Universidad de Chile puso fin a una extensa racha de casi 23 años sin vencer a Colo Colo en el Estadio Monumental, cuando el pasado domingo 10 de marzo se impuso por la cuenta mínima y se quedó con el Superclásico 195.
Sin embargo, lamentablemente fuera de la cancha se escribió otra historia. La muerte de un barrista, otro en estado grave, hinchas agredidos y algunos incluso torturados, todo por el robo de un lienzo a la barra de Los de Abajo que fue exhibido por la Garra Blanca durante el partido entre albos y azules.
Una investigación de Reportajes T13, con inéditos registros, da cuenta de esta guerra entre las dos barras más populares del fútbol chileno, llevada a las calles y que hoy sufren los vecinos de diferentes comunas de Santiago.
Y es que lo que a ojos inexpertos podría ser una simple burla, en realidad se trató de una declaración de guerra. La exhibición de la Garra Blanca de dos lienzos oficiales robados a la barra de Los de Abajo provocó días posteriores de enfrentamientos a golpes, puñaladas y balazos.
Primero algo de contexto. Por ridículo que suene, robarse un lienzo constituye uno de los máximos insultos para una barra. Es una suerte de humillación, y bajo estos códigos todo vale. Tanto así, que diferentes facciones de Los de Abajo buscaron venganza. Patrullaron diversos sectores de la capital esperando enfrentarse a fanáticos albos. Lo peor de todo es que lo consiguieron.
Uno de los lienzos robados exhibidos pertenecía al grupo —o piño— de Los de Abajo conocido como Bombazul. Son de la población Santo Tomás, de la comuna de La Pintana. Pero, ¿por qué es relevante ese dato? Porque fueron ellos mismos los que casi queman una casa con el afán de prenderle fuego a un mural de la Garra Blanca en la comuna de La Granja.
Pero basta con agudizar un poco la mirada para notar que no sólo el fuego dejó marcas. Reportajes T13 constató diversos impactos de bala marcados en las paredes de madera que protegen a sus habitantes. Impactos que dejaron algunos recuerdos y que sólo de milagro no hirieron a vecinos que nada tienen que ver. Los vecinos agradecen haber tenido suerte esa noche, pero la irracional venganza de los barristas de Universidad de Chile quedó marcada en sus propiedades.
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Lejos de la cancha, estos no han sido los únicos hechos que han sido propagados por redes sociales. Diversos registros muestran las torturas que han sufrido barristas de uno u otro lado. Son formas instaladas de relación entre las barras, asustar a otros grupos y luego se pasa a la violencia pura y dura a través de armas. Incluso han existido amenazas con armamento de alto calibre.
De amenazas a la acción. El mismo día del partido, en la noche, en la Población San José de las Claras, en Puente Alto, a más de 15 kilómetros del estadio, un barrista colocolino casi pierde la vida.
Esta pugna en las calles ha llegado a tal punto que este último sábado un canchero del Estadio Monumental fue agredido por desconocidos cuando se dirigía a su trabajo vistiendo una indumentaria con la identificación de Colo Colo.
Pero la racha de violencia no quedó ahí. Al contrario, escaló. El caso más extremo ocurrió el mismo día del partido, cuando después del encuentro en calle Departamental, a sólo metros de una de las entradas a la Ruta 5, un piño colocolino proveniente de Llay-Llay pasó a comprar a una botillería del sector.
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De pronto, llegaron dos autos a toda velocidad. Desde su interior se bajaron al menos seis personas. Fue el comienzo de un ataque que se mantuvo por más 15 minutos. Fue en esa agresión que resultó asesinado José Alejandro Tapia Cortés, de 28 años. Oriundo de Llay-Llay, vino a la capital exclusivamente a ver un partido de fútbol. Fue herido de muerte por una bala a sólo metros del bus que lo llevaría de vuelta a su hogar.
La familia de José Tapia evalúa presentar una querella por homicidio que le permita dar con los responsables. Pero existe una dificultad. Si bien, las agresiones están registradas, no existen cámaras de seguridad que muestren el momento exacto en el cual recibió el disparo mortal.
Está dicho. Las dos barras más peligrosas del país están en pugna. Así lo han hecho saber a través de las redes sociales con desafiantes mensajes que hoy tienen a las familias lejos de los estadios. El cáncer del fútbol chileno.