El martes 12 de abril el inspector fiscal del Ministerio de Obras Públicas, Enzo Estrada, envió un oficio al Gerente general de la sociedad Costanera Norte S.A.
En el documento -al que accedió T13- se advertía de los efectos que podría provocar las lluvias pronosticadas para esa semana en la intervención en el lecho del río Mapocho realizada por la empresa.
En concreto, se señalaba que “ante las obras de mejoramiento, actualmente en ejecución, se ha detectado presencia de acopio de materiales pétreos y movimientos de tierra, adyacentes a la vía concesionada, tanto en Kennedy como en el Sistema Oriente Poniente que eventualmente ante precipitaciones de consideración, podrían evacuar a la cota más baja, como lo son pasos inferiores y la vía, con riesgo de obstrucción de alcantarillas, sumideros de la vía troncal o bien generando zonas resbaladizas, por efecto de dispersión de dicho material sobre la calzada".
Es en este contexto que la Inspección Fiscal solicitaba a la concesionaria que instruyera a "quien corresponda de manera de adoptar todas las medidas necesarias tendientes al despeje y conducción de aguas de lluvias de las obras adyacentes a sectores debidamente preparados y que no alteren la operación de la ruta”.
Adicionalmente, se ordenaba “considerar medidas de gestión de tránsito en la vía troncal específicas, que en caso de ser necesario alerte a los usuarios de condiciones de condiciones de restricción por estos efectos en la ruta andes descritos”.
Sin embargo, las medidas no se tomaron o fueron insuficientes, provocando el desvío de las aguas hacia la avenida Andrés Bello, generando millonarios daños en el comercio. El Drugstore y los Dos Caracoles fueron dos centros comerciales emblemáticos donde sus locatarios perdieron parte importante de sus mercancías producto del ingreso del lodo.
Las autoridades fueron enfáticas en que, esta vez, no fue la naturaleza la que provocó los daños.
