Los ministros de los países de la OPEP y sus socios petroleros empezaron a llegar este martes a Viena, donde intentarán prorrogar el acuerdo que limita su producción de crudo y que en los últimos meses ha logrado estimular los precios al alza.
El objetivo es prorrogar el acuerdo histórico de 2016, cuando 24 países productores —los 14 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y varios países petroleros, entre ellos Rusia— acordaron limitar su producción.
"Estamos a favor de una extensión del acuerdo", afirmó el ministro kuwaití del Petóloe, Esam Al Marzuk, a su llegada el martes a la capital austriaca.
En el mismo sentido, su homólogo ecuatoriano, Carlos Pérez, estimó que la prórroga se extenderá "a la mayor parte del año que viene", sin dar más precisiones.
El pacto, que empezó a aplicarse en enero de este año y se mantendrá por el momento hasta marzo de 2018, ha sido clave en la caída de las reservas mundiales y la recuperación reciente de los precios, que rondan ahora los 60 dólares.
Sin embargo las incertidumbres sobre cuanto meses durará la prórroga, una decisión que se tomará el jueves en la reunión formal de l OPEP, hicieron bajar este martes el precio del barril.
Hacia las 17h00 GMT, al final de los intercambios europeos, el barril de Brent del Mar del Norte para entrega en enero perdía 43 centavos en Londres, hasta 63,41 dólares.
"Los acuerdos del año pasado han servido para poner un soporte al mercado (...) Ahora las cosas que dice la OPEP son más creíbles, el precio se ha recuperado de forma razonable", explica a la AFP Gonzalo Escribano, director del programa Energía del Real Instituto Elcano de Madrid.
"Hemos conseguido lo que nuestros detractores creían que era imposible”, se felicitó el lunes el secretario general del cártel, el nigeriano Mohammed Barkindo.
Sin embargo hay incógnitas sobre si las tensiones entre los países miembros —principalmente entre Arabia Saudí e Irán pero también Catar, aislado del resto de países del Golfo—, podrían poner en peligro el objetivo de prorrogar el pacto hasta finales de 2018.
"Otra veces hemos tenido situaciones, como cuando Irak invadió Kuwait o cuando había una guerra Irán-Irak, en que estos países podían participar en la OPEP y trabajar juntos a pesar de sus grandes diferencias políticas e incluso militares”, recuerda Richard Mallinson, un analista de Energy Aspects.
Putin, ¿nuevo rey del petróleo?
Otra de las incógnitas es la posición de Rusia, donde algunos importantes grupos petroleros son reacios a seguir con el acuerdo. Pero los analistas apuntan al interés del presidente Vladimir Putin a seguir trabajando con la OPEP, una forma de extender su influencia en Oriente Medio.
"Con su entrada en el juego de la OPEP, Rusia tiene una posición excelente en la región. Si rompiera filas y no respetará los objetivos de producción perdería credibilidad", dice Bjarne Schieldrop, un analista de SEB.
Sin embargo la influencia de Rusia en esta "OPEP Plus" —que incluyen a otros países fuera del cártel— es limitada.
"Ese titular de 'Putin nuevo rey de la OPEP' es un poco exagerado. Básicamente es un triunvirato donde están Irán, Arabia Saudí y Rusia" el que toma las decisiones, apunta Escribano.
Además, tanto para Rusia como para la OPEP el punto de mira es Estados Unidos, donde, gracias al auge de los yacimientos llamados no convencionales, la producción de petróleo alcanzó en noviembre su máximo nivel desde 1983, cuando se empezaron a recoger estos datos.
"Se trata [para la OPEP y sus socios] de privilegiar el precio y no la cantidad”, asegura Schieldrop.
Venezuela, uno de los dos miembros latinoamericanos del cártel, junto a Ecuador, llega por su parte a Viena en una situación delicada, con una producción de crudo históricamente baja y su petrolera estatal, PDVSA, inmersa en un proceso de cambio después de que el presidente Nicolás Maduro nombrara a un militar con el objetivo de "una reestructuración total" de la compañía, que aporta 96% de las divisas al país.