En Canadá hace 20 años partió la historia de la cereza más grande del mundo. En 1999, el agricultor Claudio Vergara y su hijo del mismo nombre recorrieron ese país para conocer los cultivos de las variedades más tardías de ese fruto. Se encontraron con un clima parecido al del lago General Carrera, por lo que a su regreso en Chile se fueron a la Carretera Austral para buscar un lugar donde asentarse. En enero encontraron un campo en Chile Chico y en septiembre plantaron el primer huerto.
"El proyecto era inédito, por la idea de hacerlo en otra temporada y por hacerlo en la Patagonia", cuenta Claudio Vergara. Era también arriesgado. No había internet, ni celulares, ni fruticultura, conseguir insumos era muy difícil. "No era sólo llegar y plantar, había mucho viento, por ejemplo. Tuvimos que conocer la zona, aprender a producir en ese clima", agrega el empresario.
Concentrado exclusivamente en el cultivo de cerezas, el fruticultor buscaba prolongar de forma natural la temporada de cosecha, que se concentra sólo en un mes, entre el 20 de noviembre y el 20 de diciembre. La idea era extender la oferta con fruta más temprana y más tardía.
"Esta empresa la partió mi papá. Él fue el pionero en Rancagua con 20 hectáreas. Le dijeron ¡Estás loco! ¿Cómo se te ocurre poner cerezas? Los árboles se mueren, es un cultivo complicado", cuenta.
En 1999, lo invitó al proyecto en Chile Chico.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Implicó años darnos cuenta que las condiciones de crecimiento de los árboles son distintas. Cada innovación toma tiempo y conocer la zona nos tomó tiempo, fueron varias iteraciones. Un ejemplo es que con el viento los árboles no podían crecer, entonces nos dimos cuenta que antes de poner el huerto había que poner cortavientos, por lo que teníamos que plantar álamos antes que cerezos. Esto toma años. Pero el premio a esta serie de iteraciones es que logramos tener la fruta más grande del mundo. Ese es el premio. Y logramos aumentar en casi un mes la oferta de cerezas.
-¿Cuál es la clave de su modelo?
-Normalmente los productores de fruta tienen varias especies. Nosotros lo que hicimos fue dedicarnos a una especie. Entonces nos planteamos ¿cómo hacemos para ser especialista? (...) Como las cerezas se producen en determinadas fechas, tuvimos que movernos de zona geográfica.
Hoy somos Agrícola Valle Largo, con 120 hectáreas y unidades productivas en Aculeo, Rancagua y Chile Chico. Un 25% de la producción es cosecha temprana; un 40% en la zona central y después un 35% en la zona tardía. Esto se traduce en que Aculeo parte del 1 al 20 de noviembre; Rancagua del 20 de noviembre al 20 de diciembre, y Chile Chico del 1 de enero al 10 de febrero.
En el radar mundial
Agrícola Valle Largo situó a la Región de Aysén en el radar internacional de productores y consumidores de cerezas al batir el récord Guinness con un fruto de 23,93 gramos de peso, con lo que, además, destronó a Italia, que tuvo ese cetro por más de una década.
También consiguen en esa zona frutos más firmes, crocantes, dulces y jugosos, y, según destaca el empresario, altamente demandados en mercados exigentes como China.
Si bien a nivel nacional la cereza aún no logra coronarse como el principal producto frutícola de exportación, le ha ido ganando poco a poco terreno a la uva de mesa, por lo que cada vez hay más agricultores que apuestan por esta variedad.
Vergara comenzó a exportar en 2003 y el traspaso del negocio familiar se materializó hace tres años, cuando le compró a su padre las 120 hectáreas de la empresa. También puso en marcha una exportadora, a la que llamó Récord, para enviar de manera directa parte de los 900.000 kilos que cada año puede llegar a vender si los terrenos producen a su máximo potencial.
No siempre ocurre. El año pasado, por ejemplo, perdió toda la cosecha de un campo en la Sexta Región por el clima.
-¿Cómo se compone la superficie plantada actual?
-De las 120 hectáreas plantadas, hay un 20% en formación y 80% en producción. Para que un árbol entre en producción, demora entre tres y cuatro años. Entonces vamos renovando variedades en una parte de nuestro huerto.
El desafío del clima
- ¿Cómo logra sacar el máximo potencial a sus huertos? El negocio agrícola tiene un componente impredecible por más que se avance en innovación porque siempre dependerá del clima.
-El potencial productivo está en el papel. Para lograrlo todos los años, te ves enfrentado a nuevos escenarios climáticos y tenemos que intentar controlar esos riesgos. En el caso de Rancagua, el año pasado perdimos el 100% de la producción por un granizo... eso no nos había tocado nunca.
-¿Cuáles son los principales desafíos climáticos?
-Por un lado hay que disponer del recurso hídrico. Este año vemos que tenemos el tema de la sequía y estamos con turnos de riego. Eso nunca lo habíamos tenido en la historia de este campo. Hay que ir invirtiendo en controlar las heladas (...) hay nuevos desafíos para asegurar el potencial productivo.
-¿Cómo vislumbra la marcha del negocio?
-El primer desafío es estabilizar la producción (...) hay que cumplirle a nuestros compradores y para eso hay que reducir todos estos riesgos climáticos de los que hablamos. Hay que invertir en tecnologías. La idea no es producir kilos de fruta, sino producir fruta de buena calidad.
-¿Y el desafío del negocio exportador?
-Hoy todo se va a China y el desafío que tenemos como industria es diversificar mercados. Eso es casi una obligación: debemos aumentar la demanda en China y además en otros mercados.
-¿Qué otros mercados están mirando?
-Europa. Enviamos algo a Inglaterra, fue muy poquito. Dentro de Asia está Indonesia y Tailandia, por ejemplo.
-La guerra comercial arancelaria entre China y Estados Unidos ¿les ha afectado?
-La verdad es que en lo inmediato no hemos tenido problemas. Ni menor demanda ni menor precio. Pero estamos expectantes para ver cómo evoluciona.
Foto principal: DF, Julio Castro