por Álvaro VILLALOBOS
En un clima de optimismo comedido, los ministros de la OPEP celebran este jueves su reunión semestral en Viena, en la que no se espera un recorte ni un congelamiento de la producción para estimular unos precios que subieron con fuerza desde comienzos de año.
El encuentro en la capital austríaca será el primero para el nuevo ministro saudí, Jaled al Faleh, sobre el que hay una enorme expectación. Desde su llegada a Viena el lunes por la noche no hizo declaraciones a la prensa y mantuvo reuniones con varios de sus homólogos y con analistas.
En la cita podría elegirse además a un nuevo secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, integrada por 13 miembros, que extraen alrededor de un tercio del crudo mundial.
Venezuela anunció la candidatura de Alí Rodríguez, que ya ocupó el cargo en 2001-2002 y es el actual embajador en La Habana. Nigeria defenderá al suyo, Mohammed Barkindo, e igualmente habrá otro pretendiente de Indonesia, Mahendra Siregar, de acuerdo con la agencia Bloomberg.
Poco antes de la reunión, hacia las 07H00 GMT, el barril de WTI para entrega en julio cedía 10 céntimos en los mercados asiáticos, a 48,91 USD. El barril de Brent para agosto ganaba un céntimo, y cotizaba a 49,73 dólares.
A su llegada a Viena, varios ministros mostraron un optimismo moderado en cuanto a un reequilibrio de la oferta y la demanda en la segunda mitad del año, lo que según los analistas llevará al cártel a seguir produciendo sin tope ni cuotas por país.
"El mercado está mejorando" y lo seguirá haciendo "en la segunda mitad del año", dijo el viceministro iraquí del Petróleo, Fayad Nema.
"El mercado se ha estado corrigiendo al alza desde el comienzo del año", comentó el titular emiratí, Suhail al Mazruei, refiriéndose al alza de más del 80% de los precios desde los mínimos alcanzados en enero-febrero, cuando cayeron a 26-27 dólares el barril.
"La tendencia es buena, pero un barril a 60 dólares" sería mejor para Angola, dijo el miércoles su ministro José Maria Botelho de Vasconcelos, matizando la política de precios bajos resultante de la política de la OPEP.
En los últimos meses, varios países como Angola, Venezuela y Argelia defendieron una congelación coordenada de la producción a nivel mundial, para aupar los precios.
El intento fracasó estrepitosamente en la reunión del 17 de abril en Doha con productores no miembros, entre ellos Rusia.
Desde fines de 2014, Arabia Saudí ha logrado pilotar una política basada en producir al máximo, para apartar del mercado a productores dependientes de precios más altos para ser rentables.
El cierre de explotaciones de petróleo de esquisto en Estados Unidos y la caída de producción fuera del cártel han dado la razón a Arabia Saudí. Aunque según el ministro venezolano Eulogio del Pino, el reequilibrio observado últimamente se debe más circunstancias excepcionales, como los incendios en Canadá y los sabotajes en Nigeria.
El reino wahabita se escuda por otro lado en que no consentirá congelar o reducir de manera unilateral su producción si no lo hace al mismo tiempo su gran rival regional y socio de la OPEP, Irán.
Pero con el acuerdo sobre su programa nuclear recién firmado, Teherán tiene el objetivo de volver al nivel de producción previo a la imposición de sanciones internacionales, hace una década.
El ministro iraní Bijan Namdar Zanganeh dijo la noche del miércoles que su país no está interesado en la reinstauración de un tope global de producción para el cártel.
Eso sí, propone volver al sistema de cuotas por país, si bien le parece que es aún "temprano" para un eventual acuerdo en ese sentido.
Zanganeh aseveró también en declaraciones a la agencia de prensa Shana que "la duplicación de las exportaciones de petróleo iraní no tuvo ningún impacto negativo en el mercado y fueron bien integradas".
Según él, Irán exportó 2,023 millones de barriles diarios (mbd) en mayo, produce actualmente más de 3,8 mbd y "muy pronto" alcanzará el objetivo de 4 mbd.