Bono clase media no logra sellar rechazo oficialista a retiro del 10% y una noche agitada suma dudas
La puesta en escena fue cuidadosamente diseñada. El Presidente Sebastián Piñera decidió que él mismo iba a hacer el anuncio, pero sí escuchó los consejos de que esta vez tenía que estar flanqueado por sus ministros y varios representantes de los partidos. Por eso, varios de ellos lo acompañaron in situ y de manera telemática, para demostrar que todos estaban con el gobierno; hombres y mujeres, y de todos los partidos.
No había sido fácil dar con una fórmula para fortalecer el plan para la clase media. Muchos insistieron durante los últimos días que era mejor entregar un bono que seguir abultando el Ingreso Familiar de Emergencia, porque se corría el riesgo de que por presión terminara siendo un ítem permanente. Pero algo había que hacer: varios parlamentarios de la UDI habían solicitado mayor cobertura, porque el IFE dejaba a mucha gente afuera, y sin respaldo alguno.
Además de eso, la idea de dar un préstamo con subsidio, amarraba a la gente a un nuevo crédito, cuando el nivel de endeudamiento de los chilenos pasa por su peor momento. Por eso después de intensas discusiones y siempre teniendo en mente proporcionar un paquete que convenciera a sus parlamentarios de no aprobar el proyecto que permite el retiro de fondos previsionales, el Ejecutivo decidió meterse las manos a los bolsillos y ofrecer un bono de $500 mil pesos para todas las personas cuyos ingresos hayan bajado más del 30%, lo que generó reacción inmediata porque un número importante de personas quedaba fuera de la ayuda.
La escalada en Twitter
#CacerolazoPormi10%; #Cacerolazonacional; #estallidoSocial2; #AprueboRetirodeFondos eran las tendencias más relevantes en Twitter, horas después de conocido el anuncio que establece -en monto- un bono histórico, pero que no convenció ni siquiera a todos los parlamentarios oficialistas que esperaban más. Porque en los últimos días se hablaba de uno de $650 mil pesos, el mismo monto que iba a ser entregado como subsidio, si es que las personas tomaban un crédito por $ 2.6 millones, aun cuando en el gobierno explicitan que ese monto iba a ser sólo asequible para los tramos con más altos ingresos, o sea para las personas cuyos sueldos fueran sobre 2 millones.
¿El problema? Eso no quedó bien especificado desde el principio, y es parte de las críticas que ayer le enrostraban a La Moneda desde la oposición pero también de sectores del oficialismo: que las propuestas tienen demasiada letra chica, que no se entienden, y que establecen trabas para acceder a los beneficios.
El resultado: barricadas en las calles en varios puntos de Santiago y fuertes cacerolazos en distintos rincones de la capital, una presión más para los parlamentarios que este miércoles deben votar en la Cámara el proyecto que busca abrir las puertas al retiro de los fondos de pensiones, sobre todo para los que deberán darse vuelta respecto a la votación del miércoles pasado. Porque saben que están en la mira.
Por eso, si bien entre las autoridades de gobierno estaban esperanzados de ganar el gallito en el Congreso, a muchos durante la noche del martes les bajó la duda. “Es demasiada la presión y lo que está en juego para varios diputados que quieren convertirse en senadores, y no quieren perder autoridad y respecto en su electorado”, dice un parlamentario oficialista.
Por lo mismo, las negociaciones duraron hasta cerca de las 20 horas con la presencia del ministro Claudio Alvarado todo el día en el Congreso. En el gobierno aseguran que el recuento hasta las siete de la tarde era así: que tres de los 4 diputados UDI rechazarían la idea del retiro hoy, y 2 de los 9 RN se darían vuelta, si bien las cosas se pusieron en duda otra vez producto del rechazo de la calle.
Mientras tanto, el equipo de Hacienda y la Dipres se quedaron en Teatinos 120 hasta altas horas de la madrugada afinando los detalles al proyecto de ley que robustece la ayuda a la clase media y el informe financiero que deberán presentar durante esta jornada.
Una de las materias más importantes a las cuales presionaron parlamentarios oficialistas es bajar los requisitos y condiciones para acceder al Ingreso Familiar de Emergencia, por lo que ya no se exigirá un número importante de documentaciones, y en cambio se permitirá el autoreporte, o sea la declaración jurada de una persona sobre su situación y caída de ingresos, lo que lo hace más expedito y menos burocrático; y en el caso del préstamo se establecerá interés cero ya no sólo para el primer año, sino que por todo el periodo, contingente al sueldo, no al 10%, sino que al 5% de la remuneración de cada persona.
Las cartas están echadas, pero todos saben que el debate está lejos de terminar. Si se aprueba el plan en el Congreso, la derrota para el gobierno será letal. Pero si se rechaza, no pocos auguran nuevas manifestaciones y que el plan tome fuerza con el proyecto similar que ya se discute en el Senado.