Por Pablo Honorato
A Fernando Karadima se le realizó una angioplastía, luego que el viernes fuera internado de urgencia en el hospital clínico de la Universidad Católica, debido a molestias en el pecho.
Ese día, el sacerdote condenado por el Vaticano por abusos sexuales contra menores sufrió una angina inestable de tórax, lo que motivó a los encargados del Hogar de Ancianos San José, donde cumple sus condenas eclesiásticas, a llevarlo hasta el centro asistencial.
Cercanos a Karadima manifiestan que se trató de lo que comúnmente se conoce como un preinfarto y que en la operación le destaparon dos arterias, además de colocarle un par de stent.
Se evolución es considerada positiva y se espera que reciba el alta entre hoy en la tarde y mañana. Según detalló más tarde el hospital de la UC, Karadima se encuentra "estable".
“Es lo que les pasa a todas las personas que somos humanos, que de repente nos enfermamos y tenemos que ir al hospital”, dijo el cardenal Ricardo Ezzatti.
Karadima fue condenado a perpetuidad por el Vaticano a cumplir una vida de oración y se le impide realizar el ejercicio del sacerdocio.
La demanda civil que se presentó en su contra fue sobreseída por la prescripción de los delitos, aunque estos fueron establecidos durante la investigación.
Actualmente, un grupo de víctimas de Karadima, en el que están Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Murillo, apeló a la decisión del juez Juan Manuel Muñoz Pardo de rechazar la demanda en contra del Arzobispado por su responsabilidad en los hechos y la exigencia de una indemnización de $ 400 millones.