Un cóndor andino con plomo en la sangre y los desafíos para conservar la majestuosa ave del escudo chileno
Un cóndor andino con plomo en la sangre, una bolita incrustada en el cráneo y un rastreador satelital de Argentina, que está siendo tratado en Chile, pone de relieve los desafíos en la conservación de esta especie en peligro de extinción.
El ave estaba enferma y no podía volar cuando agentes del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile lo encontraron y lo llevaron al Zoológico Nacional para recibir tratamiento.
Fue entonces cuando los veterinarios encontraron el rastreador y detectaron altos niveles de plomo en su sangre, remarcando el efecto de la intervención humana y la necesidad de cooperación internacional para conservar la especie.
"El cóndor está entre Chile y Argentina moviéndose, él no reconoce límites geográficos, ni políticos", dijo Guillermo Cubillos, jefe de investigación y conservación del Zoológico Nacional de Chile, quien urgió por esfuerzos internacionales de conservación y seguimiento.
"No podemos hacernos un plan de conservación del cóndor en Chile con plan de monitoreo, si es que no involucramos por ejemplo a investigadores, o al gobierno argentino", agregó.
Cubillos dijo que la enorme ave se ha extinguido en Venezuela y está al borde de la desaparición en Colombia. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se estima que sólo hay 6.700 cóndores salvajes.
Durante una visita de Reuters a uno de los vertederos más grandes de Chile en Tiltil, a unos 60 kilómetros al norte de Santiago, había decenas de cóndores alimentándose de basura alrededor del lugar.
Los veterinarios dijeron que el cóndor con altos niveles de plomo en su sangre comió algo que estaba contaminado o que consumió presas con altos niveles de plomo.
Amenazan al equipo de Tu Día mientras reporteaban la desaparición de María Ercira Contreras
"Tenemos que controlar, por supuesto, estos lugares donde choca la vida silvestre con nuestras actividades humanas, como son los rellenos sanitarios", dijo Mauricio Fabry, jefe del departamento de Medio Ambiente del gobierno capitalino.
Esos cuidados son necesarios "para que esta especie, que es tan relevante para el ecosistema que transforma la muerte en vida, siga existiendo en nuestros paisajes", agregó.