Revista Capital | Pelea en el cerro
Por: María José López
La del 14 de mayo prometía ser una asamblea más. Como todos los meses, los profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica se reunieron a conversar temas relacionados con la facultad y a debatir desafíos de diseño, urbanismo y construcción. En esa instancia, liderada por el decano Luis Eduardo Bresciani, uno de los académicos habló del camino que se construía en la ladera sur del cerro San Cristóbal y cuyos movimientos de tierra (y derrumbes) a la altura del Puente del Arzobispo –donde se aprecia un corte en la mitad del montículo– inquieta también a vecinos de Providencia.
Señalaron entonces que la obra –los arquitectos la califican de “intervención violenta”– correspondía a los trabajos que se requieren para el nuevo zoológico del Parque Metropolitano (Parquemet), iniciativa bautizada como Ecoparque y que fue dado a conocer por el presidente Sebastián Piñera en septiembre de 2018 (la mencionó en su reciente cuenta pública). “Muchos ni sabíamos de esto. Y nos preocupamos más”, indica Teodoro Fernández, Premio Nacional de Arquitectura, quien estaba presente ese día.
Durante la reunión –que ellos denominan “claustro”–, Sandra Iturraga tomó la palabra. La catedrática aseguró que la escuela debía hacerse parte de la discusión. Esto, por su rol como profesores de la UC, pero también porque la facultad está a los pies del cerro. “Somos vecinos y guardianes del parque. Debemos alzar la voz”, agrega Sebastián Gray. Decidieron escribir una carta a El Mercurio explicando su molestia. Se publicó el 16 de mayo y la firmaron 16 profesores, incluido Fernández; Gray, Iturraga y el decano de la facultad.
“¿Por qué una obra que debería aportar a la noción anunciada de ‘ecoparque’, se traduce en intervención violenta? (…) El daño está hecho. Corresponde ahora que el Parque Metropolitano haga público el desconocido proyecto, abriéndolo al escrutinio ciudadano”, decía la carta. Y concluía: “La transparencia en los procesos de selección de diseños, equipos y encargados de sus principales obras corresponde a toda iniciativa pública de esta envergadura”.
El documento cayó mal en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu). En particular en el equipo que trabaja en el Parquemet, que en total mide 737 hectáreas y que corresponde al área verde urbana más grande de Sudamérica, el cuarto más grande del mundo y que triplica al Central Park de Nueva York.
Y se defienden. “Aquí no hay secretismo, no hay puertas cerradas. El que quiere participar, puede. Pero ninguno de los que reclama ha tocado la puerta”, asegura Martín Andrade, arquitecto (también de la UC) que asumió como director de Parquemet en marzo de este año. Por su parte, Hernán Fontaine, jefe de la Unidad de Proyectos Emblemáticos del Minvu, indica que “este es un trabajo de Estado y sus etapas se vienen licitando hace años”.
Ecoparque se lanzaba oficialmente el martes 14 de mayo. Sin embargo, el día anterior, un derrumbe cobró la vida de un trabajador en las faenas –que están a cargo de la constructora Lima–, por lo que postergaron indefinidamente el plan. “Una vez que la Seremi de Salud haga un informe con las conclusiones, se retomará la obra”, explican.
Hoy, todos los trabajos en el cerro están detenidos.
Casa de fieras
En 1941, la elefanta Fresia aterrizó en Chile en un avión que la traía desde Río de Janeiro. Fue recibida en el aeropuerto de Cerrillos como una celebridad. Dieciséis años antes, el presidente Arturo Alessandri inauguraba el primer zoológico de Santiago en 4,8 hectáreas del cerro San Cristóbal. Era común ver a Fresia con corona de “reina”, y a los monos haciendo shows disfrazados como humanos. “El lugar se construyó bajo el paradigma que existía a fines del siglo XIX y que se conoce como menagerie, concepto que partió en Francia y que se refiere a la casa de las fieras. Entonces había mucho barrote y cemento que rodeaba a los animales”, explica el veterinario Mauricio Fabry, quien hoy trabaja en el Minvu exclusivamente a cargo de Ecoparque, y que fue director de Parquemet entre 2012 y 2018. Y enfatiza: “Hoy, esa forma de zoológico no se sustenta”.
Por lo mismo, cuando llegó el momento de rehacer el espacio, los encargados concluyeron que este tenía que ser un lugar de experiencia educativa, de investigación y conservación.
Eso ocurrió en 2010. La contingencia del terremoto permitió al primer gobierno de Sebastián Piñera repensar lugares emblemáticos del país, entre ellos, el Parque Metropolitano, que fue fundado en 1917 por el ex intendente Alberto Mackenna y que abarca la extensión completa del cerro. Antes de eso, esto era una gran roca, una cantera de donde se sacaba la piedra para hacer los adoquines que se instalaban en el centro de Santiago.
Cuentan desde el Minvu que se elaboró un listado con 17 obras (que hoy están en distintas etapas), entre ellas, una matriz de riego; el Parque Bicentenario de la Infancia, que hizo Elemental; el Paseo Metropolitano, un camino que recorrerá el parque completo; Reforestación Participativa, que contempla la plantación de 110 mil árboles; el Jardín Botánico Chahual, iniciativa que se licitará este año y que incluye diseño de edificios y paisajismo; y Ecoparque.
