La noche del pasado 1 de febrero, dos de los cuatro hijos de Nabila Rifo, la mujer brutalmente agredida por Mauricio Ortega en 2016, protagonizaron una violencia discusión con su pareja, Ignacio Bañares Alvarado.
Cuando funcionarios de Carabineros llegaron al lugar, Bañares Alvarado se encontraba tendido en el antejardín de la vivienda con heridas de gravedad. Horas después, según fuentes cercanas al caso, se constató su muerte en el Hospital Regional de Coyhaique.
Fue por esto que los hijos de Nabila Rifo, de 20 y 17 años, fueron detenidos y formalizados como autores de homicidio. Por disposición de la jueza Luisa Cornejo, el mayor quedó en prisión preventiva en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Coyhaique, mientras que el menor en internación provisoria en un recinto del Sename.
Sin embargo, la resolución de la jueza significaba que uno de los hijos de Nabila Rifo iba a quedar recluido en el mismo penal donde cumple condena el hombre que fue responsabilizado por haberle removido los ojos a la mujer.
Según publicó La Tercera este viernes, el director regional del organismo penitenciario buscó las medidas necesarias para evitar que el joven imputado tuviera contacto con Ortega. De esta manera, se definió que el hombre de 47 años sería trasladado hasta el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Aysén, a 92 kilómetros de distancia.
Según indicaron funcionarios del recinto al periódico, en los cinco días que alcanzaron a coincidir no mantuvieron contacto ni se vieron, pues en todo momento permanecieron distanciados.