La mañana de este martes, la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Mónica Zalaquett, junto a la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, presentaron los resultados de la Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y delitos sexuales.
Dentro de los resultados, se especificó que el indicador de ‘violencia general vida’, presentó un aumento estadísticamente significativo. Entre las mediciones 2017 y 2020, pasó de un 38,2% a un 41,4%.
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Si bien, el ‘indicador general año’ se presenta estable en relación al levantamiento anterior, pasando de 21% a 21,7%, el hecho que el indicador vida aumente de la forma observada puede deberse, según la Subsecretaría de Prevención del Delito a “que hoy se visualizan vivencias del pasado como hechos de violencia, es decir, habría un reconocimiento de haber sido víctima del cual antes no existía conciencia, y al mismo tiempo se han dejado de naturalizar actos violentos, como parte de las interacciones cotidianas”.
Por otro lado, los indicadores trazadores de esta medición, en cuanto a sus prevalencias año, presentan estabilidad respecto al último levantamiento de 2017. Mientras violencia general (21% a 21,7%) y violencia psicológica (20,2% para ambas mediciones) se mantienen, violencia física disminuye (4,4% a 3,7%) y violencia sexual presenta un aumento significativo (2,1% a 2,8%).
En cuanto al indicador de ‘Denuncia’, éste presenta una baja respecto a la medición anterior: Denuncia por Violencia Psicológica pasa de 22,8% a 19%; Denuncia por Violencia Física pasa de 36,5% a 29% y Denuncia por Violencia Sexual pasa de 23% a 16,3%.
Según la entidad, este hallazgo representa uno de los aspectos más preocupantes de los principales resultados de este levantamiento. “Esta disminución podría estar implicando un aumento de la cifra negra, puesto que disminuye el número de casos conocidos por la policía, considerando que las denuncias por casos de violencia contra la mujer en el ámbito intrafamiliar suelen ser más bajas que las denuncias por delitos, tradicionalmente conocidos como, de mayor connotación social (DMSC)”, precisaron.
En relación a la ocurrencia de violencia en el espacio púbico, ésta presenta un aumento significativo, tanto en sus prevalencias vida (de 25% a 46,9%) y año (de 8,1% a 17,9%).
“El comportamiento de estas cifras reviste un interesante foco de análisis, puesto que, a modo de hipótesis, estaría evidenciando la toma de conciencia, por parte de las mujeres, respecto a los actos de violencia de los que han sido víctimas, fuera del espectro intrafamiliar, tanto, durante los últimos 12 meses, como a lo largo de la vida”, explicaron.
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En este sentido, se mencionó que es muy relevante poner acento en que, si bien la violencia laboral también presenta un aumento respecto a su medición línea de base (9,6% a 17,8% para vida y 2,2% a 4,8% para año) así como también violencia en el espacio educacional (14,7% a 18,9% vida y de 1% a 1,2% año), el espacio público tiene este aumento muy relevante respecto a su línea de base (2017).
“Existen varias posibles explicaciones que podemos barajar a modo de hipótesis, la primera refiere fundamentalmente a la desnaturalización del fenómeno en términos del imaginario colectivo, otras explicaciones que se configuran en una misma línea, dicen relación con las reivindicaciones de los derechos de las mujeres en escenarios cada vez más visibles, entre otros elementos de análisis”, cerraron.