Los problemas en torno a la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos (Essal) no se detienen. El Tribunal Ambiental de Valdivia condenó a la empresa como responsable del daño ambiental de la bahía de Puerto Varas del lago Llanquihue por la activación reiterada e injustificada de los aliviaderos de tormenta de las Plantas Elevadoras de Aguas Servidas (PEAS) de Santa Rosa y Puerto Chico, lo que provocó el vertimiento de efluentes no tratadas al lago.
Según se señala en la sentencia, el Tribunal concluyó que “la apertura de los aliviaderos de tormenta en la época estival del año 2017 no responde directamente a las precipitaciones ocurridas en la zona, ya que éstas no fueron mayores que en el invierno del mismo año. No obstante, la apertura de los aliviaderos de tormenta se produjo con mayor frecuencia durante este período".
El presidente del Tribunal, el ministro Iván Hunter, señaló en una declaración que "se ha llegado a la conclusión de que efectivamente Essal es la responsable por daño ambiental que en este caso consistiría en la pérdida del uso para carácter recreativo de las playas de Puerto Chico y Santa Rosa, como también un cambio en el proceso eutrofización que tiene el lago actualmente".
Pero el hecho no es aislado. El fallo da cuenta que, aunque las aguas servidas o mixtas se diluyen en períodos relativamente cortos de tiempo, existen antecedentes suficientes de que dichos vertimientos volverán a repetirse en el tiempo
“La activación de los aliviaderos se produce de manera intermitente, pues si bien no están permanentemente vertiendo aguas servidas a la bahía durante todo el año, sí es posible constatar que la activación se realiza frecuentemente", dice el escrito, dando cuenta que esto viene al menos desde 2010.
Según consta en el expediente, la Capitanía de Puerto informó que hubo 35 activaciones en el año 2017 y 135 durante el 2018.
A juicio del órgano de jurisdicción ambiental, es muy probable que esta situación se deba a la falta de capacidad de las PEAS de hacerse cargo de los caudales máximos esperados, más que al exceso mismo de aguas lluvias en la red de alcantarillado de Puerto Varas. "Esto demuestra que la demandada Essal no ha adoptado las medidas necesarias para hacerse cargo de esta causa del daño ambiental”, se asegura en el escrito.
Considerando los efectos que tiene para la salud de la población el vertimiento de aguas con altas concentraciones de coliformes fecales, el Tribunal fue claro en señalar que “ha existido una negligencia constante de Essal en la operación de sus PEAS y de su sistema de alcantarillado, como también una demora en desarrollar las medidas comprometidas por la empresa para mejorar esas deficiencias". Y enfatiza: "Estos antecedentes permiten inferir que Essal no ha empleado en su conducta la diligencia necesaria de un hombre medio puesto en su misma situación para evitar la activación de los aliviaderos, considerando la naturaleza de los bienes jurídicos, previsibilidad y la posibilidad jurídica y fáctica de evitar el ingreso de aguas lluvias a sus sistemas de alcantarillado”.
Reparación del daño
Junto con condenar a la empresa sanitaria como responsable del daño ambiental en el lago Llanquihue, el Tribunal determinó que la firma deberá presentar un plan de reparación dentro de 30 días desde que la sentencia se encuentre ejecutoriada. Éste debe contemplar diversas medidas en las que se encuentra la instalación de una estación meteorológica de la empresa en Puerto Varas que permita analizar la relación entre las precipitaciones y las futuras activaciones de los aliviaderos de tormenta. Con esta información, Essal deberá poner sobre la mesa un proyecto para aumentar la capacidad de conducción de aguas servidas, de las dos PEAS hacia la Planta de Tratamientos; y generar una línea directa de conducción desde PEAS Puerto Chico hasta la elevación a la Planta de Tratamiento.
Además, la sanitaria tendrá que elaborar un proyecto técnico para aumentar la capacidad de homogeneización de aguas servidas de ambas plantas para disminuir la frecuencia de activación de los aliviaderos de tormenta e implementar monitoreos a la calidad de las descargas de los aliviaderos de tormentas. Y, por último, un plan de trabajo para disminuir las conexiones ilegales de bajadas de lluvia y aguas servidas; y mejorar y reparar el sistema de alcantarillados para reducir la infiltración de aguas.