Banco Santander ajusta proyecciones de crecimiento para 2016
Por Carla Alonso
Hacia dónde vamos, tanto en el plano externo como interno. La pregunta es recurrente y por estos días tiene de cabeza a técnicos y economistas en el país. Esa misma interrogante aborda el Banco Santander en su Informe Económico Santander -llamado “Mirada Económica 2016: ¿cayendo en la trampa del ingreso medio?”-, que contiene las estimaciones para el año del escenario macro global y local, y que presentó este martes el economista jefe del banco, Pablo Correa.
La novedad es que las proyecciones para este año y el próximo cambiaron, de acuerdo a la última presentación del mismo informe que realizó el banco, en mayo pasado. “Chile crecerá 2,2% en 2015 y 2,4% en 2016 (-0,5% en 2015 y -0,3% en 2016 respecto a nuestra estimación anterior)”, detalla el documento. Detrás de estos números “vemos expectativas que no repuntan para apuntalar la demanda interna más un sector externo que contribuirá menos”, dice el informe.
Correa pone las cosas en contexto: recuerda que a fines del año pasado, el riesgo más importante que tenía la economía nacional para 2015, “era que se repitiera el 2014. Efectivamente eso fue lo que sucedió y en ese sentido este año está bastante jugado desde el punto de vista macro y más bien con todos los sesgos orientados hacia la baja”.
“A fines de 2014 dijimos que lo peor para 2015 era que fuera igual que el año anterior. Este riesgo ya es una realidad”, indica el informe en la misma línea.
El economista agrega que lo que observan hoy, y que “está bastante internalizado, es que la recuperación nunca llegó. Que los brotes verdes fueron un bluf y que se materializó ese riesgo... 2015 va a terminar siendo un año muy parecido a 2014”.
Hacia adelante el panorama no parece tanto más alentador. El experto habla del mayor riesgo “que tenemos para 2016 y probablemente pensando también en 2017... entramos ahora en un ciclo de una economía creciendo, en el mejor de los escenarios, cercano a 2%, con riesgos inflacionarios y con ciertos desequilibrios macros que hace 12 meses no los veíamos”.
“De cara a 2016, la actualización del escenario central sólo ha agregado tensión”, señala el documento. “Al desánimo interno debemos agregar la materialización de los principales riesgos externos”.
Los riesgos de China y Brasil
El economista jefe del Banco Santander explica que se ha retornado, quizá, a los momentos previos de la crisis subprime, donde los riesgos vuelven a estar en el mundo emergente y no en Estados Unidos o Europa. “Hoy para Chile los dos riesgos más importantes están súper definidos, básicamente Brasil y China” (…). El panorama externo es bastante más volátil. Hay riesgos mucho más definidos que hace un mes atrás y otros que han desaparecido”, sostiene Correa.
Los riesgos de China están ligados a su impacto en la balanza comercial chilena, puntualiza el experto, debido a la baja en el precio de los envíos al gigante asiático. Con todo, asegura que China “va a seguir necesitando mucho cobre. En el peor de los escenarios, va a crecer la demanda a la mitad”.
A su juicio, lo que sucedió en el país asiático ayer “es una sobre reacción. ¿Vieron hoy cómo abrieron los mercados? El tipo de cambio respecto a su peak de ayer cae más de $ 10, mejoraron los commodities y hubo toma de ganancias en las bolsas europeas, etc (…). No nos olvidemos que si hubieran invertido $ 100 hace un año en la Bolsa de Shanghai, hoy todavía tendrían $ 140, cosa que en la Bolsa chilena habrían tenido que esperar harto más tiempo”, grafica.
El otro foco de atención es el mercado brasileño. Según el informe, “casi todo lo que acontece con Brasil tiene un impacto en Chile. Su situación política, el desempeño de su economía y la posible rebaja en su calidad crediticia son malas noticias”.
Correa aterriza el impacto: “En el caso de Brasil, el mayor riesgo es de contagio financiero”, afirma. Y si bien advierte que la situación está “bastante más ordenada” desde el punto de vista político, explica que el riesgo, en un caso extremo, es que Brasil pierda su grado de inversión.
En la misma línea, el informe indica que “se está experimentando una salida de capitales, lo que se traduce en depreciación cambiaria en toda la región, incluido Chile, junto con más presiones inflacionarias”.
El alicaído panorama doméstico
El experto grafica el impacto que tiene el menor crecimiento en el grupo familiar: Si se toma en consideración que la familia chilena es de cuatro personas, “la diferencia entre crecer un punto más o un punto menos, en ciclos relativamente largos, equivale a $ 1 millón en ingresos familiar al mes (…). El tema es que hoy nada nos hace pensar en que el ciclo 2014-2024, vaya a acercarse a crecimientos de tendencia, en promedio, parecidos a los que tuvimos en los últimos 24 años. Eso consideramos hoy que es lo más grave”. El crecimiento promedio en los últimos 24 años es en torno a 4,5%.
El problema de este año, sostiene, es que “tenemos un mundo bastante más resfriado”, que en 2014. “Se ajusta el tipo de cambio, se hace más competitivo el sector exportador, con una demanda externa bastante, bastante, más floja. Mirando hacia adelante, hacia 2015 y 2016, el escenario de riesgo es que no tengamos ninguna recuperación de la inversión y que el impulso externo sea muy, muy bajo”. ¿Con qué nos quedamos?, se pregunta Correa. Y paso seguido responde a su pregunta: “Con el consumo del gobierno, que no tiene mucho espacio para seguir creciendo, y con un inercial del consumo privado que todavía puede apuntalar el crecimiento en torno a un 2%”.
Por ello, “cuando algunos dicen que podemos caer en recesión el próximo año, ese es un escenario poco probable”, afirma Correa.
Si se mira la economía familiar, el experto es claro: “No hay una caída brutal en el ingreso de las familias”, sino “una estabilización con un crecimiento moderado en torno al 4%”, mientras el consumo crece a una tasa cercana al 2%. “Esa diferencia es ahorro y se explica por cautela. Ese es el problema de tener expectativas tan negativas”, recalca el economista.
¿Y la inversión? Correa destaca “la seriedad del sector público”, lo que redunda en que los proyectos tengan sus tiempos y que “no se gaste por gastar (…). Eso hace que la expectativa de que la inversión pública iba a poder, en poco tiempo, llenar el espacio de la privada, era básicamente una declaración de buenas intenciones”.
A este escenario, el economista suma el “boom” del sector de la construcción, que está explicando por el tema transitorio del IVA, “debiese desaparecer hacia mediados del próximo año”.
Con un PIB estimado para este año de 2,2% y 2,4% para 2016, “una inflación sobre la meta el próximo año, un aumento de la tasa de desempleo, un consumo privado bastante plano”, entre otros factores, “las perspectivas no son particularmente auspiciosas y creo que podemos repetir algo que dijimos el año pasado: el riesgo es que sea más permanente que transitorio”, concluye.