La mañana de este lunes se realizaron los alegatos de apertura de juicio oral contra Johanna Hernández y Francisco Silva, ambos imputados por el homicidio del profesor de Villa Alemana, Nibaldo Villegas.
La Policía de Investigaciones (PDI) detuvo en agosto del año pasado a la pareja, quienes fueron formalizados luego que el torso del docente fuera encontrado en Muelle Prat.
Durante su declaración, Hernández detalló que comenzó una relación paralela con Silva cuando terminaba sus estudios en Técnico en Enfermería. "Nibaldo se quedó en la pieza matrimonial y yo bajé a la pieza del primer piso de la misma casa. Hicimos un acuerdo que yo salía los días viernes, él se quedaba con los niños, para poder salir con Francisco y él salía el día sábado".
Hernández explicó que cuando Nibaldo se queda con la custodia de la hija que ambos tenían en común "quedé mal, para una mamá que le quiten su hijo es horrible. Salí mal, llorando y Francisco dice que 'era una mariconada lo que había hecho este hueón', 'ese hueón no debería existir' y en cualquier momento él lo hacía desaparecer".
Además, relató una serie de episodios de violencia que sufría de parte de Francisco. "(Él) empezó con que Nibaldo no debería existir, que lo iba a hacer desaparecer, pero no le tomé importancia porque este tipo de hombre que nos pegan a nosotras son muy machitos con nosotras, pero no son capaces de pararse con otro hombre igual".
"Él (Francisco) hizo un contrato de sumisa donde él era el que decidía que ropa ponerme, me llamaba a las 7 de la mañana y decidía que ropa ponerme, qué comer, con quien hablar. Manejaba mis claves de Facebook, de Messenger", explicó en la audiencia.
Sobre los episodios de violencia, Hernández detalló que éstos sucedían por "cualquier cosa que a él no le gustaban eran golpizas que me llegaban. Nunca denuncié porque sentía que yo tenía la culpa porque si él me decía que no fuera a Peñablanca y yo igual iba".
La noche que fue asesinado Nibaldo
Durante la audiencia, la mujer sostuvo que "le tenía mucho miedo (a Francisco), no me daba el pellejo para denunciarlo. Vino mi cumpleaños, llegó a mi casa como si nada (...) Me fue a dejar en la casa, cuando me dejó me dijo 'este es mi último regalo que es tu camino a la felicidad' y me entrega un frasco con este polvo azul. Le pregunté qué era y me dijo que no preguntara nada, que en la semana iba a tener órdenes".
"El miércoles en la noche, (Francisco) me dice 'mañana este weón va a buscar a V. y quiero que le digas que te celebre tu cumpleaños, que estén los dos solos'. Me dice que le haga caso y no pregunte más", relata.
"Después de eso me llegó esa foto con la caja que era de clonazepam, le pregunté qué era y me dijo que era el contenido del pote que me había entregado. Le pregunté cuánto era, que era una caja completa que se la había conseguido por Facebook".
En su relato, Hernández asegura que vertió el clonazepam molido en un vaso de malta con huevo y se lo entregó al profesor. "Nibaldo se tomó la malta y yo me tomé mi vaso. Alrededor de los cinco minutos Nibaldo ya no coordinaba sus movimientos, se quedó dormido".
"Le saqué la primera foto que fue la que le envié a Francisco donde (Nibaldo) sale estirado en la cama y con un sushi en la boca, le saco el sushi de la boca y lo acomodo en la cama. Lo grabo que estaba roncando y le saco la otra foto y se la mando a Francisco", contó.