A pocos kilómetros de Pablo Neruda frente al Océano Pacífico, el poeta Nicanor Parra recibió este jueves sepultura en Las Cruces rodeado por familiares y vecinos que agradecieron que eligiera el pueblo como última morada.
A diferencia de la multitudinaria despedida que el poeta tuvo el miércoles en la Catedral de Santiago, el recorrido final de los restos del premio Cervantes 2011 -fallecido el martes a los 103 años- estuvo acompañado de poco más de mil personas.
Una íntima ceremonia en la parroquia La Asunción abrió el homenaje. Después, el furgón fúnebre seguido por familiares y público recorrió las sinuosas calles del pequeño balneario de Las Cruces en la denominada ruta de los poetas, donde descansan también Neruda y Vicente Huidobro.
La procesión arribó a la puerta de la casa de Parra, donde pasado el mediodía fue enterrado.
Al igual que en Santiago, la música de Violeta Parra, hermana del poeta, acompañó cada momento del homenaje, en el que estuvo presente la Presidenta de la República, Michelle Bachelet.
El himno "Gracias a la vida" volvió a sonar en un templo religioso, una inédita escena que se dio también en la Catedral luego de que la familia amenazara con parar la ceremonia si no se permitía incorporar al velatorio la música de Violeta Parra.
"Fui lo que fui"
Poemas, flores y dibujos se colocaron en la verja de madera que rodea la casa del poeta. Abajo, casi junto al mar, sus restos fueron sepultados en una ceremonia reservada a sus familiares.
Minutos después, el público -en su mayoría vecinos- entraron a rendir su tributo al creador de "Poemas y Antipoemas", un libro que rompió los esquemas de la poesía mundial, y siguió con decenas de obras, siendo una de las más recientes "Páginas en Blanco" (2001).
Reacio a contactos con la prensa, Parra hizo de la ironía su principal arma y en 1969 escribió su propio epitafio.
"Fui lo que fui: una mezcla /De vinagre y aceite de comer/¡Un embutido de ángel y bestia!", reza el poema que este jueves fue recordado por el público.
"Nos mostró que no es suficiente con la inteligencia, que hay que sumarle corazón y amor a las letras para que la gente te entienda. Igual que su familia, llegó al corazón de los chilenos", comentó Lucas Infante, un estudiante de 20 años que recorrió más del centenar de kilómetros que separa Santiago de Las Cruces para despedir al antipoeta.
Litoral de los poetas
Físico, matemático y profesor, Parra falleció en su casa de Santiago, en el barrio de La Reina, pero sus familiares cumplieron su deseo de descansar frente al mar.
Así sumó al litoral chileno, bañado por el Pacífico, un nuevo punto de referencia para la literatura mundial, ya que en Isla Negra descansa el Premio Nobel Pablo Neruda, con quien Parra mantuvo una relación ambigua de amor-odio, y otro de los grandes de las letras chilenas, Vicente Huidobro, quien también eligió la localidad de Cartagena como última morada.
Sendos museos se han erigido también en Isla Negra y Cartagena para conocer la obra y vida de los poetas, a los que sin duda se sumará en no mucho tiempo el de Parra.
Hermano mayor de Violeta y parte de una familia de artistas, el escritor tuvo un entierro marcado por la música. Sus hijos y nietos y músicos locales entonaron las canciones de Violeta a metros de la casa donde se realizó el entierro y algunos asistentes se animaron a bailar cueca para celebrar la vida del autor.