Banco Mundial modera a 2,2% su estimación de crecimiento para Chile este año
Ya es un hecho que el crecimiento nacional será bajo este año, pero la pregunta es qué tanto. El Banco Mundial estima que el Producto Interno Bruto (PIB) chileno subirá un 2,2% este 2022, por debajo del 2,4% que proyectaba en octubre recién pasado. Este es el cuadro que plantea el prestamista internacional en sus Perspectivas Económicas Mundiales, difundidas este martes, análisis que sigue contemplando que en 2023 la economía chilena escalará un tibio 1,8%.
Luego de un fin de año marcado por el aumento de los contagios de Covid-19 pese al avance del proceso de vacunación, y de una inflación que en la mayoría de los países ha superado las metas de los bancos centrales, la entidad financiera contempla que el crecimiento regional sea de 2,6% este año, para subir marginalmente a 2,7% en 2023.
Esto, a medida que se endurezca la política fiscal y monetaria, mientras continúa la demora en las mejoras en las condiciones del mercado laboral y las condiciones externas se vuelven menos favorables, acota el banco. Además, recuerda que varios países -como Chile, Brasil y Paraguay- están sufriendo su "peor sequía en décadas", lo que los obliga a usar combustibles fósiles más costosos para producir la electricidad generalmente producida vía hidroeléctrica.
El Banco Mundial advierte que el proceso de recuperación hacia los niveles de PIB anteriores a la pandemia será "desigual en la región y prolongado en algunos países". Contemplando las proyecciones hasta el año que viene, señaló que "si se ponderan las cifras en función del PIB, la región de América Latina y el Caribe perderá terreno en el ingreso per cápita no solo en relación con las economías avanzadas, sino también con las de Asia oriental y el Pacífico y las de Europa y Asia central", alerta el reporte.
Zoom a la región
El organismo estima que el PIB de Argentina crecería un 2,6% este año para seguir moderándose a 2,1% el próximo. En Brasil el Producto avanzaría solo 1,4% este 2022, pero luego se recuperaría a 2,7%. Colombia lideraría entre los sudamericanos este año escalando hasta 4,1%, para luego desacelerarse a 3,5%.
Ecuador crecería 3,1% este año luego de un modesto 3,9% en 2021, para lograr un tibio 2,5% el año que viene. El Producto de México subiría 3% y 2,2% en 2022 y 2023, respectivamente, mientras que en Perú el alza sería de 3,2% y 3%. Uruguay, por su parte, saltaría un 3,1% este año y 2,5% el próximo.
La entidad alerta que estas perspectivas están expuestas a "diversos riesgos de deterioro". Un aumento abrupto de casos de Covid-19, tensiones en el financiamiento y estrés relacionado con la deuda, y disrupciones a causa de acontecimientos meteorológicos extremos y desastres naturales serían algunos de ellos, pero la recuperación económica sigue dependiendo del control de la pandemia.
Plantea, de hecho, que los brotes de Covid-19 son un riesgo para todos, incluídos los países con altas tasas de vacunación. "Un deterioro repentino de la actitud de los inversores, especialmente en un entorno de alta inflación y cuantiosa deuda pública, podría generar dificultades para afrontar el servicio de la deuda y episodios de salidas de capitales", alerta el Banco.
¿Y el mundo?
Tal como en América Latina y Chile, la economía mundial está entrando en una "pronunciada" desaceleración cuando se enfrenta a nuevas amenazas: las variantes de Covid-19, la mayor inflación, el aumento de la deuda y el alza de la desigualdad de ingresos, todos factores que podrían poner en riesgo la recuperación del mundo emergente y en desarrollo, según el BM.
El mundo en su conjunto lograría crecer un 4,1% este año y un 3,2% el que viene, "a medida que la demanda reprimida se disipe y vaya disminuyendo el nivel de apoyo fiscal y monetario en todo el mundo", plantea la entidad.
La rápida expansión de la variante ómicron implicaría que la pandemia seguiría afectando la actividad en el corto plazo. Además, la desaceleración de las mayores economías del mundo -China y EEUU- tendría un efecto sobre la demanda externa de gran parte del mundo.
"En un momento en que los gobiernos de muchos países en desarrollo carecen de espacio macroeconómico para apoyar la actividad si fuera necesario, los nuevos brotes de Covid-19, la persistencia de las presiones inflacionarias y de los cuellos de botella en las cadenas de suministro, así como la elevada vulnerabilidad financiera en numerosas partes del mundo, podrían aumentar el riesgo de un aterrizaje brusco", alerta el documento.