“Se acercaba además el centenario (se celebra en 2025) y el equipo del Parque Metropolitano pensó: ‘No podemos llegar así’”, cuenta el arquitecto Hernán Fontaine, que entre sus tareas tiene sacar adelante esta iniciativa. “Hoy, los zoológicos modernos son referentes muy importantes de conservación de la biodiversidad. A eso apuntamos, considerando además que en Chile tenemos 6 de cada 10 animales en amenaza de extinción”, complementa Fabry.
En 2012, y con esa idea como mandato, se licitó el Plan Maestro. La oficina norteamericana PJA Architects, la misma que diseñó Animal Kingdom en Disney, ganó el concurso junto a los chilenos Carreño Sartori Arquitectos. La iniciativa –que contempla una inversión de 39 mil millones de pesos y que podría rebautizarse como “Bioparque”–, tendrá seis áreas distribuidas en 9,8 hectáreas para dividir a los animales según su origen: Asia, Europa, América, Oceanía, África y Chile Nativo. En términos de inversión, esto es lo más grande que se ha hecho en la zona.
“Ya no queremos mostrar a las fieras, sino que los ambientes donde viven”, explica Fabry. Según él, “Chile Nativo tiene la gracia de que es un recorrido por Chile biogeográfico, partiendo por la Patagonia, pasando por el bosque templado lluvioso, la costa, el centro y el altiplano. Permite entender qué hay y por qué hay que conservar las especies que están amenazadas”. Andrade complementa: “Es un lugar que mezcla conceptos de museo de antropología, jardín botánico y conservación. Liberaremos cerca de mil animales”, indica”.
Pero el sitio que se eligió para hacer este trabajo no convence a todos.
Ni jirafas ni rinocerontes
En febrero de este año, un incendio afectó 2,5 hectáreas del San Cristóbal, a justo 150 metros del futuro Ecoparque y a 30 metros del actual zoológico, por lo que hubo que clausurar el área por un día y trasladar animales. El debate se encendió y la alcaldesa Evelyn Matthei dijo que ella “sacaría” el zoológico de ahí.
Teodoro Fernández se suma a la discusión. “El zoológico de Santiago se viene planeando desde hace 50 años, y de repente se tomó la decisión de que se ampliaba. ¿Cuál es la idea? ¿No se pensó en llevarlo más hacia El Salto, Recoleta, que necesita desarrollo y hay metro cerca? ¿Por qué se eligió esta zona? Es una ladera sur, sin sol, con una inclinación que hace prácticamente muy difícil la construcción de cualquier cosa horizontal…”, cuestiona el premio nacional.
Martín Andrade responde: “En todas partes del mundo hay discusiones de este tipo. Pero lo cierto es que el zoológico tiene un rol indiscutido en la ciudad: contempla una misión de servicio social, de educación y ambiental. Y esta ubicación es privilegiada, es un lujo poder tenerlo dentro del cerro, que se inserte en el corazón de la ciudad, y que esté en el parque más emblemático del país, con miradores que permiten ver Santiago mientras se recorre”. Como ejemplo, nombra a Taronga Zoo, de Sydney. “Es como un mirador, igual que el nuestro. Cuando son planos, se tiende a construir la topografía artificial para que los animales se sientan en su hábitat”, retruca.
Hacer o no un zoológico es un asunto no exento de polémica, dicen en el Minvu. “Por eso lo revisamos detalladamente: había que ver si lo modificábamos o lo continuábamos”, indica Hernán Fontaine. Y decidieron seguir adelante. “Es bueno para el país tener esta experiencia educativa aquí. Es bueno para los animales y los ciudadanos”, indica. Para ello crearon dos comités: uno técnico y otro biológico. El primero velará por los detalles del espacio físico, la ingienería, arquitectura y construcción; mientras que el segundo, de los animales, el paisaje y método educativo (ver recuadro).
La experiencia, aseguran, será totalmente distinta a la actual. No hay animales enjaulados, por ejemplo. “En la zona de pumas, la gente es la que mira encerrada. Los animales están libres”, asegura Fontaine.
Aún no está la muestra completa definida, pero ya se sabe que la integrarán cerca de 80 especies. “No debiéramos potenciar tener grandes animales en la ladera de cerro. No creo que este sea un zoológico de rinocerontes y jirafas. Me gusta el modelo de la Wildlife Conservation Society, institución que tiene un zoológico en medio del Central Park de Nueva York con menos de cinco hectáreas. Y hacia las afueras de la ciudad, en el Bronx, está el que tiene animales más grandes. A mí me gustaría contar con uno en las afueras de Santiago con tipología de safari, pero no a costa de no tener algo accesible en la ciudad”, indica.
Por la extensión de Ecoparque, que podría tardar veinte años en construirse y que en total requiere más de 30 mil millones de pesos de inversión, se definió que se hará en etapas. Chile Nativo será la fase inicial.
