Qué son las "empresas cebra" y cómo quieren competir con los "unicornios" de Silicon Valley
Las cebras pueden arreglar lo que estropean los unicornios.
Ese es el lema de un nuevo movimiento en la industria tecnológica que nació de la frustración por la tendencia de Silicon Valley hacia las llamadas "empresas unicornio".
Un unicornio es una startup valorada en más de US$1.000 millones. Facebook es, por ejemplo, un clásico unicornio.
El "movimiento cebra" fue lanzado a principios de este año por cuatro mujeres emprendedoras que encontraron muy complicado obtener financiación para sus startups tecnológicas.
Escribieron un manifiesto pidiendo que Silicon Valley invierta más mujeres y en las minorías étnicas que fundan empresas, y que respalde a esas nuevas compañías que buscan ser rentables pero también mejorar la sociedad, en lugar de perseguir a los clásicos unicornios.
"Cuando el rendimiento de los accionistas triunfa sobre el bienestar colectivo, la democracia está siendo amenazada. La realidad es que los modelos comerciales generan conductas y, en cierta medida, ese comportamiento puede conllevar resultados de largo alcance y a veces destructivos", se lee en el texto.
¿A que conductas se refieren?
Capital emprendedor: un mundo blanco y masculino
Aniyia Williams es una de las cofundadoras del movimiento cebra y dirige su propia empresa en San Francisco, California, Estados Unidos. Se trata de Tinsel, una compañía que fabrica collares con audífonos ocultos.
Williams dice que estaba cansada de que sus audífonos se enredaran y perdieran en el fondo de su bolso. Así que inventó una manera más estilosa de llevarlos.
La empresaria asegura que su primer producto, The Dipper, es un llamativo colgante de oro o de bronce que guarda en su interior unos auriculares.
Asegura que su propia experiencia fue una lucha constante para convencer a los inversores, los capitalistas de riesgo, de que su idea era buena.
"Hice mi propuesta de venta a más de 100 inversores y sólo terminé convenciendo a dos", le dice a la BBC la joven, quien ha invertido capital propio en su empresa.
"Creo que hay muchos problemas en cómo funciona el modelo del capital emprendedor. Favorece a un tipo específico de persona sobre otra".
Le pregunto si se refiere a hombres blancos y responde: "Tú misma lo dijiste".
¿En qué se diferencian las cebras de los unicornios en el mundo empresarial?
- Los unicornios buscan el crecimiento exponencial, mientras que las cebras buscan una prosperidad sostenible.
- Los unicornios favorecen los monopolios; las cebras, la pluralidad.
- Competición (unicornios) frente a cooperación (cebras).
- Las cebras representan la realidad, frente al mito de los unicornios.
Aniyia Williams tiene 31 años y es afroestadounidense. Su primer inversor fue el jefe que tuvo cuando trabajó en la aplicación de mensajes por voz Voxer.
La joven pasó de ser asistente de oficina a tiempo parcial a perseguir funciones de liderazgo, y se había convertido en la directora del departamento de marketing de la empresa.
Cuando le explicó a su jefe, Tom Katis, su idea sobre Tinsel, a él le gustó tanto que incluso se ofreció a ayudarle con la financiación del proyecto.
Su otro inversor es Backstage Capital, una organización que financia específicamente empresas establecidas por mujeres, minorías étnicas y por integrantes de la comunidad LGTB (Lesbianas, Gais, ? Bisexuales y Transexuales), quienes a menudo son ignorados por los capitalistas de riesgo.
De acuerdo con esta institución, apenas un 10% de los acuerdos de este tipo que se cierran son para mujeres, negros y homosexuales.
Falsos unicornios
Williams tiene 31 años y es afroestadounidense. Dice que cree que hay demasiados inversores en Silicon Valley que están perdiendo la oportunidad de ser empresas rentables y sostenibles porque quieren ser algo que no son: unicornios.
Las cebras, en cambio, son reales, explica.
Este año, tuvo lugar en Portland, Oregón, EE.UU., la primera reunión del "movimiento cebra", donde fundadores e inversores se reunieron para discutir estrategias empresariales.
Aniyia Williams dijo que al principio se dejó arrastrar por el espíritu de Silicon Valley y quiso crear un empresa de mil millones de dólares.
"Estaba tratando de construir una especie de Apple para la moda. Pero no pretendo construir un negocio multimillonario. Eso ni siquiera va de la mano con el estilo de vida que quiero".
Williams se quedó embarazada en la época en la que estaba desarrollando su empresa y trabajando en el diseño de los collares.
La realidad de crear una familia y una empresa y recaudar dinero le hizo darse cuenta de que necesitaba un negocio rentable y sustentable, no uno que fuera a costar millones de dólares.
"Fue un proceso complicado", afirma. "Diría que lo más difícil fue cómo lograr obtener el dinero".
Aniyia Williams comenzó el movimiento cebra junto a otras tres emprendedoras: Jennifer Brandel, Mara Zepeda y Astrid Scholz. Todas ellas se enfrentaban a los unicornios con sus propias compañías.
Jennifer dice que los unicornios se vuelven peligrosos porque crecen demasiado deprisa.
"Creo que las empresas nunca tuvieron la oportunidad de crecer tan rápido como en estos días. Y eso implica muchos dolores de crecimiento, a menudo a costa de las personas a las que sirven", explica.
"No pensamos que los unicornios no debieran existir; simplemente consideramos que nosotras también merecemos ese espacio".
"Tratamos de hacer ver que hay muchos negocios y emprendedores que se están quedando fuera".