Este viernes 7 de junio se celebran los 144 años del Asalto y Toma del Morro de Arica por parte del ejército chileno en la Guerra del Pacífico, fecha en la que los batallones comandados por el coronel Pedro Lagos, lograron doblegar las ásperas defensas peruanas que repletaban la fortificación en el morro que, en 1880, aún era parte de las provincias de Perú.
Hito histórico para el ejército nacional, como también en los registros militares, puesto que hasta el día de hoy esta batalla se registra como el asalto más rápido en la historia.
En solamente 55 minutos, los distintos regimientos lograron tomar posesión de las posiciones rivales, tomar las armas y poner bajo custodia a los generales sobrevivientes.
Por eso es que el 13 de marzo de 2013 el Senado aprobó la moción de declarar feriado regional el 7 de junio en Arica, conmemorando la heroica gesta militar que encausó el triunfo chileno en la Guerra del Pacífico.
Datos históricos
La guerra del pacífico dejó varios datos importantes para la historia bélica chilena, y global. Una de ellas fue el desembarco de las fuerzas chilenas, que desde Antofagasta, zarparon hasta Pisagua logrando el primer desembarco anfibio del que se tenga registro en una movilización militar para tomar bases enemigas.
Pedro Lagos, quien lideró el combate en el Morro de Arica, también tiene en su historial militar ser uno de los militares destacados en la Ocupación de la Araucanía.
La designación de Lagos, como coronel a cargo de la operación en Arica fue por disposición de Manuel Baquedano, quien en ese episodio de la guerra fue nombrado como general en jefe del Ejército por el Presidente Aníbal Pinto.
Alfonso Ugarte, nombre de un joven alférez peruano, es señal de heroísmo en Perú, puesto que al ver la desventaja del ejército al que pertenecía en el combate cuerpo a cuerpo decidió tomar la bandera peruana y lanzarse montado en su caballo por uno de los acantilados del morro, para que así el estandarte patrio no cayera en manos de los soldados chilenos.
En 1880 Bolivia al no contar con un ejército preparado, y con autoridades titubeantes, decidió dejar de lado la alianza que tenía con Perú, por lo que fue retirando paulatinamente sus tropas desde la pampa del Tamarugal, replegando sus fuerzas hacia su territorio.
Esto último ocurrió gracias al avance chileno desde la toma de Antofagasta, el avance por los pueblos siguientes, y también con el golpe de gracia para la marinería peruana como lo fue la captura del blindado Huáscar, que causó la muerte de Miguel Grau.