La jueza de familia y madre de una hija transgénero, Luisa Hernández, visitó Mesa Central para abordar detalles de su vida, las discriminaciones sufridas y la intervención que tuvo en la Comisión Mixta sobre la ley de identidad de género.
En ese sentido, Luisa Hernández destacó que “uno piensa que es un tema poco frecuente, en la medida que uno levanta el tema salen más casos”.
Sobre lo mismo, detalla que, respecto a la legislación y el interés de que se pueda normar en torno a los mayores de edad, su hija “lo empezó a manifestar a los cuatro años” y añadió que “cuando pudo pronunciar la ‘Ñ’ me dijo ‘mamá, yo soy una niña”.
Además, relató que ha sido discriminada constantemente y detalló un episodio particular en el colegio en que estudiaba su hija. Actualmente, “estamos sin colegio. Estuvimos en uno especial, que me costaba mensualidad de casi 500 mil pesos y la directora no aceptó la transición de Josefina”, reveló.
En esa línea, comentó que la directora le dijo “somos súper abiertos a la diversidad”, a lo que ella consultó si podían dejar a su hija asistir al colegio vestida como niña, lo que motivó que la cabeza del establecimiento le respondiera: “cómo se te ocurre que un día vendrá vestida de niño y el otro de loca”.
“Es muy difícil ser diferente en Chile. Lo difícil lo hace el entorno. Yo he sido discriminada, josefina también”, comentó. Al mismo tiempo, apuntó que se debe a que son una familia monoparental, adoptiva, de piel morena, con una hija que posee discapacidad y es, además, trans.
“Me falta ser inmigrante y ser pobre y tengo todas las categorías de discriminación en mi vida”, añadió.
Por otra parte, y en relación a la discusión legislativa, aseguró que cuando asistió a la comisión mixta, “(Jaime) Bellolio fue el único que me escuchó y me hizo una pregunta”, pues el resto de los integrantes de la mesa llegaron tarde, cuando ella ya se había retirado.
“Están discutiendo parámetros de edad sin saber del tema”, apuntó destacando que en los niños “los cambios hormonales llegan a los 9 años (…) y ya saben qué cambios en su cuerpo vendrán”.
Por lo mismo, apunta que legislar hasta los 14 años “es un error, es no entender lo que se legisla. Es no entender la infancia. No da cuenta de la realidad” y recalca que “una ley que llega a los 14 años llega tarde”.
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