre de algunas líneas de crédito internacional ante la situación social, política y económica del país. “En marzo, cuando las cosas parecían empezar a ordenarse vino la pandemia y eso generó retrasos en los pagos de entre 30 a 40 días”, dice Rahmer, lo que significó una deuda de más de $90 millones.
La firma se vio afectada por una mezcla de razones: lo primero, una baja de personal en los puertos y por un incremento en los niveles de seguridad y por los protocolos Covid, lo que generó un efecto dominó, colapsando la actividad portuaria desfasándose con los programas de las navieras. De todas formas, el haber contado con un sistema de e-commerce robusto les permitió seguir vendiendo sus productos online convirtiéndose en un canal de relevancia para la empresa. Con todo, el dueño de la importadora está esperanzado en recuperar las ventas en los próximos días, producto de las fiestas de fin de año.
En todo caso sabe que las ganancias no serán las mismas, producto del retorno a la Fase 2 en Santiago.