Ley de Identidad de Género: Casi 8 mil chilenos han cambiado su sexo registrado
A más de cuatro años de la entrada en vigencia de la Ley 21.120 o Ley de Identidad de Género, que permite el cambio de sexo en el registro civil, cerca de ocho mil chilenos han hecho el cambio legal de su género.
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La identidad de género es definida como la percepción que cada persona tiene de si misma, que puede coincidir o no con su sexo biológico. Ante esto, surge la disyuntiva en la que para algunos no existe una concordancia entre idea personal y lo estipulado legalmente en el Registro Civil.
Frente a esta situación, se inició el uso del "nombre social" por partes de quienes vivían esto, como una respuesta a la necesidad legal en relación al tema.
Sin embargo, esto cambió en noviembre del 2019. El 27 de noviembre entró en vigencia la Ley N° 21.120, que “reconoce y da protección al derecho a la identidad de género”, que simples palabras da la oportunidad a que cualquier chileno pueda cambiar su sexo registral si lo desea.
A la fecha, a cerca de los cinco años de vigencia de la ley, casi ocho mil chilenos han cambiado su sexo registrado en virtud de esta norma, específicamente 7911 personas. De estas, 4906 han realizado la transición de femenino a masculino y 3005 lo han hecho a la inversa, de masculino a femenino según indicó La Tercera.
Esta ley no es exclusiva para mayores de edad, ya que también permite que menores de edad de entre 14 y 18 años soliciten judicialmente la rectificación de su sexo y nombre en documentos de identidad ante un tribunal de familia. Para ello, los padres, o cuidador que sea el representante legal del menor, debe presentar la solicitud.
Ley de Identidad de Género: Garantías de la ley que permite el cambio de sexo
Parte de las garantías que otorga la Ley de Identidad de Género, es que en los registros oficiales las personas puedan figurar fotografías que coincidan con su identidad con de género. En la misma lógica, se garantiza que esta identidad sea reconocida y respetada en los instrumentos de utilidad públicos y privados, como cédula de identidad y pasaportes.
Además también obliga al reconocimiento y la protección de la identidad y expresión de género, lo que implica la manifestación externa del género, como pueden ser los modos de hablar y vestir, modificaciones corporales, comportamiento e interacción social.