Este miércoles se cumplen nueve años del inicio del Transantiago. Casi una década ha pasado y aún surgen detalles inéditos de las horas previas al inicio de esta polémica política pública.
Uno de los protagonistas de la implementación del sistema, el ex ministro del Interior, Belisario Velasco, narra algunas de sus conversaciones con la Presidenta Michelle Bachelet y las decisiones que se tomaron para esconder las graves falencias que se detectaron en los días previos a la inauguración del plan.
Velasco dice que una vez que asumió como ministro -a mediados del 2006- se impuso conocer desde adentro esta nueva política pública y en los primeros días de febrero del 2007, llegó a la convicción de que no debía partir.
Es tanto así, advierte, que la marcha blanca gratuita, anunciada por el Gobierno como etapa de adaptación, fue solo una forma de cubrir la falta de tecnología con la que partía el Transantiago.
"Me pidieron que el Gobierno y que el Administrador Financiero de Transantiago (AFT), hicieramos una declaración diciendo que la marcha blanca era necesaria para que se acostumbrara el público y fuera gratis. Eso es mentir, porque no estaban los elementos. No están las máquinas, no están los software, hardware... no hay nada de lo que se había prometido", afirmó el ex ministro.
La evasión: un tema que sigue pendiente
El sistema se paga a través de un único medio: la Tarjeta bip!, que carga cuotas en cualquiera de los puntos de carga distribuidos por la ciudad. Sin embargo el mismo método, a su vez, da pie a uno de los puntos que más genera discordia entre la autoridad y los usuarios: la evasión.
Si al inicio del Transantiago la evasión llegaba a un 13%, hoy esa cifra ya se acerca al 28%.
En el ultimo tiempo se han priorizado otros temas, como los nuevos 150 kilometros de vías exclusivas, a las que se espera agregar 40 más este año. Además, se han ampliado en 500 los puntos de recarga en la capital solo el 2015.
"Los desafíos más importantes que tenemos son la evasión, reducir la evasión es un tema muy importante. Y el otro gran desafío es la congestión de los buses que pierden velocidad en un 3%, siendo 90 buses menos cada año", dice el actual ministro de Transportes y Telecomunicaciones Andrés Gómez-Lobo.
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