Cada mañana, camiones recorren el empobrecido barrio La Pintana de Santiago y recogen cáscaras de papas, aguacates o naranjas, que los vecinos clasifican, embolsan y cuelgan en sus puertas, árboles o depositan en tarros para su reciclaje. La Pintana se tornó un ejemplo en el país que genera la mayor cantidad de basura en Sudamérica y recicla solo el 0,8%.
Los vegetales representan el 50% de la basura producida por cada familia de La Pintana, donde el 15,3% de sus casi 190.000 habitantes vive en la pobreza, el porcentaje más alto de la capital chilena según datos oficiales.
"Ahora la gente saca más vegetales, se entusiasma más", dice a la AFP Escarlett Irles, recolectora del camión 512, unos de los cuatro que recorre el barrio.
"Hubo un cambio en las personas, porque se preocupan de reciclar y ya no juntan los vegetales con la basura (común)", afirma de su lado José Vera, dueño de un pequeño almacén de verduras.
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Tras cruzar la comuna, los recolectores depositan los desechos en plantas de floricultura y compostaje, donde se crean los fertilizantes que se utilizan en el vivero municipal.
En este lugar, levantado en un antiguo basural, cada año se producen 100.000 plantas de 400 especies distintas, las que le están cambiando la cara a este barrio, que posee uno de los menores porcentajes de áreas verdes por habitante de Santiago.
"Este trabajo nos da riqueza, nos da alegría. La comuna se está arreglando con los jardines", dice Jeannette González, una funcionaria municipal, luego de plantar varias flores cerca de un edificio deportivo comunal.
"Círculo virtuoso"
La Pintana fue una de las primeras comunas de Santiago en recoger los desechos orgánicos de sus habitantes.
En los 17 años de funcionamiento del programa se ha logrado crear una cultura de reciclaje en un país que produce en promedio 1,13 kilos de basura diaria por persona y que recicla solo el 0,8%, de acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente.
En generación de basura, Chile ostenta la cifra más alta de Sudamérica según el Banco Mundial, mientras que en materia de reciclaje el país se ubica muy por debajo del promedio de América Latina, de un 4%, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Gracias a este proyecto, el municipio de La Pintana recicla cerca de 20 toneladas diarias y se ahorra unos 100.000 dólares al año, que posteriormente reinvierte en la comunidad.
"Cuando asumimos esta gestión, era una comuna donde cada 200 metros encontrábamos un basural. Hoy día eso ya no lo estamos viendo", destaca a la PAF la alcaldesa del barrio, Claudia Pizarro.
Por este programa La Pintana ha obtenido una serie de reconocimientos, entre ellos el Premio de Agua del Banco Norteamericano de Desarrollo (BID) y de la Fundación Femsa y el Premio Nacional de Innovación Avonni.
"Esto es un círculo virtuoso; la gente ve donde había un basural, una maceta con vegetación y que todo va floreciendo y deja de tirar basura en ese lugar", agrega la alcaldesa.
Los vegetales no son los únicos que reciben una segunda oportunidad en este barrio. Más de la mitad de la quincena de trabajadores que cuida el vivero son personas que cambiaron la cárcel por el trabajo comunitario.
"Todo lo que se produce acá les beneficia también a ellos, porque son chicos de la comuna. Eso da un sentido de pertenencia", destaca Cinta Ortiz, encargada del vivero municipal desde hace casi siete años.
Para el director de la DIGA, Felipe Marchan, incluir a los vecinos les ha permitido crear una identidad alrededor del reciclaje.
"Se puede generar un cambio donde las personas digan: 'Yo me identifico con esto y somos los mejores; no somos los que salimos en la televisión por la delincuencia o por los bajos recursos'", destaca Marchan.
La ministra chilena del Medio Ambiente, Amias Rojas, anunció un proyecto de ley que busca replicar este ejemplo en el resto del país.