En 2015 se licitó el diseño: quedó en manos de PJA Architects y la chilena Tiffany Koppmann. “Fue pensado como un recorrido a través de Chile. El paseo se configura con recintos de animales hacia la ladera del cerro, y miradores plazas hacia el borde que da hacia la ciudad”, explica la profesional.
En paralelo se craneó un nuevo acceso en Pío Nono, que fue diseñado por José Domingo Peñafiel, y un teleférico que tiene como fin descongestionar el de Pedro de Valdivia: en Pío Nono el funicular solo traslada a 290 personas por hora, mientras que el nuevo moverá entre mil y dos mil. Se harán puentes colgantes y un sendero aventura que conectarán peatonalmente Chile Nativo con el zoológico actual.
Los trabajos –que en total alcanzarán los 11 mil millones de pesos– tenían fecha de inicio en noviembre y debían finalizar en 2022 (la construcción se licitará ahora). Pero tras el accidente de mayo pasado, también quedaron en stand by.
Muelas cariadas
Para todo esto, urgía hacer un camino de servicio. El diseño se adjudicó en 2017 a Ruz y Vukasovic.
En total, en el cerro hay 34 kilómetros de rutas construidas. La nueva se extendería por 1,3 km, pero tendría un factor adicional: se emplazaría en una ladera bastante seca y deforestada. Por eso, cuando los asesores de este gobierno aterrizaron en el Minvu, decidieron reestudiarla. “La obra volvió a pasar todos los filtros técnicos”, indica Fontaine. En abril de 2018 licitaron la construcción –quedó en manos de Lima– que empezó en junio pasado. Cuando el cerro se fue pelando –hubo que sacar 30 árboles–, las críticas se hicieron ver.
Los asesores del Minvu explican que esto es temporal. “Efectivamente hoy se ve erosionada. Pero eso después será verde”, asegura Fontaine. Según cuenta el arquitecto de la UC, este año se licitará el plan de paisajismo y conservación de esa zona.
Martín Andrade –cofundador de Fundación MiParque– reconoce que “este no es un proyecto perfecto. Pero es súper noble. Es una oportunidad para poner árboles nuevos. Se van a replantar entre tres mil y cuatro mil especies. Va a quedar verde. Esta es la primera etapa de una transformación integral”. Y agrega: “Además, esa ladera no era tan verde. Recordemos que el San Cristóbal era el cerro de muelas cariadas, que se picaba para sacar piedras para trabajos en la ciudad”.
De todas formas, aclara Fabry, “hay un problema en la discusión”. “Se ha dicho que este es un camino para el Ecoparque. Pero es mucho más que eso. En esa zona existen árboles exóticos en mal estado y secos por falta de oportunidad para regar el sector. No había manera de forestar sin un camino de acceso. Eso cambiará”, explica.
El centenario
El problema de todo esto, insiste Teodoro Fernández, es que no se sabe nada. “Y cuando las cosas se hacen poco transparentes, todo sale mal. Se desconoce de dónde nace la necesidad de una obra de esa magnitud. Es un tremendo camino. La única respuesta que hemos recibido es que corresponde a la ampliación del zoológico. Y ahí nos preocupamos más. No teníamos idea que se iniciaría ahora”, señala. Sebastián Gray continúa: “El secretismo por el apuro es fuente conflictos y errores. Quienes crean que el acuerdo ciudadano es perjudicial, ignoran que la gran virtud de las instituciones es hacer participar a la población”.
Fabry pone paños fríos a la polémica. Dice que el debate es positivo y que incluso podría haber cambios. “La idea es que al celebrar el centenario en 2025, esto más que un zoológico, sea un gran bioparque”, remata.
El parque en números
Comunas de Parque Metropolitano: Huechuraba, Providencia, Recoleta y Vitacura.
6 millones de personas visitan el parque al año.
800 mil personas recibe el zoológico anualmente.
Chile Nativo: mide 2,3 hectáreas.
Ecoparque: mide 9, 8 hectáreas.
Zoológico actual: mide 4,8 hectáreas.
Parque Metropolitano: 737 hectáreas.
Inversión de Chile Nativo: 11 mil millones de pesos.
Inversión Ecoparque: 39 mil millones de pesos.
Las especies
El comité biológico lo componen cerca de 20 profesionales de diversas organizaciones como el SAG, la Conaf y otras con expertise en áreas específicas, como la WCS Chile, que se dedica a la protección de especies y espacios de la Patagonia; y Micra Mariposas, que analiza particularmente el desarrollo de esos insectos. Juntos estudian la colección tentativa de animales. Chile Nativo tendrá 16 exhibidores donde se repartirán cerca de 80 especies (entre ellas, vertebrados e invertebrados) y la idea es tener una muestra completa de Chile, con pato cortacorrientes y ranita de Darwin incluidos. Pero no es tarea fácil: hay algunos en extinción que habría que traer de otros países. Las licitaciones que se aproximan son para construir el aviario y el modelo de experiencia y educación. “Esto será un verdadero centro de investigación que mostrará cómo se reproducen en cautiverio especies como el pudú, el cóndor o la ranita de Darwin, por ejemplo, e incluso la forma en que se les prepara la comida”, adelanta Hernán Fontaine.