Josefina Blackburn tras cierre de la tienda en Vitacura: "La idea es repensar el negocio"
Me he quedado mucho tiempo sola en la tienda, caminando, pensando qué es lo que hubiera decidido Verónica. Yo creo que estaría de acuerdo: en junio cierra oficialmente Blackburn.
El 26 de abril publicamos nuestro video de despedida. Teníamos que hacerlo, porque era un secreto que me estaba empezando a ahogar.
Estamos muy agradecidos por la reacción de los clientes. Han habido muchas compras, pero también nos han llegado anécdotas e historias de la tienda y de Verónica. Incluso, nos han mandado mensajes de enojo diciéndonos ‘cómo van a cerrar’.
De la cola del león a la cabeza del ratón
Nosotros vivíamos en Temuco mientras Verónica vivía en Santiago. Ella iba durante el verano al campo familiar en Traiguén y ahí mis hermanos y yo -sus únicos sobrinos- jugábamos con ella.
Mi primer recuerdo de la tienda es el año ‘98, cuando ella nos invitó a la inauguración de la sucursal en Vitacura. Nos hizo unos trajes de chef para recibir a los invitados. Ahí estábamos, vestidos con gorros y chaquetas de cocinero, dando la bienvenida.
En 2014, al salir de la universidad (Ingeniería Comercial en la PUC) entré a trabajar en el área de cocina de Falabella. Ahí nuestros puntos en común se unieron mucho más, porque empezamos a hablar de proveedores, marcas y productos. Antes no me interesaba mucho la cocina, pero con ese trabajo me acerqué mucho a ella.
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Al año siguiente, en julio, Verónica falleció de un cáncer de páncreas. Seis meses después mi papá y mi hermano me pidieron que me hiciera cargo de la empresa.
Ella nos dejó la compañía en herencia a todos mis hermanos y a mí. Pero por testamento me dejó la marca Verónica Blackburn sólo a mí. Nadie se lo esperaba, porque nunca hablamos de esas cosas. Yo creo que lo hizo porque vio que durante sus últimos años fuimos muy cercanas. Vio el potencial que podía sacarle.
Empecé trabajando en 2016 como gerenta general. Pasé de la cola del león, en Falabella, a la cabeza del ratón en Blackburn. Era todo muy distinto. La primera decisión fue si queríamos seguir con este negocio. Y fue totalmente unánime: ‘sí, démosle’, dijimos.
En 2019 hicimos una remodelación de la tienda, un cambio de logo y abrimos el canal de ventas online.
Del año récord al frenazo
El estallido social nos paró muchísimo la venta. Ahí tuvimos que desvincular a parte del equipo. Y cuando ya empezábamos a retomar las ventas llegó la pandemia, que nos jugó muy a favor porque las personas empezaron a meterse más en la cocina. Ahí fuimos vendiendo, solucionando temas logísticos, buscando nuevos partners, otras marcas, más proveedores.
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La compra histórica mensual fue en agosto de 2020, que coincidió con el primer retiro del 10%. Y eso que todavía estábamos cerrados. Después abrimos y todo el mundo quería ir físicamente a la sucursal. Hacíamos malabares para atender clientes y enviar los pedidos. Fueron un par de meses muy buenos hasta principios de 2022, cuando la economía sufrió un frenazo.
Ese año empezamos a notar una baja en venta en todos los canales, marcas y productos. Y mientras bajaban los resultados, los costos, especialmente en Europa, subieron mucho.
“Se podría haber ido a las pailas”
La decisión de cerrar fue tomada en marzo de este año. En noviembre ya estábamos replanteando el negocio, viendo las diferentes formas de reestructuración para seguir con fuerza y mantener la marca. Pero finalmente optamos por cerrar, después de pensarlo mucho. Fue una decisión muy difícil.
No elegimos esperar y entrar en una reorganización judicial, porque cuando uno está en esa reestructuración, la marca, que es lo más importante, se podría haber ido a las pailas. Preferimos hacerlo de buena forma y mantener la marca en alto.
La tienda (ubicada en Alonso de Córdova) es de nosotros. Está en borrador de contrato de arriendo para arrendarse a partir de julio.
En medio de todo este proceso, tuvimos una situación de pérdida de inventario, cuya responsabilidad fue de un tercero. Nos dimos cuenta de la falta de productos a principios de año. Pero ese no fue el motivo por el cual se tomó la determinación de cerrar la empresa. Lo que sí, es que durante marzo identificamos a esta persona que nos llevó a esta compleja situación. Ahora hay un proceso penal abierto (ver recuadro).
¿Volverá Blackburn? Ahora estamos enfocados en cerrar de la mejor manera. Yo personalmente me voy a estudiar un MBA al Reino Unido, así que espero traer buenas prácticas y volver con fuerza. La idea es repensar el negocio y tomar esta marca para explotarla después de manera sostenible”.
Robo por $ 50 millones
Josefina Blackburn dice que no puede entregar detalles del robo que identificaron el pasado marzo. En concreto, y según una querella presentada la semana pasada, entre 2021 y 2023 la compañía sufrió una serie de hurtos sistemáticos de la mano de un trabajador de la empresa.
Entre esos años, se lee del libelo, el sujeto -que trabajaba en despachos y logística- logró hacerse de cientos de productos que posteriormente eran vendidos en plataformas digitales a un precio bajo mercado. De acuerdo a la acción judicial, que se está tramitando en el 4º Juzgado de Garantía de Santiago, el perjuicio total supera los $ 50 millones.