Corona pide su reorganización para evitar la quiebra tras no llegar a acuerdo con parte de la banca
La crisis social y la pandemia le pasaron la cuenta a otra gran empresa chilena. Ahora se trata de la cadena de multitiendas Corona, de propiedad de la familia Schupper, que ayer solicitó a la justicia su reorganización financiera para evitar la quiebra.
El pasivo actual consolidado del grupo alcanza los US$ 90 millones, de lo cual 64% son compromisos financieros, 24% deudas con proveedores y 12% son cuentas por pagar con entidades relacionadas, como arriendos de locales de propiedad de los Schupper.
En su escrito presentado a la justicia, la empresa solicitó poder acordar con sus acreedores “plazos razonables” de pago de sus obligaciones. Explicó que intentó varias veces llevar a cabo una reprogramación de sus deudas, así como la prórroga de cuotas vencidas y por vencer en 2020 (marzo, junio y septiembre) en los dos créditos sindicados que se mantienen vigentes, por unos $4.500 millones. “Lamentablemente este plan no ha sido posible de concretar por falta de acuerdo con parte de la banca”, señaló.
Para llevar adelante su reorganización, la dirección de la multitienda contrató a Nelson Contador & Cia., el mismo estudio que lidera –entre otras operaciones- las reestructuraciones del operador de casinos Enjoy y de la empresa Modella Group, matriz de las marcas Trial y Hugo Boss, entre otras (ya lograda).
“Esperamos salir muy fortalecidos del proceso que iniciamos y con la musculatura adecuada para enfrentar los desafíos del sector”, señaló Cristián Fuenzalida, gerente general de Corona.
En caso de lograr su objetivo, la empresa tiene en carpeta potenciar el negocio de ventas por internet y realizar una transformación en su negocio financiero, para lo que considera colocaciones por cuenta de terceros o alianzas con operadores de este ámbito.
Créditos congelados
La firma –que apunta al grupo socioeconómico C3D- tiene más de 60 años en el mercado nacional: partió en regiones y luego se extendió por el país. Hoy opera 54 tiendas de Arica a Punta Arenas y da trabajo a casi 2.500 personas.
Desde 2014, la firma comenzó a ajustar su modelo de negocio de multitienda a uno orientado a una especialización en las líneas Vestuario, Calzado y Telefonía, que denominó VCT. Dice que logró positivos resultados hasta 2017 cuando alcanzó el mejor Ebitda de su historia. La empresa indicó a la justicia que, a fines de ese año, una serie de factores que comenzaron a afectar la economía nacional provocaron una importante desaceleración que influyó en todo el retail.
Luego, dijo que su actual y compleja situación económica comenzó a verse influida en forma negativa y determinante por “hechos ajenos a su gestión”, específicamente a partir del mes de octubre de 2019, a consecuencia del denominado estallido social.
Detalló que en gran parte del cuarto trimestre de 2019, la compañía sufrió una cantidad importante de ataques, robos y vandalismo en sus tiendas. Esto derivó en un impacto negativo en los estados financieros consolidados cercano a los $ 4.800 millones.
La firma dijo que 2020 partió con resultados mejores a los esperados, producto de la disminución de las acciones de violencia, pero que la recuperación se interrumpió en marzo por la pandemia. Estimó que, desde inicios de esta crisis, su operación se ha limitado a menos del 50% de la totalidad de las tiendas, con restricciones aún mayores en algunos períodos.
Precisó que la pandemia provocó una baja muy considerable en sus ventas y colocaciones (a través de su tarjeta de crédito), las cuales –dijo- han caído a niveles nunca antes vistos en otros períodos. Además, reveló un importante aumento en la morosidad de los clientes de su tarjeta, en una tendencia coherente con el creciente desempleo que se aprecia desde octubre pasado, agravado en estos últimos cinco meses, y cuya solución –aseguró- no se vislumbra en el corto plazo.
Por ello, la empresa estimó que el efecto negativo por la menor recaudación durante 2020 -por la caída en ventas en retail y un alza en la mora en el negocio financiero- será cercano a los $ 50.000 millones. “Lo anterior ha tenido como consecuencia que la banca ha congelado las líneas de crédito de la compañía, obligando a renegociar periódicamente todos los vencimientos de préstamos, lo que hasta hace un tiempo había sido posible gracias al apoyo de parte importante de la banca”, afirmó.