Distintos estudios exponen una serie de estadísticas relacionadas con las mujeres y los accidentes automovilísticos.
Por ejemplo, tienen un 73 por ciento más de probabilidades que los hombres de sufrir lesiones graves en un accidente frontal, casi el doble de probabilidades de quedar atrapadas en los escombros y el 17 por ciento más de probabilidades de morir en un accidente.
La explicación de estos datos no tiene absolutamente nada que ver con quién conduce mejor, sino que se trata de un importante factor que al parecer los fabricantes no han considerado: la diferencia entre el físico masculino y el femenino.
Un estudio realizado en Suecia establece que las mujeres son más propensas a sufrir lesiones por latigazo, porque los asientos de los automóviles no ceden el paso a cuerpos más livianos.
Anna Carlsson, de la Universidad Tecnológica Chalmers, sostiene que “las mujeres son generalmente más livianas que los hombres, por lo que son catapultadas hacia adelante más rápidamente y sujetas a una mayor aceleración”.
“Una mujer también es lanzada hacia adelante con fuerza contra el cinturón de seguridad. Los asientos deberían ser menos rígidos, más flexibles. Cuando un auto es golpeado por detrás, el respaldo del asiento actúa como un trampolín y nos catapulta hacia adelante. Me gustaría ver respaldos de asientos mejor acolchados, un poco más suaves”, agrega.
Otra investigación realizada en 2019 explica que las mujeres tienden a sentarse más cerca de los pedales que los hombres, y que generalmente son más bajas y aún necesitan alcanzar los pedales para manejar el vehículo.
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Lo anterior se considera conducción “fuera de posición”, considerando la posición recomendada por el fabricante. Sentarse de esta manera, aunque sea necesario para poder conducir, pone al conductor en un mayor riesgo de lesiones.
De acuerdo con la publicación de IFLScience, el problema fueron las pruebas de los autos. Con la aparición de los famosos maniquíes de prueba de choque, la industria comenzó a probar vehículos basándose casi exclusivamente en prototipos masculinos.
Frente a esto, los investigadores recomendaron desarrollar maniquíes de prueba de choque femeninos y usarlos como estándar durante las pruebas para hacer que los automóviles sean más seguros para las mujeres.
Una observación que ya está dando frutos, pues en Suecia elaboraron recientemente un maniquí femenino y se espera que pueda servir para conocer las diferentes lesiones, como una fractura de pelvis, que ocurre de manera desproporcionada en las mujeres que sufren accidentes automovilísticos.