El joven estudiante que entre examen y examen se convirtió en un magnate inmobiliario
Akshay Ruparelia vendía propiedades en internet durante sus recreos mientras estudiaba en la secundaria.
Mientras sus compañeros jugaban fútbol, este joven inglés hacía negocios con el celular.
En pocos meses varios inversionistas empezaron a comprar participaciones de su pequeña empresa inmobiliaria Doorsteps.
En menos de un año, este joven londinense de 19 años logró que su firma esté valorizada en US$16 millones. Y sigue creciendo.
La idea se le ocurrió cuando se dio cuenta que las comisiones que cobraban otras agencias eran demasiado altas.
Entonces vio que existía una oportunidad de negocios si lograba inventar un buen proyecto que le permitiera enfrentar a las grandes firmas que se disputan el competitivo mercado inmobiliario en Inglaterra.
"Cuando era niño, la primera vez que nos cambiamos de casa, descubrí el trabajo de los agentes inmobiliarios y las comisiones desorbitadas que le cobran a la gente. Pensé que esto se podía hacer mucho mejor", le dijo a la BBC Ruparelia, cuya familia proviene de India.
Actualmente Ruparelia les cobra a sus clientes US$130 por vender una propiedad, mientras que la competencia cobra cerca de US$1.000 y, en algunos casos, mucho más.
Tan bien le ha ido a este joven que esta semana su firma pasó a ocupar el lugar número 18 entre las más grandes agencias inmobiliarios del Reino Unido, apenas un año y medio después de haber creado el sitio web.
En la empresa trabajan 12 personas, aunque el emprendedor espera aumentar la plantilla al doble de su tamaño actual en los próximos meses porque está venciendo cada vez más acciones.
Y sus planes de expansión apuntan a conformar una red a nivel nacional de agentes inmobiliarios que sean confiables y hagan bien su trabajo.
"La gente está harta de que la estafen", dijo Akshay.
Padres sordomudos
Ruparelia montó el sitio web y se puso a esperar que algún potencial cliente lo contactara. Hasta que recibió la primera solicitud.
Como no tenía auto -ni licencia de conducir- le pidió a un amigo que lo llevara a la casa del cliente para tomar unas fotografías. Vendió la propiedad en tres semanas.
Estaba en el patio de la escuela cuando recibió el correo de un comprador que aceptaba el trato y en minutos cerró el negocio desde su teléfono.
Se sentía inmensamente feliz, pero no pudo celebrarlos porque justo ese día tenía que preparar un examen. Igual se las arregló para comprarse una pizza como pequeño regalo de felicitaciones.
Ahora tiene a la venta más de 1.000 casas y está vendiendo cerca de 30 propiedades a la semana.
Siendo un chico con muy buenas calificaciones, tiene asegurado un lugar en la Universidad de Oxford para estudiar economía.
Sin embargo, ha dejado la carrera universitaria temporalmente suspendida hasta que su negocio se asiente.
En eso cuenta con el apoyo de sus padres, ambos sordomudos, que lo han alentado a seguir adelante en la aventura.
Y sus compañeros de escuela lo ven como una "superestrella", de esas que no aparecen todos los días, pero que cuando brillan... brillan de verdad.