"No es para mí. Es un regalo para mi novio que está en el ejército", dice una adolescente noruega mientras rellena grandes bolsas de plástico con diferentes golosinas de un surtido mostrador.
Estamos en la tienda de dulces Gottebiten, a unos pocos cientos de metros dentro de Suecia. Es una tienda diseñada casi exclusivamente para que los noruegos compren los productos a menores precios que en su país.
Este tipo de compras fronterizas se ha disparado, sobre todo porque a principios de año en Noruega aumentó el impuesto que se aplica a los dulces y las bebidas azucaradas.
Todas las bebidas azucaradas, incluidas las "dietéticas" con edulcorantes artificiales, ahora tienen un impuesto de unos 0,6US$ por litro.
Además, todas las golosinas y el chocolate, los chicles y las galletas dulces ahora tienen un impuesto de casi US$5 por kilogramo.
Esto significa que es sorprendentemente atractivo viajar hasta Suecia, donde no existe un impuesto al azúcar y los productos son por lo general más baratos, gracias a los acuerdos aduaneros con la Unión Europea.
Templo de las golosinas
La tienda Gottebiten, con sus 3.000 metros cuadrados, es un templo de las golosinas.
La selección de dulces abarca el equivalente a cinco pasillos de un supermercado y los clientes los recorren con cucharas de plástico en las manos para meter la mercancía en bolsas y baldes.
Otro cuarto de la tienda está lleno de latas de bebidas gaseosas, que los visitantes, el 95% procedentes de Noruega, acumulan en carritos de la compra.
Una de las clientas viajó 2.000 kilómetros desde Tromso, en el norte de Noruega, con sus dos hijos. Escoge varias barras de chocolate con leche sueco.
Desde que se implementó el aumento de los impuestos a los productos azucarados en enero, "observamos un 10% de aumento en las ventas", dice Mats Idbratt, jefe de operaciones de 20 tiendas Gottebiten situadas en la frontera.
"Podría ser más que eso, pero es muy pronto para saberlo.
"Ahora mismo tenemos dos tiendas más en la frontera.
"Vemos que están viniendo más clientes y también que los que ya venían están comprando más", dice Idbratt.
Impacto sobre la salud
El impuesto sobre los productos azucarados en Noruega no se creó inicialmente con la intención de influir sobre la salud del país.
Fue introducido en 1922 como una medida fiscal diseñada para aumentar los ingresos del Estado en base a mercancías consideradas como pequeños lujos.
Pero quizá está teniendo efecto sobre las elecciones de los consumidores, pues uno de cada seis niños noruegos tiene sobrepeso, una cifra que ha permanecido estable en años recientes.
En Reino Unido, por ejemplo, uno de cada tres niños tiene sobrepeso.
Para la ministra de Salud Pública noruega, Ase Michaelsen, reducir la ingesta de azúcar es una prioridad.
"Logramos estabilizar la obesidad infantil y en los jóvenes, y estoy feliz con eso", señaló la ministra.
"Significa que lo que hemos hecho hasta ahora ha estado funcionando, aunque también tenemos muchas campañas sobre comer cinco vegetales verdes al día, más frutas, pescado, productos de granos integrales y por supuesto sobre hacer ejercicio al aire libre, etcétera".
El gobierno noruego también ha intentado motivar a los fabricantes de alimentos a que reduzcan el nivel de azúcar en sus productos.
Hasta ahora, 70 empresas acordaron reformular sus recetas, con una disminución de hasta 80% de contenido de azúcar en algunos casos.
Michaelsen dice: "Va muy bien. El principal tema para nosotros es trabajar juntos. Sentarnos en la misma mesa para trabajar en nuevas políticas y en cómo podemos hacer que funcionen para la población".
Así que mientras algunas familias continuarán aprovechándose de las ventajas de comprar golosinas y refrescos en la frontera con Suecia, las autoridades noruegas esperan que las medidas vigentes comiencen a marcar una diferencia.
"Mi punto de vista es que debería ser importante comunicar los hechos al público y los riesgos de comer demasiado azúcar", dice la ministra Michaelsen.
"Pueden escoger por supuesto manejar hasta Suecia o comprar por internet, pero para mí es importante que sepan qué tipo de riesgos toman si comen dos kilos de dulces cada sábado por la tarde".
"Deberían saber que hay un riesgo. El azúcar no es buena para la salud", concluye.