Jefe del fondo soberano más grande del mundo cree que su salario es injustamente alto
Cuando Yngve Slyngstad invierte, el mercado toma nota.
Este noruego de 56 años, director ejecutivo del fondo soberano más grande del mundo, es un hombre fuera de lo común en el mundo corporativo.
Al mando del Norges Bank Investment Management -que administra el fondo estatal noruego de un billón de dólares- no tiene secretaria, organiza personalmente sus reuniones y viaja en clase económica.
Convertido en una especie de "activista verde" en el mundo financiero (pese a que paradójicamente el patrimonio del fondo soberano fue hecho con las ganancias de la industria petrolera noruega), Slyngstad ha atacado públicamente el pago excesivo de los directores ejecutivos de empresas y se ha negado a invertir en empresas que no cumplan con altos estándares éticos y medioambientales.
"Esperamos que todas las compañías donde invertimos tomen medidas anticorrupción efectivas", advirtió el ejecutivo.
Varias veces ha llamado a la transparencia en el pago de impuestos y a que las empresas paguen los tributos en el país donde generaron la riqueza.
Y sobre su propio salario (cercano a los US$800.000 anuales), ha declarado públicamente que es "injustamente alto", aunque está muy por debajo del sueldo que reciben los máximos jefes de fondos de inversión en el mundo.
Con cuatro maestrías en derecho, negocios, economía y ciencias políticas, Slyngstad es conocido por lograr lo que se propone, incluso de manera poco convencional, como cuando estuvo seis meses solo en una cabaña en el Ártico estudiando alemán.
El fondo no invierte en Walmart
El fondo soberano que Slyngstad tiene a su cargo -que acumula capital para las futuras generaciones de noruegos- se nutre actualmente de las rentas que genera su cartera de inversiones, con intereses en cerca de 9.000 compañías en todo el mundo y patrimonio invertido en la compra de deuda de muchos países.
De hecho, tiene el el 1,4% de todas las compañías que cotizan en bolsa en el mundo, un poder que permite a los noruegos rechazar inversiones en firmas que no son de su gusto.
Por ejemplo, no invierte en grandes compañías como el gigante del retail Walmart, por considerar que no ha respetado los derechos humanos de las personas, o Duke Energy y Posco, por causar "severos daños" al medioambiente.
"En algunos casos nos hemos distanciado de buenas inversiones, solo porque sabemos que pueden generar cosas que no nos gustarían", apuntó Slyngstad en una entrevista en el periódico Financial Times.
"He dicho muchas veces que me atrajo el tipo de inversiones que hacemos porque es un campo clave en todo lo que pasa en la sociedad, ya sea en geopolítica, o en pequeña tecnología funcional en la esquina de la actividad económica".
"Es un acto de equilibrio muy desafiante hacer que algo que es puro capitalismo financiero global, funcione en una sociedad transparente, igualitaria y democrática", dijo.
¿Qué pasa con las mujeres?
En octubre del año pasado, el fondo soberano noruego publicó tres documentos donde expresa su punto de vista respecto a cómo debe ser la composición de los directorios de empresas.
Entre los planteamientos, está la idea de que los directores ejecutivos de empresas no pueden ser al mismo tiempo los presidentes de la junta directiva y que al menos dos miembros del directorio deben tener experiencia profesional en el área de negocios de la firma.
Pero ninguno de los documentos hace referencia al aumento en la representación femenina en los directorios.
"Hemos pensado mucho sobre el tema, lo hemos discutido, pero no estamos listos para publicar una versión final", dijo Slyngstad en declaraciones a la prensa.
De hecho, explicó que hay dos grandes temas que podrían ser vistos como "una exportación de valores nórdicos": los salarios que se pagan a los directores ejecutivos y la participación femenina en los directorios.
Y aunque las ideas de Slyngstad y gran parte del establishment noruego sobre estos temas son conocidas, otra cosa es que el fondo soberano lo ponga por escrito.
Con todo, el tema del equilibrio de género y las políticas a favor de la diversidad, serán parte de la postura oficial del fondo en el futuro.
"Es natural para un inversionista como nosotros que demos a conocer nuestra posición en algún momento", explicó Slyngstad.
Más inversiones en Arabia Saudita
Algo que ha generado polémica en la prensa local, es el anuncio que hizo el ejecutivo de que el fondo soberano planea aumentar sus inversiones en Arabia Saudita, dadas las duras críticas hechas por organismos internacionales al gobierno de ese país sobre el respeto a los derechos humanos.
"Nosotros invertimos en empresas, no en países", declaró Slyngstad.
"No cambiaremos nuestras inversiones en empresas localizadas en Arabia Saudita por situaciones políticas", agregó.
"En términos generales, no estamos para evaluar riesgos políticos", dijo.
Entre las miles de empresas donde invierte el fondo (con información al cierre de 2018), sus mayores apuestas son, no sin polémica, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Nestlé y Royal Dutch Shell.
Una cartera de inversión que, más allá de las alzas y bajas repentinas del mercado accionario, tiene la vista puesta en el desempeño que los títulos pueden tener en un horizonte de 30 años.
Slyngstad, quien lleva más de una década en el cargo, ha dicho que no tiene planes de partir.