Largas filas, sin café y muchas horas de espera: El lado B de la masiva misa del Papa Francisco
Mientras que el multitudinario coro ensayaba en un subterráneo del Movistar Arena, cientos de personas esperaban su turno de ingresar al Parque O'Higgins para participar de la primera misa masiva del Papa Francisco en Chile. Al mismo tiempo, varios grupos de sacerdotes ingresaban en orden al altar ubicado en la tribuna de honor de la elipse del parque. Meses de preparación llegaban a su fin: quedaba poco para ver al Pontífice.
Pero la actividad en el parque comenzó mucho antes. Toda la preparación culminó cuando los fieles y peregrinos más entusiastas hicieron su ingreso a las 2 de la mañana. Algunos incluso llegaron antes, desde las 21:00 horas esperaron para entrar y lograr una buena ubicación dentro de las "parcelas" determinadas por la organización para la misa.
"Somos de San Bernardo, llegamos a las 9 de la noche. A las 2 de la mañana entramos y por eso quedamos aquí adelante, somos un grupo del barrio, somos 15 vecinos que nos organizamos para venir", contó a T13.cl Jacqueline Olguín, quien estaba con su hermano esperando al Papa, y que agregó que "menos mal dieron feriado. Le dije a mi jefe que si no daban feriado iba a venir igual".
La espera sin café y sin sueño
La organización del evento llamó a las personas a llevar comida, ropa de abrigo para la madrugada y botellas de agua reutilizables, todo apuntando a la intención de hacer la visita sustentable. Recomendaciones que fueron acogidas por los asistentes, aunque algunos se quejaron de que no se podían ingresar termos con bebidas calientes. La espera tendría que ser sin café. Un pequeño drama para quienes esperaron desde muy temprano soportando las bajas temperaturas que pese al verano se sintieron anoche. Sin embargo algunos pudieron optar a una solución: Vendedores ambulantes que tenían todo tipo de merchandising del Papa encontraron la forma de vender café a través de las rejas del parque.
El sueño tampoco fue impedimento. Pese a haber llegado en la madrugada, personas de todas las edades esperaron pacientemente por el Papa.
Mientras en el altar un sacerdote animaba a las personas desde muy temprano, en las "parcelas", la gente descansaba y se sacaba fotos y las selfies de rigor para las redes sociales.
"Desde ayer que no dormimos. Venimos de Talagante en 4 buses, llegamos a las 4 de la mañana", señaló Carmen Espinoza muy contenta con su grupo de amigas de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús. Carmen además agregó que esta oportunidad es especial porque no pudo ver a Juan Pablo II en 1987. "Me siento feliz porque no vine la otra vez, lo vimos por la tele porque no era como ahora, antes venían los que podían", contó.
Argentinos con esperanza
Durante toda la jornada se pudo ver también a personas de distintos países. Sin embargo eran los transandinos los que vivían la experiencia con emoción y cierta nostalgia. El Papa, siendo argentino, no ha visitado su país desde que salió para ir al cónclave que lo terminó eligiendo como el Pontífice 266 de la Iglesia Católica.
"Cuando puedas, pasá por casa. Te necesitamos", se leía en la bandera de un ciudadano argentino que estuvo en el parque, y que pese a todo vivió con alegría la experiencia de la misa.
Dos horas después del término de la misa, y de una caótica salida hacia las estaciones de Metro cercanas, el Parque O'Higgins comenzó a volver al silencio. Se apagaron los micrófonos y la algarabía. El Papa sigue su intensa agenda y probablemente muchos de los que estuvieron en la misa, irán a otra de sus actividades. Todavía queda Francisco en Chile.